El suelo del Suroeste antioqueño: una historia de relaciones y “bichos” incomprendidos

Autor: Juan Carlos Luján Sáenz.

Periodista, Magíster en Comunicación Transmedia

​jlujans@eafit.edu.co 

El suelo es un pilar de los procesos ecosistémicos. En un suelo sano ocurren las relaciones que hacen posible la buena salud de todos los seres vivos, incluidos los seres humanos. El Observatorio de Suelos y Ecosistemas del Suroeste Antioqueño (OSESA), liderado por EAFIT, busca monitorear la salud de los suelos y los ecosistemas de esta región biogeográfica, donde se está presentando un cambio acelerado, de una vocación agrícola a una habitacional. Es importante volver los ojos al suelo.​

¿Alguna vez te han suministrado penicilina para combatir una infección? Puede que algún día la necesites para estar sano, y te la apliquen por vía oral, intravenosa o intramuscular. Antes de la aparición de este antibiótico, la gente, en especial los niños, morían con frecuencia por infecciones bacterianas.​

Fue en 1928 cuando el científico escocés Alexander Fleming descubrió la acción bactericida de un moho dentro de un cultivo bacteriano. ¡De un moho!​ , o como lo llama el biólogo Nicolás Montoya Rojas, “un bichito del suelo".​

Nicolás Montoya dice que el mismo suelo que pisas cuando sacas al perro a pasear todos los días, lo vemos como la mugre que se nos pega de los zapatos. Sin embargo, pocas veces observamos y escuchamos la vida que emerge de él. Aunque lo vemos claramente, entendemos poco de todo lo que sucede en él, es como una caja negra.​

¡Ojo a lo que pisas!​

Una porción de suelo se parece a una ciudad con sus habitantes, infraestructura y conexiones. Esa es la semejanza que usa Nicolás Montoya con los aliados y clientes de SaBio, un emprendimiento que fundó a partir de su trabajo de grado como biólogo en EAFIT.​

Esta empresa de base científica es una de las aliadas del Observatorio de Suelos y Ecosistemas del Suroeste Antioqueño (OSESA), liderado por EAFIT, y del que también hacen parte organizaciones como Comfama.​

OSESA nació a comienzos de 2024 bajo el liderazgo del investigador Nicolás Pinel Peláez, profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT. Allí, los que tienen bien puestos los pies sobre el suelo –o bueno, sobre la tierra– estudian lo que sucede en municipios como Valparaíso, Támesis y Tarso, en la Provincia Cartama, en el Suroeste antioqueño.​

Lo que busca el observatorio es establecer una línea base y monitorear la diversidad biológica de estos territorios para identificar posibles vacíos o ausencias de algunos grupos biológicos y de relaciones ecosistémicas que deberían estar en ese suelo.​

¿Quiénes se la llevan bien?​

El profesor Nicolás Pinel explica que las plantas han evolucionado durante casi trescientos cincuenta millones de años a partir de las relaciones que establecen con bacterias, hongos y otros organismos que habitan en el suelo.​

Si, por ejemplo, una planta necesita molibdeno para sus procesos biológicos, buscará estimular la relación correcta con un organismo que movilice este mineral esencial desde el suelo para poder tener la cantidad que requiere, cuando la requiera.​

El suelo, un sistema complejo, es mucho más que la mugre que se nos pega en los zapatos.​

​“OSESA toma una foto del territorio mediante el estudio de los suelos –en este caso del Suroeste Antioqueño– para mirar dónde están y qué están haciendo los bichitos de esos​​ suelos en un instante preciso, cómo se relacionan entre sí, o cuáles no están presentes, lo cual, en algunos casos, podría afectar la salud del ecosistema".​

​​—​ Nicolás Montoya Rojas​​, Biólogo de EAFIT y cofundador del​ OSESA.​

El reto es entender el suelo como el pilar del paradigma de la “buena salud". La salud del suelo es necesaria para la salud animal, la salud humana y la salud ambiental. Si algo busca OSESA es que el suelo y los procesos ecosistémicos que emergen de él, hagan parte central de la conversación sobre las transformaciones del Suroeste antioqueño.​

Sanar el suelo​

Para sanar el suelo hay que buscar soluciones en la naturaleza. Para el profesor Nicolás Pinel, el camino es fomentar las relaciones que ya sabemos que existen en el suelo y en los ecosistemas saludables para que estos puedan encargarse de garantizar, por ejemplo, una alimentación sana y un sistema alimentario resiliente.​

