La historia de las montañas contada por sus rocas

Septiembre 10, 2020

El estudio de rocas de las cordilleras Occidental y Central permite a investigadores de EAFIT reconstruir la evolución de los Andes del norte, en Antioquia, desde hace millones de años hasta el último medio siglo. Conoce esta interesante historia.

Periodista Información y Prensa de EAFIT: Jonathan Andrés Montoya Correa.
 

El Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, declara a Colombia como un país megadiverso. Y esto se debe, en gran parte, a los miles de millones de años de procesos geológicos que han dado lugar a cordilleras, valles, sistemas de fallas
y condiciones climáticas que propician que esta sea una de las 17 naciones que albergan el 70 por ciento de la biodiversidad del planeta.

Por eso, Colombia no solo es un país megadiverso, también es geodiverso. Esta afirmación se evidencia en todos los paisajes que componen el territorio nacional incluido, por supuesto, el del Valle de Aburrá, donde se levanta Medellín. No es gratuito, por ejemplo, que la vista desde el parque Arví, con sus colinas y altiplanos, sea tan diferente de la que se aprecia desde uno de los miradores de la avenida Las Palmas.

Otra cosa es observar la ciudad desde alguno de sus tres cerros tutelares de la parte plana (El Volador, Nutibara y La Asomadera), en comparación con lo que se ve desde el Alto de la Virgen, en Guarne, o la geografía para quien está en el Alto de San Miguel, donde nace el río Medellín. Y todo eso es muy diferente a lo que
ve alguien que se lanza en parapente desde San Félix en dirección Occidente-Oriente.

¿Por qué el Valle de Aburrá se comporta tan diferente, cómo se formó y cómo sigue reacomodándose?, ¿por qué no se puede comprender como una unidad sino como un territorio geológicamente diverso?, ¿por qué tenemos el paisaje actual? y ¿cuál es la historia tras la formación de las montañas que lo conforman?

La asimetría del Valle de Aburrá lleva a los investigadores a pensar que no se puede seguir entendiéndolo desde el punto de vista geológico como se ha hecho hasta ahora.

Foto: Róbinson Henao

El trabajo de los "médicos de la Tierra"

Las anteriores son algunas de las preguntas que intenta responder la investigación Historia de la erosión en el corto, mediano y largo plazo de las cordilleras Central y Occidental de los Andes del norte, departamento de Antioquia.

Se trata de un estudio que adelanta el Grupo de Investigación en Geología Ambiental e Ingeniería Sísmica de EAFIT, liderado por la profesora María Isabel Marín Cerón, y en el que participa un grupo interdisciplinario de estudiantes y docentes del Departamento de Ciencias de la Tierra e investigadores de la Universidad Nacional de Colombia-Sede Medellín y de otras instituciones educativas de España, Suiza, Australia y Estados Unidos, entre otros. 

Para hacerlo diseñaron una ruta de escalas que va desde el largo plazo (miles de millones de años) hasta el corto (de 50 años a algunos miles).

“Los geólogos somos como los médicos de la Tierra y si queremos hacer una buena práctica con lo que tenemos en este momento en la superficie, tenemos que mirar su historia clínica primero. Esas escalas de tiempo corresponden a dicho propósito”. 

Esto comenta Santiago Noreña Londoño, ingeniero geólogo de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín y estudiante del doctorado en Ciencias de la Tierra de EAFIT.

Él es uno de los investigadores de este proyecto y explica así la importancia de trabajar en estas tres escalas, que son una oportunidad para entender el pasado y predecir el futuro desde la geología.

Para él, otra de las posibilidades que permite el estudio evolutivo es que cuando se trata de investigaciones geológicas estas se hacen, por lo general, desde escalas muy grandes que no incluyen la dimensión humana.

“Se invierten muchos recursos humanos, económicos y tecnológicos, pero no hay una aplicación real –asegura Noreña–. Lo que nosotros queremos es entender la evolución de los Andes del norte, de las montañas de Antioquia, pero respondiendo a las necesidades locales de generar un producto de información científica de calidad que responda a problemas concretos como la pérdida de áreas productivas, la estabilidad de la infraestructura o los riesgos sísmicos, por mencionar algunos”.

La orogenia es la ciencia de la geología que estudia la formación de las montañas y es fundamental para comprender sistemas complejos como las montañas.

La tarea de ponerle nombre y edad a una roca

Colombia se encuentra en la zona de subducción entre las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana, es decir, cada vez que la primera empuja a la segunda (en el proceso que se conoce como de “pulsión”) genera un aumento de presión y temperatura que desencadena una serie de procesos geológicos en la Tierra. Uno de ellos fue, precisamente, el origen de la cordillera de los Andes hace más de 60 millones de años.

“En nuestro grupo queremos entender, en primer lugar, la geodinámica interna y externa de esas montañas, es decir, los factores internos y externos de la Tierra que originaron los paisajes geológicos que tenemos ahora”, señala la profesora María Isabel Marín Cerón, investigadora líder de este proyecto.

Y continúa: “Yo siempre les digo a mis estudiantes que es como si alguien prendiera un fogón. Al calentar la corteza los magmas, volátiles y/o fluidos que se generan tienen dos opciones: quedarse ahí o salir a través de algunas de las fallas geológicas. Ese material se enfría al interior de la corteza (rocas plutónicas) o al exterior (rocas volcánica), cuando sale y entra en contacto con diferentes factores de la superficie, por ejemplo la lluvia, se erodan y se depositan estos materiales. Todo esto se puede encontrar ahí, en las cordilleras y valles que tenemos”.

El nombre técnico de este proceso se conoce como cooling exhumation. Es decir: qué se formó en la profundidad, cuánto tiempo ha pasado para que vaya subiendo y quede expuesto, el tiempo de enfriamiento durante el proceso de ascenso y su exposición en la superficie.

“¿Y cómo lo estudiamos? A través de muestras de rocas de esas montañas, tomando rocas desde el valle del río Cauca hasta el páramo de Belmira para observar cómo ha sido esa evolución”, manifiesta la investigadora.

Ella agrega que son esos procesos de exhumación (ascenso) y enfriamiento de las rocas los que cuentan la historia de la formación de las montañas actuales.

“A una roca no podemos preguntarle cómo se llama, pero sí usar diferentes herramientas y técnicas para llamarla, darle una edad, saber dónde y cuándo se formó, cuándo salió a la superficie y cuánto tiempo lleva expuesta. Eso permite tener una idea aproximada de la orogenia, que es el estudio de la formación de las montañas”.

Poder observar cómo esas montañas se han reacomodado con los diferentes pulsos de exhumación y ver las respuestas de los bloques tectónicos que conforman las cordilleras de los Andes del norte, en función de la presión que se dirige de Occidente a Oriente, motivó a los investigadores a ir un paso más allá y entender cómo esa historia del paisaje se refleja en escalas de tiempo más cortas. Para ese fin tomaron el Valle de Aburrá como uno de sus casos de estudio. 

Foto: Róbinson Henao 

De la orogenia andina a cómo se formó ese hueco

Si una persona observara desde el aire el río Medellín se encontraría con que este, en un punto del valle, da un giro abrupto y cambia su curso. Y así se repite a lo largo de su recorrido.

Es más, al levantar un perfil de este mismo río desde su nacimiento en el alto de San Miguel (Caldas) y luego a través de su paso por diferentes zonas como La Aguacatala, Tricentenario, El Hatillo y Porce se pueden identificar en su curso otra serie cambios (en especial los llamados gargantas o puntos de quiebre).

Según la docente María Isabel, cada uno de esos puntos parece estar asociado a que por ahí pasan sistemas de fallas. 

Y es entonces donde entran otras ramas de la geología como la orfotectónica y la neotectónica, entre otras, para analizar cómo el paisaje ha respondido y sigue respondiendo a esas fallas.

“Es decir, cómo se abrió o cómo se formó este ‘hueco’ en el que estamos. Este es un valle muy ‘raro’ y su asimetría nos muestra que no podemos seguir entendiéndolo como lo hemos hecho hasta ahora, sino como la respuesta a procesos tectónicos que, sumados a factores del clima, nos generan regiones muy diferentes entre sí”, explica la investigadora líder del proyecto.

Resultados prácticos

De esta manera, dividieron el valle en cuatro sectores o subcuencas téctónicas y avanzaron a una escala mucho más reducida –aproximadamente 50 años–, para reconstruir la historia geológica reciente de la región. Solo que, en esta ocasión, el narrador de dicho relato son los diferentes depósitos de rocas que deja el río Medellín tras su paso o las cicatrices con las que estas marcan los árboles cercanos.

A través de estas muestras, además de informes de EPM durante los últimos 50 años y perfiles longitudinales del río, los investigadores lograron identificar, por ejemplo, cuáles lugares eran más susceptibles de que se formaran avenidas torrenciales, cómo es la zonificación de la región de acuerdo con la distribución de los fenómenos naturales y cuál es la probabilidad de que estos se repitan en determinada zona.

Al respecto, el estudiante de doctorado Santiago Noreña ratifica que entender cómo funcionan las rocas se traduce, también, en grandes oportunidades para la región en temas de gestión del riesgo: “Una roca fresca es estable, una descompuesta no es tan estable. Por eso comprender cómo una roca se va transformando a lo largo del tiempo permite saber si un suelo es más peligroso o estable que otro”.

