• La innovadora propuesta de la fundación Hugger Island llegará a un grupo de excombatientes en el Chocó, con un mensaje de reconciliación.
• Hasta allí viajarán cerca de 300 muñecos abrazadores que servirán para adelantar procesos de construcción de confianza y elaboración de duelos.
La idea del abrazo enlaza la aventura académica de una emprendedora eafitense por Alemania; el sueño de casa digna de una mujer del barrio Altos de la torre, en Medellín; la necesidad de compañía de niños, jóvenes y adultos de la capital antioqueña, y la esperanza de una nueva vida de 200 excombatientes.
El elemento común a estas realidades es Hugger Island (Isla de los Abrazadores), un proyecto nacido en la mente de Viviana Otálvaro Guzmán, ingeniera de diseño de producto de EAFIT, cuya persistencia le permitió viajar a Alemania y conseguir la asesoría del instituto The DO School para convertir una idea para que unas 4000 personas, entre niños enfermos del corazón; pacientes en pabellones de oncología; adultos en situación de calle; estudiantes de colegio, y víctimas de maltrato y abuso sexual, encontraran un gesto reconfortante.
En la fundación Hugger Island se generan, además, oportunidades productivas para 11 mujeres desplazadas que viven en Medellín, cuyas manos han construido cerca de 4000 abrazadores, muñecos de trapo sin rostro y con un corazón de tela cuyos brazos largos les facilitan abrazar a quienes se sienten solos, enfermos o, en el caso de los excombatientes de las Farc apostados en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Silver Vidal Mora, en la vereda Brisas, entre los municipios de Riosucio y Carmen del Darién (Chocó), temerosos o ansiosos por empezar una vida nueva en la sociedad.
Hasta allí llegará Hugger Island con el fin de participar en el Festival Selva Adentro, una iniciativa de construcción de paz a través del arte, organizada por la Red Cepela y la Escuela de Danza Bailes Afroantillanos, en la que se presentarán, entre el 1 y 8 de octubre, grupos de teatro locales junto a otros venidos de Medellín, Cali, Manizales, Necoclí (Antioquia) y Bogotá.
Allí, según Viviana "los excombatientes construyeron escenarios y armaron grupos de teatro para representar diferentes obras y otras actividades artísticas, académicas y de danza. También se realizará Fuegos nocturnos, un encuentro entre docentes, artistas, excombatientes y demás asistentes en un espacio más íntimo. En esa actividad donaremos 15 abrazadores a los hijos de los excombatientes, entre 6 y 12 años de edad, con la ayuda del sanador mago, quien viene a sanar los traumas de estos pequeños, cuya tarea será defender el proceso de paz a largo plazo".
Otras dos donaciones incluirán abrazadores para 200 excombatientes y 70 asistentes al festival, con el objetivo de permitir un intercambio de abrazos cargado de significado: una calurosa bienvenida a los primeros a la sociedad y una ofrenda de confianza y compromiso por parte de ellos. El abrazador incluirá un libro especial para que quienes dejaron las armas imaginen un oficio dentro de la vida civil a la que ingresan. Objetivo claro
Para Febe Chancí Pino, una de las tejedoras que da forma a los abrazadores, es claro el objetivo a conseguir con los hombres y mujeres que recibirán este detalle en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación: "Si esas personas se sienten solas pueden abrazar el muñeco y contarle sus penas, porque uno a veces habla solo, para darse ánimo, y me imagino que ellos harán los mismo", afirma.
Y es que su propia vida viene cambiando gracias a esta iniciativa, permitiéndole a ella y a las mujeres de 10 y 19 años de edad que conforman su hogar, pasar de tener una casa de tablas a dar forma a un hogar de ladrillo y cemento, un logro material que ella no se cansa de agradecer.
Febe tiene aún en la memoria los momentos vividos durante la entrega de los abrazadores donados a hospitales, lo cual es posible gracias al modelo solidario con el que trabaja Hugger Island: las personas pueden comprar un abrazador, que incluye un libro con la historia del mismo, o pagar dos y donar el segundo.
Este método permite a Febe decir a las personas a quienes ella y sus compañeros entregan el fruto de su trabajo, que se trata de un regalo enviado por un desconocido. "Entramos a las habitaciones de los enfermos y ellos se sorprenden y empiezan a hacer preguntas para saber quién les envió el detalle. Cuando les explicamos el propósito del muñeco se alegran, algunos se ponen a llorar y me hacen llorar", recuerda.
La apuesta de Hugger Island para el Festival Selva Adentro es conseguir la donación de entre 215 y 300 abrazadores, representantes del gesto más instintivo de demostración de afecto: el abrazo. Pretenden también acompañar la entrega de los muñecos con un taller reflexivo a propósito de la eliminación del miedo y el poder del encuentro con el otro.
"Queremos trabajar por el proceso de paz e involucrar a mucha gente en el país para que done abrazadores. Hemos recogido ochenta, pero buscamos brindarle al Chocó la posibilidad de este abrazo, el cual, desde el punto de vista médico, ayuda mucho en la recuperación física: si te sientes bien anímicamente tu cuerpo es más resistente en el ámbito inmunológico, duermes mejor y tienes más capacidad de recuperación del dolor. El abrazador y el libro nos permiten trabajar procesos de elaboración de duelos y hallar lo que se esconde detrás de la rabia y la tristeza". Mayores informes para periodistas
Alejandro Gómez Valencia
Área de Información y Prensa EAFIT
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