“Las plantas que nos sirven de alimento crecen en un contexto de relaciones. Ellas producen los fitoquímicos –que para nosotros son antioxidantes y anticancerígenos– para defenderse de los patógenos que las atacan", explica el investigador. ​Gracias a las relaciones complejas que existen entre las plantas y otras formas de vida se fortalece todo el sistema. Esto, por extensión, beneficia en gran medida a los seres humanos.​

“Estudiar la salud del suelo es estudiar un sistema complejo, porque en el suelo se manifiestan cinco variables distintas: la geología –formación de los suelos–, la topografía –configuración de la superficie–, el clima, los fenómenos biológicos y el tiempo. Si no partimos de la salud del suelo, no le apuntamos al concepto de salud en los ecosistemas".​

— ​​Nicolás Pinel Peláez, doctor en Microbiología y docente investigador de la Universidad EAFIT.​

En el trópico​

¿Qué es un suelo sano en el Suroeste? Como lo subraya el biólogo Nicolás Montoya, el contexto es determinante para estudiar la salud del suelo, pues no es lo mismo estudiar un suelo de Antioquia que, digamos, uno de los Países Bajos.​

En nuestro caso, el objetivo es entender los suelos tropicales, desde las selvas húmedas hasta los páramos. También los suelos fértiles y aquellos en los que se depositan los registros fósiles de nuestro país. Cada suelo ofrece oportunidades de descubrimiento y aprendizaje únicas.​

Además, es preguntarse por los cambios en el uso del suelo. En la Provincia Cartama, al Suroeste de Antioquia, la vocación agrícola y los bosques han perdido terreno frente a la ciudad-pueblo, y uno de los objetivos de OSESA es proporcionar las herramientas y el soporte científico para decidir qué acciones tomar durante este proceso.​

De ahí la importancia de la participación del sector público y privado en esta sinergia liderada por la academia. Con su empresa SaBio, por ejemplo, Nicolás Montoya entrega herramientas a productores agrícolas para monitorear, entender y mejorar sus suelos.​

Pala, cámaras y datos​

¿Cómo trabaja un observatorio de suelos y ecosistemas? Es toda una expedición científica y tecnológica que incluye salidas de campo, toma de muestras de suelo y fotografías de distintos tipos de cobertura vegetal: bosque nativo, bosque degradado, pastura, pastura afectada por ganadería, pastura recuperada con ganadería y cultivos de aguacate y de cacao, entre otros.​

A esto se le suman el uso de datos de fuentes secundarias y la modelación de los suelos, el clima, los cambios de cobertura y las transformaciones del ecosistema. Toda esta información se analiza, se convierte en conocimiento y se presenta a diversos actores que necesitan comprenderlo y tomar decisiones sobre el territorio.​

Suelo y cambio climático​

Una preocupación sobre el buen uso del suelo es cómo se mitiga y cómo se adaptan los ecosistemas al cambio climático. "Gran parte de los problemas que tenemos hoy en la atmósfera terrestre se deben al mal manejo del suelo", explica el investigador Nicolás Pinel, para quien no hay mejor estrategia ante el cambio climático que fortalecer la salud del suelo.​

Un terreno con una buena cobertura vegetal aumenta la cantidad de carbono orgánico capturadodesde la atmósfera. Además, durante tiempos de sequía, los suelos con más materia orgánica retienen mejor la humedad. ​Si, por el contrario, el suelo está descubierto, se libera gas carbónico, lo cual aumenta el efecto invernadero y contribuye al aumento de la temperatura global promedio.​

El suelo tropical sano es biodiverso y tiene relaciones saludables que repercuten también en la salud humana. Como dice Nicolás Montoya, el suelo es el resultado de todo lo que pasa sobre él y de todo lo que pasa dentro de él.​

El microbioma o “comunidad de bichitos" del suelo tiene mucho que enseñarnos sobre la salud. Sus formas de relacionarse tienen eco en la superficie y en la atmósfera, y en la vida de cada uno de nosotros.​​

 

Divulgación científica estudiantil

Sebastián Correa es estudiante de Biología y coordinador del Semillero de Investigación en Microbiología y Astrobiología de EAFIT. Junto a sus compañeros de carrera adelanta el proyecto de investigación formativa Posicionamiento de los microorganismos como actores fundamentales para el mantenimiento de los bosques andinos a través de la divulgación científica.