Y ese mismo proceso, en sus palabras, también podría usarse para entender la dinámica del río o la frecuencia con la que se desborda, o incluso la amenaza sísmica. “Nuestra intención es construir una base de datos muy sólida que nos permita, a todos, estar muy atentos con los fenómenos locales que nos afectan”, afirma Noreña.

Finalmente, otro de los impactos de la investigación se relaciona con temas de geoconservación y geoturismo. Como explica la profesora María Isabel Marín, la idea es que la gente pueda realizar una “parada bonita” en alguno de los puntos del Valle de Aburrá y, al mismo tiempo, aprender algo sobre geología. 

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Caoba y los cazadores de datos de EAFIT

Septiembre 10, 2020

Explorar el big data para tomar mejores decisiones en empresas y el Estado es uno de los objetivos del Centro de Excelencia Caoba que se especializa en extraer información valiosa de los datos a gran escala para analizarlos y generar valor agregado para múltiples usos.

Santiago Higuita Posada, Colaborador.

En medio de la avalancha de datos que se producen todos los días en internet, una de las mayores unidades para el almacenamiento de información hasta ahora conocidas es el Zettabyte (ZB). Equivale a mil  trillones de bits, la unidad mínima empleada en informática.

Su capacidad es tal que en un ZB se podrían alojar más de 17 mil millones de iPhone de 64 gigas y una película en alta definición duraría cerca de 36 millones de años. Para el año 2021 se pronostica que el tráfico de los centros de datos en el planeta, gran parte almacenados en la nube computacional, podría superar los 20 ZB anuales, más del doble del peso actual de la red mundial.

Firmas internacionales como Cisco, líder en transformación digital y estudio de big data, han visualizado este panorama en la producción de información en su Índice Global de la Nube.

En este mar de datos, literalmente, navegan los data scientist que son profesionales en áreas convergentes como matemática, modelación, estadística y computación dedicados a auscultar la inmensidad de datos producidos a diario. Por medio de técnicas de data mining hallan información valiosa que sirve para tomar mejores decisiones tanto en el sector privado como en políticas públicas.

Son los científicos de la era de la información que se dedican a pensar, principalmente desde la ingeniería y la abstracción matemática, aplicaciones para hurgar en los recovecos del big data y crear algoritmos que solucionen problemas que afectan la cotidianidad desde el sector financiero hasta el medioambiente.

Edwin Montoya Múnera es ingeniero de sistemas y doctor en Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Valencia (España). En la actualidad es profesor investigador de EAFIT y coordinador del Centro de Excelencia y Apropiación en Big Data y Data Analytics de la Alianza Caoba, una iniciativa público-privada impulsada por el Gobierno Nacional para promover investigación aplicada en estas áreas. La iniciativa opera desde el año 2016 en el cuarto piso del bloque 18 de EAFIT.

“La ciencia de datos necesita de dos grandes insumos: uno son los grandes datos, lo segundo es la infraestructura para procesarlos. La Universidad cuenta con infraestructura tecnológica de alto nivel, desde el supercomputador Apolo hasta servidores intermediarios en el Laboratorio de Sistemas, que hemos usado para procesar los datos masivos”, comenta Edwin Montoya, quien es además jefe del Departamento de Ingeniería de Sistemas de la Universidad y líder de Caoba.".

Los datos, el nuevo petróleo

La minería de datos, una de las técnicas para la extracción de información y conocimiento a partir del big data, se popularizó durante la década de 1990 con la masificación de las redes informáticas. El término se refiere al data analytics fundamentado en métodos estadísticos y de aprendizaje computacional como el machine learning, técnicas que se perfeccionan con el avance tecnológico.

Para el coordinador del Centro de Excelencia Caoba, durante los cinco años en que se ha establecido la plataforma se han generado distintas soluciones mediante la investigación aplicada, consultoría, formación y transferencia de conocimiento en estos campos, contribuyendo a la competitividad del país.

“El análisis de datos es una tecnología relativamente vieja, es decir, tiene más de 20 años en los cuales las empresas ya hacían analítica”, recuerda Montoya. “Las fuentes de datos eran los mismos datos de las compañías y no se habían desarrollado modelos tan sofisticados de computación que permitieran sacarles más provecho. Con el aumento del procesamiento y la mayor diversidad de generación hubo una explosión de datos”, complementa.

Este fenómeno ha venido creciendo de manera exponencial en la última década. En la actualidad, un gran volumen de big data se produce a diario de manera frenética: correos electrónicos, transacciones bancarias, interacciones en redes sociales, fotos, trinos, audios y sensores de vehículos y satélites, entre otros dispositivos, transmiten en forma continua data apreciable para organizaciones públicas y privadas.

Grafico de medidas sobre el COVID-19..

La pandemia del COVID-19 ha sido monitoreada gracias a la transmisión continua de abundante data desde todos los países.

 

“Algo muy importante ha sido la democratización de los datos. Una de
las iniciativas del Centro Caoba ha sido que estas disciplinas no sean conocidas solo por personas avanzadas en matemáticas, sino por cualquiera cercano a los datos”, comenta la magíster en ingeniería Silvia María Lozano Argel, investigadora del Centro de Excelencia, quien trabaja en la consolidación de una comunidad de datos en el país.

Olga Lucía Quintero Montoya, doctora en Ingeniería de Sistemas de Control de la Universidad Nacional de San Juan (Argentina), fue una de las gestoras de Caoba desde el Departamento de Ciencias Matemáticas de EAFIT.

Como experta en asimilación de datos e inteligencia artificial ha aplicado su conocimiento a la solución de distintos problemas.

En la actualidad, con la cooperación del Grupo de Investigación de Matemáticas y Física del Departamento de Matemática Aplicada en TU Delft (Países Bajos), apoya a estudiantes de doctorado en sus avances.

“El mundo real tiene dinámicas no lineales y a veces hay fenómenos que suceden que no son gaussianos –explica–. Las técnicas matemáticas aplicadas para la construcción de modelos, a partir de los datos, constituyen un área que viene desde la teoría de control y sistemas que se llama identificación de sistemas dinámicos. De ahí nació la inteligencia artificial, construir modelos que se acerquen a la manera en que los humanos razonan. Un científico de datos debe conocer la ley de los grandes números y la probabilidad para poder entender esas relaciones”.

Solo el 65 % de los datos producidos en Colombia es recolectado.
De ellos, 58 % es relevante, según el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.

Asimilación de datos para calidad del aire

Andrés Yarce Botero es ingeniero físico y doctor en Ingeniería Matemática de EAFIT y Matemática Aplicada en TU Delft (Países Bajos), quien recibe la tutoría de Olga Lucía. Es experto en simplificación de datos para construir modelos basados en grafos mediante la asimilación de datos satelitales. Trabaja en un modelo matemático basado en redes libres de escala para explicar las dinámicas de tráficos de ciudades como Medellín.

Con una perspectiva de cálculos de densidades, velocidades y flujos tiene como fin construir un modelo de actividad humana que se integre al modelo de gran escala de MAUI (Medellín Air Quality Iniciative), para pronosticar la dinámica de las emisiones contaminantes.

Información de satélites y estaciones de monitoreo.

Información de satélites y estaciones de monitoreo permiten al Sistema de Alerta Temprana del Valle del Aburrá el seguimiento de diversos  fenómenos hidrometeorológicos en esta zona.

 

El estudio se llama Esquemas de asimilación de datos en geodinámica colombiana: plan de investigación cooperativa para 2017-2020 entre la Universidad EAFIT y TU Delft, en el cual apoyan la Universidad de Antioquia y la Universidad Nacional de Colombia -Sede Medellín.

“Por los problemas en calidad del aire, con la técnica de asimilación de datos buscábamos una fuente apta para ingresar a ese modelo y mejorarlo. Hay muchos sensores concentrados en ciudades de Colombia, pero en todo el territorio no hay buenas mediciones. Por eso los satélites se volvieron una muy buena fuente de datos. Utilizamos datos que vienen de satélites que miden componentes de la atmósfera como el dióxido de nitrógeno, entre otros”, señala Andrés Yarce.

El estudio, aunque no se origina dentro del proyecto Caoba, usa las herramientas de la analítica avanzada en EAFIT para generar conocimiento que permite la toma de decisiones y crear soluciones para el medio ambiente. “Cuando tengamos un modelo incorporando datos de observaciones reales podemos tener la capacidad de predecir el día a día de lo que va a pasar con los contaminantes”, concluye el experto.

La conciencia de estas urgencias y de las necesidades todavía sin resolver llevaron a que en el documento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, suscrito por Naciones Unidas como continuación de los Objetivos del Milenio, se incluyera el de “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”.

Análisis de redes

"Mi tesis está fundamentada en la teoría de grafos y el análisis de redes, que pueden ser nombres diferentes para lo mismo. Lo que trato es modelar objetos del mundo real que podrían ser, por ejemplo, las características de las personas, una secuencia de ADN o una imagen digital”, menciona Leandro Fabio Ariza Jiménez, investigador del Centro de Excelencia Caoba y uno de los estudiantes que hizo el doctorado en Ingeniería Matemática como parte de la Alianza.

Su trabajo, a través del uso masivo de datos, es modelar los objetos del mundo real como elementos de una red que se interconecta. Esto permite ver las relaciones entre el conjunto de datos del mismo tipo, pero representando los datos sueltos como objetos de una red. Estos grafos se basan en el concepto de entropía.