El trabajo lo hacen en la Reserva El Globo, ubicada en La Cuchilla, en el municipio de Támesis. Allí, han tomado muestras de suelo que hacen parte del conjunto inicial de datos de OSESA.

“La estrategia de divulgación incluye una ruta guiada para visitantes, estudiantes y turistas en la Reserva El Globo, donde aprenderán sobre las diferentes relaciones entre los microorganismos del suelo y cómo estas influyen en otras formas de vida, como las orquídeas. También aprenderán sobre el proceso geológico de formación de la cordillera de los Andes y todo esto se conectará con contenidos audiovisuales para internet y con publicaciones científicas”.

Sebastián Correa Gallego​, estudiante de Biología EAFIT.

El reto actual del semillero es divulgar el rol de los microrganismos en las interacciones biológicas de los Andes tropicales, un escenario privilegiado para comprender la biodiversidad del país.

 

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La ciencia en las manos

Imaginantes de mundos en la divulgación científica.

En este texto exploramos la representación de las personas con discapacidad en la divulgación científica.[1]

Esto incluye a aquellas personas que, a partir de una condición física, psicosocial, intelectual o sensorial, se encuentran con barreras que puedan impedir, en el largo plazo, su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.

Si lo consideramos una oportunidad, este puede ser el inicio de la construcción de acciones de divulgación científica en la ciudad y en el país ejecutadas por personas que encarnan la diversidad.

Por eso, aquí incorporamos algunas voces de aquellas personas que enfrentan desafíos cotidianos y, con su trabajo y posiciones de incidencia, luchan para facilitar su resolución y abrir espacios para poder vivir plenamente, ya que esta población vive el encierro desde todas las miradas, la privación de sus voces, de sus señas y de sus voluntades. Aún así, quiere salir al mundo.

Contexto

La comprensión de la discapacidad está influenciada por el contexto histórico. Se plantean tres modelos: el modelo médico, el modelo social y el modelo de la representación.

Por un lado, está el modelo médico, en el que la discapacidad se ve como una desviación de la norma biológica que necesita ser corregida o mitigada para que la persona pueda funcionar dentro de los parámetros considerados "normales" por la sociedad.

En los años sesenta emerge el segundo modelo: el modelo social de la discapacidad. Este modelo marca un punto de inflexión en su comprensión, ya que cuestiona la percepción tradicional que centra la discapacidad en la persona y sitúa el problema en un entorno que no realiza los ajustes razonables.

Este cambio de perspectiva ha llevado al desarrollo de enfoques innovadores en el diseño de espacios y experiencias accesibles. Algunas empresas que se especializan en diseño universal ejemplifican este avance. BUA, por ejemplo, se dedica a crear productos, espacios y experiencias con un enfoque en diversidad, equidad e inclusión (DEI). La premisa es que el diseño de espacios físicos y experiencias tradicionales tiende a ser excluyente, y que simplemente pertenecer no es suficiente; es crucial asegurar una representación adecuada.

Las voces

Los medios de comunicación que se dedican a divulgar la ciencia juegan un papel crucial en la transformación. En el cine, por ejemplo, la falta de representación de personas con discapacidad contribuye a su invisibilidad y cuando se les representa desde una perspectiva inspiracional se perpetúan estereotipos y se refuerza su exclusión.

Por tanto, el último paradigma, centrado en la representación, propone pasar de la inclusión a la participación. Aquí, los medios de divulgación científica son actores fundamentales en los procesos de comprensión acerca de la diversidad. Son los llamados a plantear una estrategia de comunicación y divulgación que rompa con varios mitos asociados.

Hasta este momento, hemos explorado poco la conexión entre la divulgación científica y la población con discapacidad. Esta omisión se debe a que, hasta ahora, nos encontramos frente a una hoja en blanco, un espacio por llenar.

Bien es cierto que existen algunos avances en la ciudad, pero el desafío está en avanzar más allá de la mera accesibilidad. Para ello, hay que reconocer que, históricamente, las personas con discapacidad han sido presentadas de forma despectiva, lo cual impide la comprensión de su realidad.

Durante más de cincuenta años, en Colombia existió el régimen de interdicción, el cual despojó a las personas con discapacidad de sus derechos e hizo que terceros tomaran decisiones en su nombre, vulnerando su autonomía.