"Es un asunto que es transversal porque mis datos del mundo real pueden ser muestras de ADN, estados financieros de clientes o señales del cerebro para agrupar lo datos que dispara una neurona”, comenta Leandro Ariza, profesor del Departamento de Ciencias Matemáticas de EAFIT.

Proyectos del Centro de Excelencia

El Departamento Nacional de Planeación, Bancolombia y la empresa Nutresa fueron instituciones que implementaron la analítica de datos en sus organizaciones mediante las investigaciones de Caoba. Algunas de ellas fueron:

Sistema de integración y análisis para medios digitales de Siamed Nutresa

Proyecto de analítica descriptiva y predictiva aplicado al mercadeo de la compañía mediante el monitoreo de sus consumidores.

Comunidades financieras

Se realizó un análisis para determinar las redes de interacción comercial y pronosticar el riesgo de los usuarios con la implementación de modelos econométricos y algoritmos.

Calidad del servicio de agua potable

Adelantado por el Departamento Nacional de Planeación. Su objetivo fue desarrollar una herramienta para el análisis de redes y cuantificar de forma diferenciada las inversiones públicas en el servicio de acueducto en los municipios de Colombia.

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Descifrando más enigmas sobre el aguacate Hass

Enero 26, 2022

EAFIT ejecuta tres investigaciones con el Grupo Cartama, empresa agrícola dedicada a producir y exportar aguacate Hass. Los logros beneficiarán la productividad del sector y la calidad de la fruta. Las comunidades cercanas a los lugares de cultivo han recibido ya los nuevos conocimientos.

Juan Carlos Luján y Felipe Sosa, Colaboradores Revista Universidad EAFIT.

EAFIT y el Grupo Cartama desarrollan, desde 2019, tres proyectos que tienen relación e incidencia directa con el cultivo del aguacate Hass (Persea americana Mill). Como ha sucedido con otros proyectos de consultoría e innovación conjuntos entre la academia y la empresa privada, los logros han sido de gran trascendencia.

En los estudios participan investigadores de la Escuela de Ciencias de la Universidad. Cartama es una empresa dedicada al cultivo y comercialización de esta variedad de aguacate. Fue fundada en el año 2000 por un grupo de empresarios antioqueños y su primer lugar de producción fue en el municipio de Rionegro, en este departamento.

La compañía se dedica a toda la cadena de producción, desde la siembra del árbol en los viveros, cultivo, cosecha del fruto, embalaje en su planta ubicada en
Pereira (Risaralda) y el envío a los clientes finales.

En 2015 comenzó a exportar y en los últimos años ha ingresado a mercados como el japonés y el chino. Tiene unidades productivas en Rionegro, Sonsón, Amagá, Caramanta, Támesis, Jericó y Concordia (Antioquia), Anserma, Riosucio, Salamina y Aranzazu (Caldas), y Quinchía y Guática (Risaralda).

Cuenta con sellos y reconocimientos por la calidad de su producción y espera que las investigaciones con varias universidades, ente ellas, EAFIT, le permitan acceder a otras certificaciones.

Estas labores conjuntas entre Universidad y sector privado permiten que compartan conocimientos e investiguen con fines comunes. Además, los inversores o ejecutores reciben estímulos como deducciones y descuentos tributarios, lo que facilita también el acercamiento del empresariado a los grupos de investigación universitarios.

Proyecto Construcción de inventarios ecológicos para la gestión sostenible de los agroecosistemas de las unidades productivas de aguacate Hass

Con este se identificó la biodiversidad de cuatro unidades productivas (el Grupo Cartama denomina así sus fincas y terrenos de cultivo), ubicadas en los municipios de Quinchía, Riosucio y Guática.

Dentro de los logros más significativos está el haber registrado, según datos que aún están en verificación, cerca de 610 especies en la zona: 243 plantas, 30 herpetos (anfibios y reptiles), 30 mamíferos, 168 aves, 95 taxones de diptera y 40 taxones de hymenoptera, es decir, grupos de ambos tipos de insectos.

Susan Saavedra Porras, jefa de Investigación, Desarrollo e Innovación del Grupo Cartama, explica que el monitoreo a la biodiversidad se extendió un año y se efectuó en dos épocas para poder tener también datos de migraciones de aves y conocer las comunidades de insectos asociadas a efectos polinizadores.

“También se monitoreó la microbiota del suelo. Fueron análisis y estudios muy completos. El informe final presenta una propuesta para hacer una reconexión de los relictos de bosques (remanentes de bosques) en estas unidades productivas y favorecer la conservación de las especies identificadas”, agrega.

Preservación de la biodiversidad

El profesor Juan Fernando Díaz Nieto, integrante del Grupo de Investigación en Biodiversidad, Evolución y Conservación (BEC) de EAFIT, indica que el proyecto analizó la biota en las zonas de cultivos y los bosques. Ejecutaron esa caracterización biótica, a nivel de macro y microorganismos principalmente de suelo, analizaron y compararon zonas de producción aguacatera, áreas cultivadas y áreas de bosques.

Con este conocimiento podrán decidir acciones para preservar esa biodiversidad y aplicar mejores prácticas para contribuir y aumentarla potencialmente. Así mismo, en el laboratorio realizaron caracterizaciones que posibilitaron establecer los índices de diversidad filogenética.

Otro logro fue la generación de una estrategia de apropiación social del conocimiento. Consistió en elaborar materiales de apoyo para actividades pedagógicas en las instituciones educativas de básica primaria en el sector de influencia del proyecto.

Esos materiales sirven como vehículo de aprendizaje en procesos de aprendizaje y la base de la información es la biodiversidad local.

Las especies identificadas se categorizaron para saber cuáles son vulnerables o están en peligro de extinción, como el loro orejiamarrillo y la palma de cera

Proyecto Propagación de material de siembra de aguacate cv. Hass con diferentes portainjertos clonales

Ante la demanda mundial de aguacate, el desarrollo comercial del cultivo en Colombia ha aumentado también en forma considerable, lo que requiere nuevas áreas y material de siembra.

Este proyecto busca una metodología para la propagación clonal in vitro de aguacate Hass vía morfogénesis y microinjertación, utilizando como patrones o portainjertos criollos y copa cv. Hass que la empresa ha caracterizado y utiliza para la obtención de material de alta calidad.

Para esto se usan técnicas de propagación mediante cultivo in vitro de tejidos y se obtuvieron plántulas microinjertadas que pueden ser propagadas masivamente bajo condiciones de laboratorio.

El profesor Diego Fernando Villanueva Mejía, investigador principal y quien hace parte del Grupo de Investigación CIBIOP y la spin-off Natural Vitro de EAFIT, explica que, generalmente, el aguacate tiene una base, conocida como patrón, y una copa, que es la que se injerta sobre ese patrón.

A diferencia de otros países, ese injerto no ha respondido de la mejor manera en territorio colombiano. En esto incide la diversidad de climas, plagas y enfermedades.

“Dentro de los retos interesantes de este cultivo en Colombia están explorar, identificar y caracterizar materiales criollos y sobre ellos injertar en la parte superior el aguacate Hass”. Estas situaciones motivaron la caracterización desde el punto de vista genético.

Terminada la primera fase

El proyecto sufrió retrasos debido a los confinamientos producto de la llegada del COVID-19. Hubo restricciones para ingresar a los laboratorios y dificultades para acceder a las yemas que provienen de un proceso de etiolación (cultivo de plantas con ausencia parcial o total de luz).

Con esas yemas se obtienen los futuros árboles en un proceso que se ejecuta en cuartos de etiolación y posteriormente en laboratorios, pero hubo dificultadesen el acceso a material suficiente para los ensayos.

Este proyecto, luego de tres años de trabajo, cerró ya su primera fase. En la segunda, se evaluará el proceso de aclimatación o endurecimiento de las primeras plantas producidas bajo condiciones de laboratorio (microinjertación) y pasarán luego al invernadero.

Se evaluarán en condiciones de vivero y después en campo. Además, se incrementará la cantidad de plantas producidas en el laboratorio para ampliar en un mediano plazo la oferta de material vegetal élite de aguacate para el país.

A pesar de ser el mismo fruto, las características del cultivo de aguacate Hass son distintas en cada país e, incluso, cambian entre regiones relativamente cercanas.

Proyecto Estudio de factores ambientales y nutricionales que determinan la calidad de la fruta del aguacate cv. Hass

Está enfocado en determinar los factores ambientales y nutricionales que afectan la calidad de la fruta en poscosecha, para plantear soluciones que garanticen una calidad que sea competitiva en el mercado internacional.

El creciente consumo mundial del aguacate ha demandado más producción. Sin embargo, el rendimiento del cultivo colombiano está por debajo del potencial productivo y la fruta cosechada ha presentado problemas de calidad y madurez heterogénea.

Estos problemas están asociados al manejo nutricional y fitosanitario del cultivo que no se ha optimizado para los suelos y las condiciones ambientales del país.

El proyecto se ha centrado en caracterizar el daño de la lenticela, que consiste en el deterioro de la lenticela (estructura que permite el intercambio de gases entre el interior y el exterior de la planta). Se ha creído tradicionalmente que el daño de la lenticela se presenta por daños mecánicos (físicos) o bióticos (organismos vivos). Por tal motivo, el proyecto ha caracterizado la comunidad microbiana asociada.

“Con esa caracterización, y definiendo si hay posibles efectos causales de ese daño, evaluaríamos los mecanismos para el control y así mejorar la calidad de la fruta”, especifica Valeska Villegas Escobar, investigadora y
docente de la Escuela de Ciencias de EAFIT.