“Hoy no se les ata físicamente las manos a las personas sordas, pero se les excluye de los grandes debates del país, se les considera sujetos pasivos, a lo sumo receptores de información en una lengua ajena a la suya. Establecer un diálogo con esta población sería un gesto de reparación histórica", como lo dijo Arturo Charria, politólogo y literato.[2]

Corporación Parque Explora, con modelos táctiles para personas ciegas

Universidad EAFIT, con la elaboración de contenidos con representación de la población

​Universidad de Antioquia: gracias al activismo de las comunidades sordas, cuenta con más de treinta intérpretes de lengua de señas colombiana, e​studiantes sordo señantes en la UdeA

[1] Hemos decidido utilizar este término, dado que los entrevistados generalmente lo emplean. Sin embargo, existe el término diversidad funcional. En el contexto colombiano, esta denominación invisibiliza los ajustes necesarios. Este término surge en un entorno en el que hablar de “diversidad" es más natural y hay más accesibilidad. Tampoco consideramos otro término existente, “disca", acuñado por Diana Vite Hernández, que busca eliminar la discusión sobre la “capacidad". Además, “discapacidad" es como lo ha establecido la convención sobre los derechos de esta población.

[2] Charria, A. (24 de febrero de 2016). La paz también es con los sordos. El Espectador. 

La paz también es con los sordos

 

 Perspectivas anticapacitistas en la divulgación científica 

Aquí se enunciarán algunas ideas que nos permitirán pensar la divulgación desde la representación.

  1. Percepción: el primer paso es cuestionar nuestras percepciones sobre la población con discapacidad. Debemos abandonar el modelo lastimero o de admiración, ya que ambos son igualmente dañinos.
  2. Contexto: cuestionar cuáles son nuestros grupos de interés permite definir el compromiso con la accesibilidad, que es un derecho, no una opción. Los avances en la terminología y la comprensión de la diversidad funcional son significativos, pero es necesario un esfuerzo mayor en la educación de la sociedad con respecto a las situaciones anexas a la diversidad.
  3. Medios: la accesibilidad a convocatorias e información es crucial para la participación activa. Es importante utilizar diversos medios y enfoques, y explorar nuevas formas de comunicación. Para esto se deberá:
    Incluir interpretación a lengua de señas colombiana y formar a personas sordas para que presenten estos contenidos.
    Adaptar los textos a lectura fácil para garantizar la comprensión, validando estos contenidos con personas con discapacidad intelectual.
    Agregar textos alternativos a contenidos audiovisuales para permitir el acceso a personas ciegas con sus lectores de pantalla.
  4. Necesidades: es fundamental acercarse a las comunidades para entender sus requerimientos y deseos y explorar de manera colaborativa. Es usual que, en muchos proyectos de ciencia y tecnología –en los cuales está asociado un ser humano dentro de sus procesos de creación o experimentación–, los investigadores no tengan en cuenta una mayor diversidad del público. Falta entrenamiento para que los investigadores tengan en cuenta estos aspectos, y para que los consideren no como un criterio importante, sino como uno necesario.

En suma, la práctica de la divulgación científica implica un análisis de nuestros prejuicios para dar lugar a voces subrepresentadas, evitando caer en el exotismo y la instrumentalización.

En la búsqueda de una sociedad equitativa, es imperativo que las personas con discapacidad no solo sean incluidas, sino que también lideren y definan los espacios: pasar de la inclusión a la participación activa y significativa. Esto no solo enriquece el conocimiento, sino que también desafía y redefine las estructuras tradicionales que perpetúan la exclusión.

Al romper con los modelos capacitistas y abrir paso a la representación, avanzamos hacia un futuro en el que la ciencia está verdaderamente cada vez más cerca de nuestras manos.​​

Este artículo fue posible gracias a los referentes transgresores y disruptivos que inspiraron su contenido:

Juanpish, activista e influencer, con quien podrás dialogar sobre sexualidad y discapacidad, trabajo social, luchas de la población LGTBIQ+ y mucho más. Síguelo en redes como @juan.pish.

Adriana Villa, ingeniera biomédica especializada en rehabilitación, magíster en Ingeniería con énfasis en Diseño de EAFIT.

C​​arl​os Mario Jaramillo, persona ciega y cisgénero, abogado, especialista y magíster en Seguridad Social. Docente de posgrado en el CES y en EAFIT y miembro del Equipo de Discapacidad de la Secretaría de Inclusión Social y Familia de Medellín.

Cristian Andrés​ Díaz León, jefe del pregrado en Diseño Interactivo, doctor en Ingeniería de la Universidad EAFIT, magíster en Informática de la Universidad EAFIT e ingeniero biomédico de las universidades EIA y CES.​​​

Texto:

María Antonia Soto Sánchez, magíster en Educación Inclusiva e Intercultural.

 

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Tecnologías para comprender lo que se filtra por la nariz

Ciencia y desarrollo tecnológico para la gestión ambiental del Área Metropolita​na.

Autor: Jonathan Montoya Corre​a​

Periodista, Magíster en Comunicación Transmedia.

jmonto74@eafit.edu.co​​

Ilustración: Carolina Arango Hurtado​.

carang25@eafit.edu.co​ 

La forma más común de estudiar la contaminación del aire es con sensores en tierra que miden las emisiones de origen natural y humano que llegan a la altura de nuestra nariz.

Sin embargo, la atmósfera terrestre es mucho más extensa: llega hasta los 10.000 kilómetros de altura.

Por eso, investigadores y profesores de la Universidad EAFIT, en alianza con otras universidades de Colombia, van más allá para comprender las partículas contaminantes en el aire, gracias a herramientas ópticas, matemáticas y computacionales, que aportan información y metodologías valiosas para la gobernanza ambiental y la gestión del riesgo.​​​

Cada nueve nanosegundos se dispara un rayo láser hacia el cielo. Cada pulso de luz choca con diversas partículas suspendidas en la atmósfera,​ transformándose, cambiando su dirección y longitud de onda. Todo esto lo observa un telescopio en tierra y luego analiza un computador de alto desempeño.

Este método permite estimar la altura de las partículas contaminantes, su cantidad, su forma y su composición química. En resumen, el rayo láser detecta la polución del aire a una escala mucho mayor que la que pueden los sensores en tierra.

Todo esto es posible gracias a una tecnología llamada LiDAR (por su nombre en inglés: light detection and ranging), un sistema de medición y detección de objetos mediante láser, que es uno de los instrumentos empleados en el programa de investigación aplicada 4Dair.

​"La diferencia entre estudiar la calidad del aire y la polución atmosférica es que la primera se refiere a lo netamente urba​no, a una ciudad como Medellín, por ejemplo. La segunda busca entender el fenómeno a ni​vel macro, con todos sus impactos locales, nacionales, regionales e internacionales"​.

​​—​ Elena Montilla Rosero, investigadora líder del Proyecto 4Dair en EAFIT.

 El proyecto 4Dair

Pronunciado en inglés for the air, “4Dair" es un juego de palabras que significa “por el aire". Este programa de investigación, financiado por MinCiencias, busca entender la polución atmosférica en las ciudades de Bogotá, Medellín y Cali. Participan profesores de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de EAFIT​, en alianza con académicos de las universidades Nacional, La Salle y del Valle.

Desde EAFIT, 4Dair está liderado por Elena Montilla Rosero, doctora en ciencias físicas e investigadora del Grupo de Óptica Aplicada. El programa se desarrolla en tres fases: la primera comprende el desarrollo de tecnologías de medición y estimación, la segunda implica la caracterización química de materiales particulados en la atmósfera a partir de técnicas geoambientales y la tercera propone modelos matemáticos para predecir estos fenómenos en el futuro.

Además de la tecnología LiDAR, el programa 4Dair despliega otras tecnologías convergentes aplicadas al estudio y a la toma de decisiones sobre la contaminación atmosférica de las ciudades ubicadas en el valle de Aburrá y de otras áreas metropolitanas del país.

Sensores in situ, instalados en puntos estratégicos del valle de Aburrá y de otras ciudades del país. Están dotados con sensores de gases y de partículas contaminantes y fueron desarrollados por la spin-off de EAFIT Simple Space, la misma que en 2018 lanzó un microsatélite espacial creado a partir de una lata de gaseosa.

Espectómetro solar (DOAS), ubicado en la terraza del Bloque 38 de EAFIT, recibe la radiación solar y, a partir de técnicas de óptica aplicada, determina la concentración y composición química de los gases contaminantes de la atmósfera. Esta tecnología fue desarrollada por la Universidad del Valle, una de las instituciones aliadas del programa 4Dair.

Estudiar la contaminación atmosférica requiere de un análisis multidimensional; no es un problema exclusivo de una ciencia. Es por eso que en el programa 4Dair convergen la física, las matemáticas, la geología ambiental y la biología, que son integradas gracias a la ingeniería y aplicadas al desarrollo tecnológico, la innovación y la apropiación social del conocimiento.​

Cada año, según indicadores de la Organización Mundial de la Salud, se producen alrededor de siete millones de muertes en todo el mundo debido a la contaminación atmosférica. Unas trescientas mil solo en el continente americano. 