Cambios significativos

Entre los logros del proyecto se halló que las unidades productivas del Grupo Cartama registran diferentes niveles de daño de la lenticela, varían de una cosecha a otra, lo que sugiere que cada cosecha presenta condiciones diferentes y que pueden ser más o menos conductivas para el daño.

Además, la afectación incrementa el tiempo de almacenamiento en frío. Eso sucede en ambas unidades productivas y para todas las cosechas evaluadas.

“Las comunidades fúngicas asociadas al daño a la lenticela contienen géneros fúngicos que podrían estar asociados a enfermedades en plantas”, dice la profesora Valeska.

Las evaluaciones evidencian cómo algunos de esos hongos lograban causar algún daño en frutos sanos de aguacate. Y aunque varían de una unidad productiva a otra, tienen algunos hongos que son comunes.

Las conclusiones de esta investigación permitirán determinar las causas del daño de la lenticela y facilitarán la intervención para lograr un aguacate totalmente sano y, por consiguiente, más apetecido en el mercado.

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¿Qué supone la inconstitucionalidad de las normas que crearon el MinCiencias?

Enero 26, 2022

Cristian Andrés Díaz Profesor de Derecho Administrativo, Universidad EAFIT.

Hace algunos meses, la Corte Constitucional declaró “inexequible con efectos diferidos a dos legislaturas completas, contadas a partir del 20 de julio de 2021, la Ley 1951 del 24 de enero de 2019, ‘por medio de la cual se crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, se fortalece el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y se dictan otras disposiciones’.”

Del mismo modo, declaró inexequibles los artículos 125 y 126 de la Ley 1955 de 2019, “por la cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad”. Esta decisión judicial se adoptó en la Sentencia C-047, con ponencia del magistrado Antonio José Lizarazo Ocampo y fue anunciada en comunicado del 4 de marzo de 2021.

La Ley 1951 del 24 de enero de 2019 había creado el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, ordenando su entrada en funcionamiento dentro del año siguiente y asignándole la función principal de impulsar la participación de la comunidad científica para incrementar el nivel de la investigación científica y social, así como el desarrollo tecnológico de las instituciones de educación superior, los centros de investigación, los parques industriales y las empresas. Así mismo, la mencionada ley indicó que esta nueva entidad gubernamental no podía generar gastos generales o de personal adicionales a los que tenía presupuestado el Departamento de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias).

Posteriormente, se promulgó la Ley 1955 del 25 de mayo de 2019 que expidió el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 y complementó –en los artículos 125 y 126– aspectos asociados a la estructura y competencias del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que no habían quedado definidos en su ley de creación.

La Ley 1951 de 2019 fue demandada ante la Corte Constitucional que, a su vez, integró al proceso los artículos 125 y 126 de la Ley 1955 de 2019, por guardar relación con la fusión, la denominación y los objetivos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. En la demanda se argumentó que: i) se infringió el artículo 154 de la Constitución, que establece que los proyectos de ley dirigidos a crear, suprimir o fusionar ministerios solo pueden ser presentados por el Gobierno Nacional, y esto no fue lo que sucedió en el caso analizado; y ii) se contravino el artículo 150, numeral 7, de la Constitución, por no establecerse en la ley la estructura del Ministerio que se creó.

La Corte Constitucional acogió estos argumentos indicando que “no es posible adoptar medidas que no correspondan a la función de planeación y que no tengan por finalidad impulsar el cumplimiento del Plan para el correspondiente período presidencial”. En tal sentido, precisó que no era viable subsanar a través de la ley del Plan Nacional de Desarrollo los vacíos relacionados con la estructura del Ministerio porque dicho asunto debía determinarse a partir del procedimiento democrático previsto en la Constitución.

Es más, para la Corte, los artículos 125 y 126 de la Ley 1955 de 2019 ni siquiera subsanaron el vacío en la estructura del Ministerio, pues se limitaron “a otorgarle al Gobierno facultades que la propia Constitución le confería para modificar la estructura de los ministerios, pero no para determinarla (artículo 189.16 de la Constitución)”.

Ahora bien, ¿qué implica que la Corte Constitucional haya declarado inexequibles las disposiciones normativas por las cuales se había creado el Ministerio? ¿Significa que desde la expedición de la Sentencia C-047 de 2021 dicho Ministerio desapareció?

De conformidad con el artículo 45 de la Ley 270 de 1996, “las sentencias que profiera la Corte Constitucional sobre los actos sujetos a su control en los
términos del artículo 241 de la Constitución Política, tienen efectos hacia el futuro a menos que la Corte resuelva lo contrario”. Usualmente, estos efectos se producen desde el mismo momento en el que se publica la sentencia, de manera que, si declara inexequible una norma, esta queda expulsada inmediatamente del ordenamiento jurídico. Sin embargo, tanto el artículo al que se ha hecho referencia, como la jurisprudencia constitucional reconocen la potestad de la Corte de modular los efectos de sus fallos, es decir, de establecer desde qué momento se producen tales efectos y en qué sentido.

Pues bien, con la Sentencia C-047 de 2021, “la inexequibilidad se declaró con efectos diferidos a dos legislaturas completas, contadas a partir del 20 de julio de 2021”. Según la Corte, “la medida del diferimiento se adoptó al tener en cuenta la necesidad de no afectar la continuidad en el cumplimiento de las finalidades constitucionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación en los términos del artículo 70 de la Constitución, y los derechos de las personas vinculadas a la entidad y a los programas y proyectos que desarrolla en materia de ciencia, tecnología e innovación”.

Esto significa que con la decisión de la Corte Constitucional el Ministerio no desapareció. Más aún, puede seguir ejerciendo sus funciones. Pero el Congreso de la República cuenta con dos legislaturas, contadas a partir del 20 de julio de este año, para regular de manera completa la estructura de dicho Ministerio, pues una vez cumplidas aquellas, tanto la Ley 1951 de 2019 –que lo creó– como los artículos 125 y 126 de la Ley 1955 de 2019 –que complementaron sus funciones–, saldrán del ordenamiento jurídico y quedará sin fundamento normativo tal Ministerio.

Según el artículo 138 de la Constitución, una “legislatura” se conforma por dos períodos legislativos: el primero va del 20 de julio al 16 de diciembre y el segundo del 16 de marzo al 20 de junio. De acuerdo con lo anterior, el plazo para que el Congreso subsane los defectos en la estructura del Ministerio, siguiendo el trámite legislativo adecuado, vence el 20 de junio de 2023. Hasta esa fecha, dicho Ministerio puede continuar desarrollando sus actividades.

A pesar de que con el plazo concedido por la Corte Constitucional para remediar la situación el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación conserva temporalmente su vigencia y operatividad, un tema estratégico del Estado, como lo es la creación de un ministerio, debería contar con un procedimiento legislativo adecuado y tener claramente definida su estructura desde el momento de su concepción.

Debe recordarse que los ministerios y los departamentos administrativos, como órganos del Gobierno Nacional, cumplen funciones cruciales para la concreción de las políticas públicas. En tal sentido, la creación, modificación y supresión de aquellos debe obedecer a un razonable ejercicio de planeación y no a decisiones improvisadas.

La sentencia de la Corte Constitucional también es un llamado a que se respete el principio democrático en la creación de los órganos del Estado. El Congreso de la República no puede renunciar a su competencia para establecer la estructura de un ministerio, encomendando este asunto al Gobierno Nacional, pues ello no garantiza el grado óptimo de deliberación y afecta la legitimidad de este tipo de decisiones.

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“La universidad es el lugar propicio para la conversación entre ciencia y cultura”

Septiembre 10, 2020

Hoy, a la Universidad se le entiende conectada con la investigación científica y la divulgación del conocimiento. Lee esta interesante entrevista a Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT. 

Juan Gonzalo Betancur, Editor Revista Universidad EAFIT.

A Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, le gusta el origen etimológico de la palabra “cultura” por la relación que tiene con el mundo universitario: viene del latín cultus que significa cultivo o cultivado.

“La cultura es el cultivo de la inteligencia y del espíritu humano. Y el espacio donde se hace es, ante todo, la universidad. La sociedad le encargó a ese espacio llamado universidad el cultivo de la inteligencia en todas sus manifestaciones”, explica. Por eso, asegura que hay una conexión inseparable entre cultura y universidad, y que en una institución como  EAFIT  se  materializa  con  un  abanico de actividades tan amplio y numeroso que no pasa un día en que no haya varias de ellas, desde eventos académicos  hasta  presentaciones  artísticas.

En un año como 2020, marcado por la contingencia de la pandemia del COVID-19, el desafío ha sido continuar con esa dinámica de manera remota utilizando las  tecnologías de la información, cosa que se ha venido haciendo con la presentación de conferencias, ciclos de cursos, conciertos de la Orquesta Sinfónica EAFIT e, incluso, lectura de cuentos por parte de los autores que fueron publicados por la Editorial EAFIT.

“Hoy la red nos permite ser no solamente un epicentro local, como nos jactamos de ser, sino que la virtualidad nos da la oportunidad de tener esa presencia mayor. Ya no nos estamos refiriendo a un público local, sino a uno más universal”, precisa el Rector.

Pero el asunto va más allá, tiene que ver con el sentido de lo cultural y su imbricación con todas las ciencias. En la siguiente entrevista, el rector Juan Luis Mejía Arango explica el soporte conceptual que guía la política cultural de la Universidad EAFIT y su enlace con los procesos de descubrimiento y creación.