La ruta del dato

El programa de investigación 4Dair busca generar conocimiento e información pertinente para la vigilancia atmosférica y la toma de decisiones por parte de las autoridades ambientales y la ciudadanía.

Además, podría complementar la capacidad tecnológica del Sistema de Alertas Tempranas del Valle de Aburrá (SIATA).

Este sistema ayuda a identificar y predecir la ocurrencia de fenómenos, naturales o provocados por el ser humano, que pueden alterar las condiciones ambientales de la región, suponiendo riesgos para la vida.

Para eso, SIATA vigila y analiza una gran cantidad de datos sobre el clima, la meteorología y la hidrología del valle de Aburrá las veinticuatro horas de los siete días de la semana, lo cual permite entender los fenómenos y contribuye a la prevención de situaciones de riesgo. La ruta es la siguiente:

Ocurrencia del fenómeno → Monitoreo y generación del dato → Transmisión del dato → Análisis del dato → Generación de información relevante para las comunidades a partir del dato → Entrega de información a las comunidades y autoridades ambientales → Divulgación científica alrededor de la información → Evaluación del impacto de la información.

SIATA es un proyecto estratégico para la gestión ambiental y de riesgos del Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la Alcaldía de Medellín, operado por la Dirección de Innovación y Desarrollo Tecnológico de EAFIT. Pone al servicio de la ciudadanía del segundo centro urbano más poblado de Colombia toda la capacidad de generación de nuevo conocimiento, desarrollo tecnológico e innovación social de la universidad y sus aliados académicos, gubernamentales y sociales.

“¿Cómo lo hacemos? A partir del conocimiento profundo de lo que pasa en el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación (CTeI) del país y lo que sabe hacer la comunidad investigadora de EAFIT para solucionar problemas concretos. Detectamos necesidades en el entorno y las conectamos con nuestras capacidades de CTeI".

​​—​ Camilo García Duque, director de Innovación y Desarrollo Tecnológico de EAFIT.

Tecnología para decidir​

La operación de un proyecto estratégico como SIATA ha evidenciado las capacidades científicas de la Universidad EAFIT en temas de meteorología, hidrología, generación de dispositivos y sensores de monitoreo ambiental con internet de las cosas, y divulgación y apropiación social del conocimiento para la toma de decisiones, así como el constante desarrollo de tecnologías convergentes que facilitan la captura, transmisión, procesamiento y analítica de datos.

Todo esto ha contribuido a la comprensión de los fenómenos complejos que intervienen en la gestión ambiental de un territorio como el valle de Aburrá.

La ruta nos lleva desde los fenómenos de la naturaleza hasta su comprensión, gracias a la tecnología y a la toma de decisiones basadas en la evidencia. La ciudadanía y las autoridades demandan mejores herramientas e información pertinente para poder gestionar mejor los sistemas naturales y los riesgos ambientales de sus territorios.​

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​¿Por qué los hombres lloran con el fútbol?

Autores:

Valentina Sanclemente Pérez, antropóloga, magíster en Estudios del Comportamiento.

Mariam Abisaad Janna, psicóloga, magíster en Estudios del Comportamiento.

Ilustraciones:​ Ricardo Macía.

I. El gol anulado que marcó a una nación

Desde antes del partido se sentía la tensión. Enfrentar a Brasil en su casa era difícil, muy difícil.

Los brasileros anotaron muy pronto, PERO SEGUÍAMOS CON LA FE INTACTA.

Hasta el minuto 65.

Tiro libre cobrado por James. El balón llega al centro del área. Quedó para Mario Alberto Yepes. Pateó al arco y gol. Un gooool. El del empate, la alegría, la euforia, los gritos, los abrazos. Luego llegó otro gol, pero fue anulado y al final perdimos 2-1.

En pocos momentos de la vida se siente cómo se unifica este país y también cómo luego se cae a pedazos otra vez.

Vi cómo se le llenaron de lágrimas los ojos a Checho Guzmán, un amigo ingeniero, ese histórico 4 de julio. Él mismo lo describió así: “Lloré en el momento en que se acabó el partido. Estábamos con mis amigos. ¡No puede ser verdad! Lloré al instante. Para mí fue muy duro”.

Quizá sea uno de los pocos días en los que él ha llorado.

II. Cancha y corazón: el partido emocional masculino

Así como el balón rueda por el campo, las emociones de los hombres encuentran en el fútbol una vía de escape y de expresión.

La tristeza por una derrota o los gritos por una victoria son expresiones auténticas que rara vez se permiten en otros contextos. Tal vez, cuando dejan salir lo que sienten no lo hacen exclusivamente por lo que están viviendo en ese momento, sino por todo lo que han venido guardando.

Y es que el fútbol refleja la lucha interna de los hombres con sus propias emociones, en un lugar donde lágrimas y gritos son bienvenidos, en un refugio donde la vulnerabilidad se viste de pasión.

No es el deporte en sí mismo lo que permite esta expresión emocional, sino la conexión con otros que comparten la misma pasión. Al estar rodeados de quienes se comportan de manera similar, los hombres se sienten seguros para expresarse libremente, y esto los lleva a crear una comunidad sólida y comprensiva.

Desde el principio de los tiempos, la sociedad ha moldeado a los hombres con una armadura de berraquera emocional. Algunos estudios recientes[1] hablan de la “crisis de desconexión" que muchos hombres enfrentan desde pequeños.

Esta desconexión se refleja en la tendencia a mentir sobre sus emociones: el 22 % de los hombres encuestados admite ocultar sus verdaderos sentimientos, más del doble de las mujeres (10 %).[2]

Entonces, el fútbol –y el deporte en general– actúa como una red de apoyo, un espacio donde la identidad y el sentido de comunidad se fortalecen.

La lealtad a un equipo y las experiencias compartidas con amigos y familiares brindan un entorno seguro en el cual la expresión emocional es aceptada y valorada.

[1] Way, N. (2013). Deep secrets: Boys' friendships and the crisis of connection. Harvard University Press.

[2] Mental Health Foundation. (2016). I'm Fine Campaign. Mental Health Foundation. https://ncps.com/blog/posts/i-m-fine-campaign

III. Estrategias​ e​​mocionales inspiradas en el fútbol

 

El deporte no solo hace evidente la capacidad de los hombres para sentir profundamente, sino que también invita a reconsiderar las normas tradicionales de masculinidad que los restringen.

Por eso, aquí identificamos algunas red flags dignas de revisar con el VAR. La siguiente es una guía para adentrarse al mundo emocional masculino y entender cuáles pueden ser algunos comportamientos que suelen presentar.[4]

Jugando en solitario: observa si se queda en la banca, evitando el juego en equipo y prefiriendo enfrentar sus problemas solo cuando normalmente no es así. Puede sentirse más cómodo evitando el contacto emocional directo y enfrentando sus desafíos en silencio.

Tomando el tiempo extra: presta atención si recurre al alcohol, drogas u otras sustancias como una forma de escapar de sus problemas emocionales. Como el jugador que quiere ganar tiempo, puede intentar prolongar la sensación de alivio temporal, pero eventualmente tendrá que verse la cara con el juego real.


El golpe directo al arco: verifica si hay cambios bruscos, como irritabilidad o agresividad, que podrían ser señales de malestar emocional subyacente. Esto quizá sea un intento de desahogo emocional, pero también tiene el potencial de ocasionar daños para él y los que lo rodean.

El balón desviado​: está alerta ante señales de falta de dirección o interés en la vida diaria, como descuido personal o falta de participación en actividades que antes disfrutaba.


El fuera de juego mental: escucha si habla sobre sentirse atrapado, sin encontrar una forma de avanzar. Frases como “no vale la pena", “todo es inútil" o “sería mejor si no estuviera aquí" pueden indicar que necesita ayuda rápida para volver al campo.

El pase final: está atento a comportamientos autodestructivos, como conductas de riesgo o hablar sobre querer hacerse daño. Como una asistencia cerca del área, estos comportamientos pueden poner en peligro su bienestar y necesitar intervención inmediata para evitar consecuencias graves.

Reconocer estas alertas puede llegar a ser de gran utilidad para la prevención de enfermedades a futuro y para reducir el riesgo de situaciones de peligro.

Así como en el fútbol, la vida puede ser un terreno en el que las emociones se expresan libremente y se celebran en comunidad.

[4] Las conductas base de estos comportamientos están tipificadas en la Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5. Asociación Americana de Psiquiatría.