¿Cuál es la filosofía que ha orientado el trabajo de la Universidad EAFIT en el campo cultural y que la ha convertido en un epicentro cultural?

“Hay que entender la cultura en un sentido muy amplio. Me preocupa que se ha segmentado la palabra ‘cultura’ solo a las expresiones de las bellas artes cuando ella es una representación de todas las manifestaciones del ser humano. En ese sentido, la ciencia, por ejemplo, hace parte de la cultura. Una  escuela teológica que me encanta dice que Dios dejó inconclusa la Creación para que el Hombre la continuara y que por eso le dio el don de crear. Considero que ese es el gran deber del ser humano: complementar la Creación de una manera permanente y positiva.

La universidad, a lo largo de los 800 años que tiene este concepto, ha sido ante todo un epicentro de cultura, el lugar desde donde se irradian la inteligencia, la ciencia y las expresiones del pensamiento. Una educación pensada solo  como  un  engranaje  más  del  sistema  productivo  empobrece la idea de universidad.

Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT. Foto: Róbinson Henao.

 

Por eso insistimos en que la universidad debe ser una experiencia plena de vida en la que, obviamente, brindamos todas las competencias para un ser profesional, pero que no se limita solo a eso: ante todo, damos las oportunidades para despertar las potencialidades del ser humano, tanto como creador como receptor de cultura.

Porque ahí aparece otro error y es que creemos que la cultura es únicamente para los creadores y no es así: ellos son unos pocos elegidos de la sociedad, pero los ciudadanos del común son quienes disfrutan de la cultura y eso también hay que cultivarlo. La institución universitaria no solo debe despertar las potencialidades creativas, también aquellas para disfrutar todo eso que nos engrandece como humanos.

¡Qué triste será terminar la vida sin haber disfrutado de aquello que las más brillantes mentes nos han dado en el campo de la música, la literatura, la filosofía, la poesía...! Esa es una posibilidad que también ofrece la universidad: entrar en contacto con las mentes más validosas de la existencia humana”.

Si conectemos esto con las ideas de descubrimiento y creación que está manejando EAFIT y que implican, por ejemplo, ampliar la presentación de resultados de investigaciones por medio de expresiones ligadas al arte, estamos hablando también de un cambio de paradigma en la generación y en la difusión del conocimiento.

“Eso lo resumo con un ejemplo: Einstein era un gran violinista. Yo no comprendo a un científico que no lea literatura, como tampoco comprendo a un literato que deseche la ciencia. En esto último sigo a Antonio Muñoz Molina, quien cuestiona que la literatura ha dejado a un lado la ciencia.

El ser humano, cuando se siente insatisfecho, decide recrear o reinterpretar la naturaleza y de ahí nacen la ciencia y el arte. Cuando estamos insatisfechos con lo que sabemos a través de la ciencia, buscamos seguir descifrando los misterios del Universo a través de la creación artística.

La universidad es el lugar propicicio para la conversación entre ciencia y cultura, es donde ese diálogo se da de una manera fructífera. Lo que sale de ahí es mucha más humanidad y sentido del ser humano.Y existe otra dimensión importante que es la protección de la memoria. Si lo generado por la Humanidad no logra fundarse en las raíces profundas de la memoria colectiva, la universidad tiene el deber de hacerlo, tiene igualmente una responsabilidad con la memoria.

Si nosotros no le legamos a las futuras generaciones todo lo que hemos construido a través de nuestra historia, ellas crecerán sin comprender lo que han sido como colectivo.

Una de las enfermedades que más me impacta es el Alzheimer porque veo en muchos casos a una persona físicamente bien, pero perdida en el espacio y el tiempo. Y hago ese símil con la sociedad: un grupo humano que deja de tener sus referentes en el tiempo y el espacio se pierde en su historia.Por eso mi obsesión con nuestra Sala Patrimonial; quiero que nuestra universidad sea un epicentro de memoria.

No tenemos los recursos para dedicarnos a todas las áreas del patrimonio, pero sí al patrimonio manuscrito e impreso de nuestra región. Ese es uno de los legados que vamos a dejar en EAFIT”.

“Hay que inundar de contenidos de las Humanidades a las Ciencias, así como de Ciencias a las Humanidades”. Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT.

En momentos como el actual, cuando las Humanidades están siendo cuestionadas por personas e instituciones que pretenden negarlas o restarles peso en la formación profesional, ¿qué valor tiene fortalecer los campos del saber que las Humanidades agrupan?

“Es un deber de todos los universitarios defender la idea de universidad como universalidad. Hoy han aparecido incluso otras ideas igualmente complejas, como que la universidad puede ser reemplazada por cursos que capacitan a las personas en dos meses y por cien dólares.

¿La situación de esta pandemia la va a resolver gente capacitada durante dos meses en un curso virtual? ¿O son los grandes científicos formados en centros de investigación los que van a dar las respuestas? ¿Uno se sometería a una cirugía de corazón abierto con alguien que se capacitó dos meses en internet? ¿Se le entregaría la construcción de un túnel a alguien capacitado en esa clase de cursos? ¿O se estaría tranquilo con una sucesión familiar que adelanta un abogado que se formó de esa manera?

Esas erosiones en la idea de universidad me preocupan muchísimo y es un deber de todos nosotros defender la noción de universidad que ha perdurado. Obviamente esos cursos son un complemento en la formación profesional. Nuestra universidad tendrá que entrar en ese tema, pero como lo que son: un complemento del modelo de universidad, no como un sustituto de ella”.

Cómo luchar contra algo que usted ha cuestionado mucho: que los ránquines y sistemas de clasificación de las universidades no consideren la dimensión cultural para darle puntaje en un proceso de acreditación y otorgar el reconocimiento a lo que se hace en ese campo.

A veces parecería que los enemigos están dentro del propio sistema universitario.

“Esa ha sido una lucha que hemos dado desde hace tiempo porque tanto las acreditaciones como los ránquines han reducido la idea de universidad solo a producción científica.

Hemos logrado que en la última reglamentación del Consejo Nacional de Acreditación se incorporara la producción cultural como parte de la acreditación.

Dimensiones de la cultura en la Universidad EAFIT

Preservación de la memoria

Fomento a la creatividad

Diseminación de actividades artísticas

Relacionamiento con otras instituciones

Promoción de la cultura ciudadana

Siempre me he quejado de eso: para EAFIT tener un orgullo como su Orquesta Sinfónica, su Editorial o una Sala Patrimonial no le significan ni un solo punto en su acreditación. Por fortuna tenemos un Consejo Superior que entiende todo eso, pero podríamos tener uno que algún día diga que es mejor invertir en aquello por lo que nos miden... Qué pobre sería la sociedad el día que pase eso”.

 

Un convenio suscrito entre EAFIT y la empresa Terrasos permitirá monitorear el segundo banco de hábitat en Colombia: el bosque seco tropical de 647 hectáreas ubicado en los municipios de Titiribí y Armenia, en Antioquia. Un acto cultural acompañó la presentación de la iniciativa. Foto: Róbinson Henao.

 

¿Cómo ve el futuro de la relación entre descubrimiento y creación en EAFIT?

“Creo que nos va a potenciar mucho porque estamos en la defensa de este concepto de universidad que he expuesto, juntar esas dos áreas que hacen parte de ese solo corpus de las potencialidades creativas del ser humano, unos hacia la ciencia y otros hacia la cultura o la creatividad en las artes y las letras.

Es deber de la universidad, como gran lugar de la conversación, como gran campus de cultivo de la inteligencia humana, poner a dialogar a ambos. De ahí solo pueden salir cosas buenas”.

Tratar de fusionar con mayor fuerza estas ideas, ¿implicará cambios en los programas curriculares de pregrados, maestrías y doctorados?

“Más que cambios se requiere la integración de áreas. No me gusta mucho la palabra ‘transversalidad’, pero hay que inyectar, inundar de contenidos de las Humanidades a las Ciencias, así como de Ciencias a las Humanidades.

Es el gran reto que tenemos, cómo permear ambos mundos, cómo retroalimentarlos para que los dos germinen. Ese es verdaderamente el sentido de universidad como universalidad”.

 

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León de Greiff, el poeta que se volvió transmedia

Septiembre 10, 2020

Conoce este proyecto que combina una diversidad de formatos narrativos y de recursos tecnológicos para recuperar la obra de uno de los bardos más importantes de Colombia para las nuevas generaciones. 

Karen Osorno Valera, Colaboradora.

Llegaron a la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT como archivos originales en soportes que requerían de una impecable atención para conservar su valor histórico y como otra colección para preservar. Se trataba de documentos que hacen parte la obra de León de Greiff, uno de los poetas colombianos más reconocidos del Siglo XX por transgredir los cánones establecidos en su época, por intentar renovar la poesía nacional con la fuerza de un huracán.

Pero, ¿qué tal convertirlos en un proyecto de narrativa transmedia con el objetivo de que niños, niñas y jóvenes pudieran acceder a esos contenidos a través de formatos atractivos e innovadores, cercanos a ellos, de tal manera que permitieran su apropiación por parte de los chicos?

La idea cobró vida gracias a Mauricio Vásquez Arias, profesor del Departamento de Comunicación Social, quien en compañía de sus estudiantes y el Semillero de Investigación en Narrativas Transmedia decidió articular este proyecto de investigación-creación para su tesis doctoral en Diseño y Creación de la Universidad de Caldas, con los trabajos que hace el MediaLab de la Institución y el Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas.