Esta guía fue construida como elemento complementario del trabajo de grado de la maestría en Estudios del Comportamiento, en el que se realizó una intervención comportamental para aumentar la intención de expresar las emociones en hombres en la ciudad de Medellín.
​​​
Ver​ trabajo de grado

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Guía cotidiana del habitante urbano para reducir los impactos del cambio climático

Colombia es altamente vulnerable a los impactos del cambio climático. De hecho, todos los municipios del país presentan algún tipo de riesgo por este fenómeno, y regiones como la baja Amazonia, el sur de la Orinoquía y buena parte de las principales ciudades capitales de las regiones andina y Caribe evidencian riesgo climático muy alto.​​

En el país, las variables que más contribuyen a elevar el riesgo están directamente asociadas con nuestra vida urbana.​

Incluso, es posible afirmar que la capacidad para responder a los retos que nos impone el futuro dependerá de la manera en la que habitemos las ciudades.

Esta guía presenta algunas opciones sencillas, viables y prácticas que pueden mejorar nuestra vida en la ciudad y llevarnos a tomar decisiones que contribuyan a proteger los sistemas naturales que soportan nuestro día a día.​​​​​​

1. Combo transportador

Perder el tiempo en embotellamientos o filas interminables para encontrar un sitio de parqueo es cosa del pasado. Ahorra tu tiempo y dinero caminando o viajando en bici de manera cómoda y segura con este combo de infaltables. Si tu lugar de estudio o trabajo está cerca, usa estos modos de transporte para tus desplazamientos. Casi la mitad de los viajes que se realizan en auto en el valle de Aburrá son a distancias menores de 5 km.[1] En bici, esto sería un trayecto de aproximadamente quince o veinte minutos. ¿Te imaginas cómo lucirían nuestras ciudades si las personas decidieran dejar su auto en casa y tomar nuestro combo transportador cada mañana?

​[1]Área Metropolitana del Valle de Aburrá (2017). Encuesta de Movilidad Origen y Destino 2017. 

 

2. ​Procesa-residuos

En el valle de Aburrá se producen mensualmente 72.904 toneladas de residuos sólidos residenciales, lo que equivale, aproximadamente, al peso de unos 48.000 automóviles. De esa cantidad, el 61 % es materia orgánica,[2] recolectada y transportada 57 km hasta el relleno sanitario de La Pradera. El procesa-residuos es la respuesta que quizá no estabas buscando, pero te permite gestionar de manera autónoma tus residuos orgánicos desde la comodidad de tu apartamento y sin generar malos olores. Necesitas tres baldes de pintura de 20 l, una tapa para uno de los tres baldes, ocho tuercas con sus arandelas y una familia de lombrices rojas californianas.

[2] Universidad Nacional de Colombia, Cornare, Corantioquia y Área Metropolitana del Valle de Aburrá (2012). Plan de Ordenación y Manejo de la cuenca del Río Aburrá [POMCA].

 

3. Jardín doméstico

Una solución tan simple como un jardín podría ser la respuesta para adaptarnos a las temperaturas cada vez más extremas que estamos viviendo. Transformar el frente de tu casa o tu balcón en un espacio verde es la mejor contribución a la biodiversidad local, a la resiliencia de tu ciudad y a la vida barrial (¡hasta tus vecinos se sentirán más cómodos al caminar!). Trata de incluir vegetación nativa de diferentes tamaños y con diferentes funcionalidades (puedes buscarlas en el catálogo virtual de flora del valle de Aburrá).[3]

​[3]https://catalogofloravalleaburra.eia.edu.co/selector

 

4. Atrapa aguaceros

El aumento de la frecuencia y la intensidad de las te​mporadas lluviosas[4] es una oportunidad para gestionar mejor este maravilloso recurso y reducir la presión sobre los sistemas hídricos que garantizan su provisión en nuestros hogares. El atrapa aguaceros es un dispositivo de recolección de agua lluvia que puede ser construido en casa con materiales e instrumentos muy básicos, como un recipiente plástico con tapa, un taladro, un grifo, un bisturí y un trozo de polisombra.

[4] Universidad Nacional y Área Metropolitana del Valle de Aburrá (2018). Informe de formulación del Plan de Acción ante el Cambio y la Variabilidad Climática del Área Metropolitana del Valle de Aburrá – 2019-2030.

 

Texto:

Juliana Gómez Aristizábal, coordinadora de proyectos de Urbam, EAFIT.

Ilustraciones:​

Luis Miguel Ocampo Marín,líder gráfico y de contenidos de Urbam, EAFIT.​

 

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