El proyecto se denominó Diseño Transmedia para experiencias de apropiación de archivos culturales y cuenta con financiación de la Universidad a través de la Vicerrectoría de Descubrimiento y Creación.

El proyecto se presentó en la Fiesta del Libro 2019. Foto: Salón de Nuevas Lecturas, Fiesta del Libro.

 

La colección consta de 2345 piezas entre libros, partituras, folletos y algunos documentos personales del poeta. De ellos se tomaron algunos escritos, un mapa hecho por mano del autor y elementos diversos de caráter gráfico, así como fragmentos de su obra poética seleccionados para proporcionar diversos tipos de experiencia a los usuarios.

La colección fue donada a la Universidad por la familia del escritor, en cabeza de Hjalmar de Greiff, hijo del poeta.

El archivo de este bardo antioqueño de raíces suecas se empezó a pensar para ser difundido por medio de diferentes plataformas y dispositivos que permitieran la creación de experiencias dirigidas a niños y jóvenes.

En este proceso participan estudiantes del pregrado en Comunicación Social,  la maestría en Comunicación Transmedia e integrantes del grupo de investigación en Comunicación y Estudios Culturales. Sus adelantos pueden ser consultados en internet bajo el nombre de La Fanfarria Farragosa.

El profesor Mauricio Vásquez explica que “uno de los aspectos más interesantes del diseño transmedia es que, a través de múltiples plataformas, proporciona a las personas acercamientos diversos a la vida y obra de León de Greiff, los cuales se mueven entre la información y el entretenimiento, lo ficcional y lo no ficcional. Todo esto, articulando tecnologías analógicas y digitales, medios tradicionales y nuevos medios”.

Integración institucional

El  proyecto  ha  logrado  asuntos  metodológicos interesantes e integrar unidades académicas y de apoyo y gestión  de  la  Universidad. “Lo  que  mostramos es cómo se articulan la docencia  y  la  investigación  con  un  proceso de creación, con la Biblioteca y la Sala de Patrimonio Documental, con archivos históricos a través de nuevos formatos.  Es  interesante  porque  se  convierte en un modelo que implica muchos  saberes  y  capacidad  para  adaptar un tema histórico al lenguaje de las nuevas generaciones y provocar una lectura diferente del contenido poético”, explica el profesor Vásquez.

Recientemente se vincularon al proyecto la Editorial EAFIT, en cabeza de Claudia Ivonne Giraldo, y Área de Comunicación Creativa del Departamento de Comunicación. Así mismo, ha logrado tener a estudiantes en el proceso de conceptualización y diseño como Natalia Moreno y Sara Melissa  Gallego,  de  la  maestría  en  Comunicación Transmedia; Juan Pablo Castaño, de la maestría en Estudios Humanísticos, y Susana Morales, del pregrado  en  Comunicación  Social,  entre muchos otros participantes.

El proyecto permite una sinergia entre unidades académicas y de apoyo de EAFIT, investigación y creación, participación de estudiantes, acciones de proyección social y alianzas con entidades externas.

Origen y crecimiento de la idea

El  investigador  recuerda  que  hizo  una primera inmersión en el archivo de De Greiff acompañado de María Isabel Duarte, coordinadora de la Sala Patrimonial, y de Patricia Ospina, jefa del Centro Cultural Biblioteca, aliadas vitales desde el inicio del proyecto. Posterior a esto iniciaron varios procesos de experimentación y creación con estudiantes de pregrado y la maestría mencionados, y la media técnica en Producción de Contenidos Digitales de la Institución Educativa y Cultural Jesús Amigo, del barrio Doce de Octubre (noroccidente de Medellín).

“Decidimos  buscar  una  obra  significativa en términos históricos y estéticos que pudiéramos explorar y adaptar. El archivo de León de Greiff nos  permitió  realizar  un  proceso  de  diseño  transmedia  que  incluye  elementos de una obra esencialmente poética  y  aspectos  biográficos  del  autor”, añade. La  investigación,  que  tiene  una  duración de tres años y finaliza este 2020, ha evolucionado hasta lograr un trabajo conjunto con la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín para llegar a públicos más amplios.

En ese evento cultural, los estudiantes de pregrado y posgrado vinculados no solo compartieron buena parte de sus aprendizajes, sino que se convirtieron en codiseñadores de las experiencias que vivieron los asistentes al evento.

En la edición de 2019, cerca de 17 mil visitantes vivieron durante los 10  días de la Fiesta  del Libro una experiencia física sobre la obra de De Greiff en el Salón de Nuevas Lecturas, en cuyo diseño y ejecución participó EAFIT: la creación de un pueblo, una villa imaginaria de muchos nombres (una de las características del poeta que  usaba  diferentes  seudónimos  para identificarse) y una experiencia de realidad virtual en la que se podía vivir un viaje imaginario entre Bolombolo (Antioquia) y Korpilombolo (Suecia) como ciudades que representan parte de la vida del autor.

Ese trabajo se hizo en conjunto con un equipo de entidades en el que estaban Comfenalco Antioquia, el  Parque  Explora,  el  Sistema  de  Bibliotecas Públicas de Medellín, la Red de Casas de la Cultura de Medellín y la Universidad Pontificia Bolivariana.

Una articulación de saberes

Los jóvenes del colegio Jesús Amigo desarrollaron una mini serie audiovisual sobre el autor como forma de poner en práctica sus aprendizajes y competencias transmediales, a la vez que se apropiaron de un nuevo conocimiento relacionado con la historia de León de Greiff.

Este empeño de proyección social es otro aspecto importante de la investigación.

“Otra articulación en proceso quiere volver un producto físico en un objeto digital. Para ello estamos configurando un oráculo con 13 panidas [en alusión a los miembros del movimiento literario del que hizo parte De Greiff], 13 temas, 13 lugares y 13 acciones que permiten configurar una serie de cartas y así tener la posibilidad de escribir, dibujar o cumplir la acción que resulte del juego. Todo esto será posible a través de una aplicación para celular que permitirá ver los fragmentos de la obra de acuerdo con las cartas”, cuenta el profesor Mauricio.

 

El proyecto armonizó la obra de León de Greiff con el lenguaje de los jóvenes de hoy. Foto: Salón de Nuevas Lecturas, Fiesta del Libro.

Del mismo modo, así como es Alexa para Amazon o Siri para Apple, tiene su propio asistente de voz con inteligencia artificial para generar interactividad con los usuarios: tendrá disponibles gran cantidad de datos biográficos vistos desde la perspectiva de su esposa, Matilde Bernal.

Una estrategias de difusión en redes sociales, un disco producido en colaboración con Agroarte, Ultrasonido Studio y raperos de la Comuna 13 de Medellín, un juego de mesa y la sistematización de la experiencia de diseño, investigación y creación hacen parte de las acciones en las que vienen trabajando durante este 2020 el profesor y su equipo.

Unión de fuerzas y recursos

“Encuentro muy interesante cada una de las estrategias construidas durante este proceso para generar las dinámicas de apropiación del conocimiento sobre la obra de De Greiff. La producción de contenidos con nuevas tecnologías es costosa, pero con alianzas y una buena relación con otros actores se logran resultados de calidad que impactan en la sociedad”, explica el docente.

Él considera que trabajos de este tipo evidencian que una investigación académica se puede potenciar más allá de los espacios universitarios si se relaciona con el medio social en el cual está inmerso. Y que, por fortuna, “como academia venimos desarrollando procesos de ese tipo”.

La reacción de las personas cuando se enfrentan a experiencias como la de realidad virtual, la sinergia entre las áreas de la Universidad y los aportes de cada una de las personas que han participado, llena de satisfacción al equipo liderado por Vásquez pues logran conectar un tema histórico con el mundo actual en una experiencia de inmersión.

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Una historia de la actividad societaria en Antioquia

Enero 26, 2022

Nuevos elementos para entender las razones que permitieron que esta región alcanzara un importante desarrollo empresarial fueron hallados en una investigación de la Escuela de Derecho. El proyecto ha estudiado, hasta ahora, 3276 sociedades mercantiles constituidas en esta región entre los años 1887 y 1945.

Laura López Alzate, Colaboradora Revista Universidad EAFIT.

Gracias a la alianza entre la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia y la Universidad EAFIT fue posible reconstruir, a partir de documentos antiguos, la historia de la actividad societaria en la región.

El estudio demuestra los cimientos del desarrollo empresarial en Antioquia, pero también encuentra que el contrato de sociedad fue utilizado para llevar a cabo otras actividades económicas, sociales y culturales como farmacias, boticas y droguerías, clubes sociales, teatros, cines, editoriales y periódicos, entre otros.

Esto se evidencia al recorrer las páginas del libro Las sociedades civiles, comerciales y de minas inscritas en los juzgados de Antioquia entre 1887 y 1934: una historia de la actividad societaria de la región, que recoge las conclusiones de la primera fase de esta investigación realizada por los docentes de la Escuela de Derecho María Virginia Gaviria Gil y Juan Esteban Vélez Villegas, junto a Diana Paola Gil Guzmán, abogada e investigadora asociada al proyecto.

Ya está en proceso de edición un segundo tomo que amplía el análisis hasta el año 1945. Según la profesora María Virginia Gaviria, magíster en Historia e investigadora principal, en las dos primeras fases del proyecto se pudieron identificar 3276 sociedades.

Para ella, ambos libros no solo contienen todo el análisis de lo que traían los códigos y las principales normatividades de la época, sino que “van más allá para mirar cómo se usaban en la vida práctica, cómo los empresarios utilizaban esas normas, cómo se apropiaban de las mismas y, adicionalmente, los comentarios que la doctrina jurídica realizaba sobre ellas”.

La investigación fue realizada a partir de fuentes jurídicas como los extractos notariales de constitución de sociedades ubicados en el archivo histórico de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, con los que elaboraron un trabajo minucioso de investigación histórica, jurídica y socioeconómica. Con eso lograron identificar en qué regiones de Antioquia se constituyeron más sociedades y quiénes hacían parte de ellas.

Según explica María Virginia Gaviria, “muchos antioqueños tenían sus sociedades familiares o personales, pero a partir de ellas constituían otras sociedades. Existieron unos grupos societarios a principios del siglo XX, un fenómeno que pensábamos que era solo característico de la segunda parte de ese siglo”.

En la investigación también lograron definir qué tipos de sociedades se constituían en la época, siendo las sociedades anónimas menos comunes que las colectivas. Estas últimas eran las preferidas, entre otros motivos, porque generaban más confianza entre el público.

“Logramos encontrar el uso que se le daba a esa figura societaria, a ese contrato de sociedad para múltiples finalidades, que no eran solamente el contrato de sociedad para desarrollar actividades comerciales o para esas nacientes industrias. A principios del siglo XX se utilizaba la sociedad para desarrollar actividades profesionales, servicios de abogados, odontológicos, tareas de prensa, actividades recreativas, cine, teatro, editoriales y muchas otras labores que recurrían a esta herramienta”, comenta la profesora Gaviria.

Grupo de investigación de 4 personas  en la biblioteca.

Grupo del proyecto de investigación. Foto: Róbinson Henao

 

Ejemplo de prosperidad en una crisis

Juan Esteban Vélez Villegas, también docente e investigador de la Escuela de Derecho y coautor del libro, explica que Antioquia era un territorio periférico durante el período colonial que se destacaba por ser una región minera, pero donde a finales del siglo XIX y principios del siglo XX se constituyeron una gran cantidad de sociedades mercantiles y se desarrolló una actividad comercial significativa.

“La Medellín de la primera década del siglo XX era una ciudad que no tenía más de 70.000 habitantes y, sin embargo, fue un sitio en el que logró desarrollarse
una industria manufacturera muy importante, en donde comenzaron a surgir industrias dedicadas a muchos tipos de actividades. Las textilerías fueron quizás las más notables durante un tiempo, entre las que sobresalieron Coltejer y Fabricato, además de otras industrias de bebidas, zapatos y hasta fósforos, algunas que aún hoy son grandes empresas”, manifiesta Vélez.

También comenzaron las grandes siembras de café, se crearon bancos, en tanto que hubo abundancia de dinero proveniente de la minería. “Para hablar de la historia de Antioquia hay que hacer referencia a la minería”, recuerda el abogado e historiador Rodrigo Puyo Vasco, editor general del libro. Pero no todo fue color de rosa, también ocurrió lo contrario: se presentaron algunas quiebras famosas.

Todo esto representó una riqueza enorme en este período y una gran influyencia política en la vida de la Nación, tanto así que hubo tres presidentes de la República
antioqueños en este período: Pedro Nel Ospina, Carlos E. Restrepo y Marco Fidel Suárez.

El denominado Caso Antioqueño, que para muchos investigadores sorprende porque surgió en una región relativamente periférica y aislada para entonces, generó ese dinamismo industrial que igualmente queda en evidencia en esta investigación.

“Esas pequeñas sociedades colectivas antioqueñas manejaban capitales muy limitados y aún así tenían un ecosistema enormemente rico en donde había sociedades de todos los tamaños dedicadas a una gran cantidad de actividades. De esta forma, vemos que el surgimiento posterior de las grandes industrias no fue fruto del azar, sino el resultado de un movimiento mucho más general que se estaba dando en la región”, comenta el profesor Vélez.

Por esta razón, Antioquia fue un ejemplo de cómo prosperar en épocas de crisis: “La región estaba reventada con la Guerra de los Mil Días [ocurrida entre 1899 y 1902], la inflación estaba desbocada, la moneda había colapsado por los abusos del banco y tardó mucho tiempo en volver a ajustarse”.

Pero, a pesar de esa crisis tan enorme, los empresarios antioqueños de ese momento mantuvieron su asociatividad y en medio de esa situación tan difícil lograron sobreponerse y, por eso, en las primeras décadas del siglo XX se pudo dar el florecimiento de la actividad empresarial en la región.

La participación de la mujer como socia o accionista de sociedades era extraña hace un siglo. Sin embargo, se encontraron unas pocas sociedades que eran solo de mujeres. La participación femenina se consolida en la segunda mitad del siglo XX, después de que la Ley 28 de 1932 les dio la capacidad civil para hacerlo.

Un tesoro histórico recuperado

Para Lina Vélez de Nicholls, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, "no podía ser que la historia de las sociedades mercantiles que se había entregado a la Cámara de Comercio estuviera guardada en un sótano húmedo. Empezamos entonces a recuperar todos sus folios y a buscar tecnologías para su recuperación. Nosotros queríamos que ese esfuerzo de preservación y análisis se materializara y eso es esta investigación".

El exrector de EAFIT Juan Luis Mejía Arango fue una de las personas que más impulsó la investigación. Para él, este libro “es el fruto de un proceso que se inició hace tres años. En la Cámara de Comercio había un tesoro, pero ese tesoro estaba inédito y había que investigarlo”.

Y es que, según el exrector, el archivo de esa entidad es una fuente de investigación jurídica, económica y social que está compuesta por los registros de las sociedades comerciales de Antioquia que por años se depositaron, primero, en un juzgado y luego llegaron a la Cámara de Comercio, entidad que hizo un esfuerzo importante por recuperar, conservar y digitalizar ese archivo.

“Me parece que aquí hay unos hallazgos importantes para los economistas y los historiadores, hoy tenemos un libro que llega a enriquecer el acervo y a permitirnos entender esto que se ha llamado el Caso Antioqueño”, asegura Mejía Arango.

Libro de relojes longines.

Las Tillandsias recurvata son plantas muy comunes en nuestro medio. Crecen incluso en techos y en cables de luz.

La investigación, como armar un rompecabezas

El desafío inicial de los investigadores fue escudriñar y buscar pistas de la historia de la actividad societaria en el archivo de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, según recuerda Diana Paola Gil Guzmán, abogada de EAFIT y también coautora del libro.
“En su primera fase, el proyecto implicó la revisión de muchísimos extractos: revisamos más de 3000 para llegar a identificar en total 1837 extractos de constitución de sociedades”, afirma. Luego, la complejidad estuvo en catalogar, sistematizar y clasificar todos esos documentos en una base de datos.
Ordenar toda esta información no fue tarea sencilla: “Encontramos 8085 socios. Son muchos nombres, fue todo un reto ver cómo poníamos esos nombres en relación y cómo se los presentábamos al lector”, asegura la investigadora.
El Archivo Histórico de Antioquia y la Sala de Patrimonio Documental de EAFIT también fueron fundamentales para hallar otra información que hacía falta.
“Por fortuna, en el departamento se han realizado una buena cantidad de trabajos sobre la historia empresarial de la región. Ese gran interés nos permitió efectuar muchos cruces y relacionar las sociedades”, puntualiza Diana Gil.
El proyecto continúa y en su tercera fase ampliará el análisis hasta el año 1960.

Valor histórico de los documentos de comercio

El abogado e historiador Rodrigo Puyo Vasco –editor general del libro– afirma que la historia de la legislación comercial en nuestro país se inicia con la herencia española de las Ordenanzas de Bilbao y la aprobación del Código de Comercio de 1853.

Durante el régimen federalista, vigente hasta 1885, cada Estado soberano reguló los temas comerciales.

Luego hubo cambios legislativos como consecuencia de la entrada en vigencia de la nueva Constitución de 1886 y en 1887 entró en vigencia el Código de Comercio Terrestre que regulaba, entre otros temas, las sociedades.

Según Puyo Vasco, para 1887 ya existían tres tipos: la sociedad colectiva, la sociedad comandita y la sociedad anónima.

Para ese entonces, los juzgados de comercio no existían y las sociedades se registraban en los juzgados de circuito.

Fue solo hasta 1931 que se entregó el registro mercantil como una función delegada pública a entidades privadas como son las cámaras de comercio.

En esta fecha se ordenó que todos los libros que estaban en los antiguos juzgados de Circuito fueran trasladados a las cámaras de comercio.

Para el historiador, estos documentos “más allá de ser unos papeles, son el recorrido histórico y la vida social, jurídica y económica de nuestra sociedad”.

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Los mil ojos del titán mirando a la sociedad

Septiembre 10, 2020

Los avances y retrocesos en asuntos de justicia, violencias, paz, seguridad y convivencia, economías ilícitas y construcción de Estado son un campo fértil para la investigación académica que busca desentrañar las complejas relaciones que rigen la vida colombiana. 

Octavio Gómez Velásquez, Colaborador.

La Universidad EAFIT es como un titán de mil ojos que, desde el aprendizaje, el descubrimiento y la creación, y la proyección social acompaña los procesos sociales, económicos y políticos que permiten interpretar muchos asuntos de nuestro devenir: la historia nacional, el papel del Estado, las instituciones que administran justicia, el accionar de los grupos ilegales, los conflictos, la reincorporación a la sociedad de excombatientes, la manera en que se desarrolla la agenda de construcción de paz y fenómenos como las economías ilegales, las organizaciones criminales y sus relaciones con las comunidades.

Son ojos que avizoran, con criterio interdisciplinario, la evolución de esos fenómenos y cuyos responsables abren espacios de reflexión y encuentro social.

El abogado Camilo Piedrahíta Vargas, decano de la Escuela de Derecho de EAFIT, destaca la participación general de las universidades durante el proceso de negociación que permitió la desmovilización de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) diciendo que “la academia ha sido un espacio supremamente valioso e importante para reflexionar en torno a figuras jurídicas y políticas y, en nuestro campo, especialmente sobre el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición”.

En esa línea, el directivo docente destacó el trabajo de EAFIT, junto a la Universidad del Norte (Barranquilla), en “el acompañamiento a las labores de la Jurisdicción Especial para la Paz, así como a la Comisión de la Verdad”.

Piedrahíta Vargas defiende el hecho de que las universidades, durante la negociación y tras la firma del acuerdo, se hayan consolidado como “espacios y centros de debate, de tolerancia, desde donde –gracias a la credibilidad que tiene la academia– podemos hacer un acompañamiento no solo a las instituciones encargadas de ejecutar y materializar los acuerdos de paz y el resarcimiento a las víctimas, sino también a la sociedad”.

Mirada sobre las economías criminales

Los ojos de la universidad también han observado fenómenos paralelos al conflicto o que son producto de él. El doctor en Ciencia Política y docente del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de EAFIT, Gustavo Duncan Cruz, experto en temas de narcotráfico, criminalidad y construcción del Estado, explica que con el proceso de paz se evidenció que “el fenómeno de las economías criminales está conformado por un espectro más amplio que surge de tantos años de conflicto. Hay una serie de actividades que son ilegales, ilegales toleradas o informales que son susceptibles a la regulación de actores armados distintos al Estado”.

Duncan Cruz añade que “el problema que quedó después de tanto tiempo fue que el conflicto enseñó a muchas comunidades y organizaciones criminales cómo explotar ganancias por ejercicio sobre ese control social porque se establece un monopolio sobre ese mercado, porque se practican extorsiones, etc.”

La academia ha ganado en metodologías para el estudio de fenómenos complejos, como la minería ilegal. Foto: Róbinson Henao.

 

Lo que cambió con la desmovilización de gran parte de las Farc, advierte, es que ese grupo tenía un proyecto de toma del Estado para transformar a su manera la sociedad, pero los grupos que los reemplazaron para controlar las economías ilegales “quieren mantener un control local sobre actividades locales y eso genera una interacción muy distinta con el Estado”.

“El miedo, la rabia y el resentimiento no han podido ser reemplazados por la empatía y la compasión necesarias para la reconciliación”. Mauricio Uribe López, jefe del Departamento de Gobierno y Ciencia Política.

Cultivos ilícitos y estrategia de negociación

Otra mirada al problema del vacío dejado por las Farc en las zonas sembradas con cultivos ilícitos la tiene el doctor en Economía Santiago Tobón Zapata, director del Centro de Investigaciones Económicas y Financieras (CIEF) de EAFIT.

Para él, la razón más probable para explicar el crecimiento de esas áreas fue una estrategia política del grupo en trance de desmovilización.

Tobón Zapata señala, primero, el hecho de que las áreas con cultivos ilícitos de coca cayeron en tasas relativamente altas hasta el último año de la negociación con la guerrilla, cuando comenzaron a incrementarse.

Tres hipótesis aparecieron para  explicar ese hecho: la más socorrida fue la decisión del Gobierno Nacional de suspender la aspersión aérea con glifosato; la segunda, la devaluación del peso frente al dólar que hacía más rentable la exportación de cocaína; y la tercera, la idea de que en el posacuerdo se iba a tener una importante oferta de programas de sustitución de cultivos ilícitos por parte del Gobierno.

Sobre el impacto de la suspensión de la fumigación aérea con glifosato, el director del Cief considera que los costos de ese método son tan altos que lo convierten en la opción menos eficiente para la reducción de esas áreas.

“Un estudio de Daniel Mejía con Pascual Restrepo (de la Universidad de los Andes), en la frontera con Ecuador, encontró que costaba entre 35 mil y 40 mil dólares reducir una hectárea de cultivos ilícitos mediante aspersión. Es decir, era más barato comprar la cocaína ya transformada que hacer la aspersión”, advierte.

Por ello, el impacto sobre los cultivos era mínimo y no se podía asociar la aspersión con la reducción de cultivos ni la ausencia de la fumigación con su aumento.

La hipótesis de una tasa de cambio elevada como la razón para el crecimiento de los cultivos tampoco tenía evidencias que la respaldaran, dice Tobón Zapata, porque es una situación que se presentó en otros momentos sin que se reflejara en un aumento de las áreas cultivadas con coca.

“La demanda de cocaína es creciente en Europa y Estados Unidos y si bien la tasa de cambio ha crecido mucho en los últimos años, no había ocurrido un incremento proporcional en las hectáreas sembradas de coca”.

“La tercera hipótesis es que se generó una expectativa en muchos campesinos que empezaron a sembrar más coca (con la ilusión de ayudas del gobierno en el poscacuerdo). Esto, al principio, se manejó simplemente como especulación, pero hace pocos meses Juan Fernando Vargas, de la Universidad del Rosario, y Daniel Mejía, de los Andes, publicaron un documento de trabajo en el que presentan evidencia empírica que respalda eso”, explica Tobón.

De  acuerdo  con  esos  hallazgos,  ese crecimiento se debería explicar por  la  mezcla  de  las  tres  hipótesis,  pero donde la estrategia de las Farc para vincular a un grupo mayor de campesinos era la más influyente. “Era complejo decirle a la gente que dejara los cultivos legales que no iban a tener ayudas del gobierno para que sembrara cultivos ilícitos que sí iban a tener esas ayudas”, afirma Tobón Zapata.

El  problema,  que  se  puede  considerar coyuntural del proceso, lleva a las consideraciones de fondo: ¿cómo debería llegar el Estado a retomar el control y la legitimidad de las zonas con cultivos ilícitos?

Para  Tobón  Zapata,  la  respuesta  ya  se  ha  discutido  ampliamente  en  los ambientes universitarios, no solo de EAFIT sino de otras instituciones: “Un trabajo reciente determinó que es mucho más eficiente, en términos de reducción de cultivos ilícitos, la titulación de tierras que otro tipo de estrategias”.

Hasta ahora, comenta, el Estado se topa con el problema de no encontrar la forma de llegar a muchos territorios donde  los  cultivos  ilícitos  y  otras  economías  ilegales  son  prácticas  habituales.

“El Estado no ha logrado consolidar su presencia en ninguno de los territorios donde se han presentado estos problemas. La región del Bajo Cauca  antioqueño,  por  mencionar  un caso, tiene problemas muy serios de orden público, violencia, crimen organizado,  gobierno  de  grupos  criminales sobre las comunidades, minería  ilegal,  cultivos  ilícitos  y  violencia del mismo nivel del que había hace 10 o 12 años”

Cooperación Universidad-Estado

Santiago Tobón Zapata, director del Centro de Investigaciones Económicas y Financieras (Cief) señala que la complejidad de muchos fenómenos de las empresas criminales hace que no haya paradigmas científicos de trabajo: “La academia tiene la responsabilidad de ser muy propositiva con programas y políticas públicas que pueden ser aplicadas en estos contextos y tiene que ser muy convincente para lograr que el Estado asuma lo que proponen nuestras investigaciones. A veces los académicos somos muy torpes en comunicar las propuestas. Debemos ser conscientes y pragmáticos de que el Estado y la política tienen que enfrentar unos retos”.

Tobón Zapata hace referencia a procesos difíciles, en lo político, tales como la discusión de la legalización de la marihuana –un debate que considera maduro en la comunidad internacional– y al cambio de paradigmas de intervención en las zonas donde el Estado debe consolidar su presencia y legitimidad.

Ampliar enfoques

El profesor Gustavo Duncan Cruz afirma que la academia tendrá que estudiar más el carácter político de las organizaciones criminales. “La gente, en vez de querer tomarse el Estado central y entregarle el liderazgo a una persona instruida, con mando jerárquico, prefiere explotar la renta criminal, controlar una comunidad, volverse rico y con acceso directo al poder, en lugar de desarrollar una guerra directa con el Estado”,

Eso, añade, se traduce en superar el fenómeno puramente criminal: son pequeños centros de poder que cobran impuestos, imponen el orden y mantienen mediaciones con el Estado central.

“En las academias internacionales ya existe el concepto de criminal governance, gobiernos criminales, una rama de estudios que está obligando a hacer más rigurosos en estos temas y que en Colombia tiene implicaciones políticas fuertes porque tanto izquierda como derecha se achacan culpas mutuas sobre la responsabilidad en este fenómeno”, dice Duncan Cruz.

 

Paz y Estado

Las empresas criminales, las zonas donde se concentran los cultivos ilícitos y la incapacidad del Estado para conso-lidar su presencia y reducir a las primeras lleva a una de las razones por las cuales el acuerdo de paz se constituye en una agenda de construcción de Estado.Mauricio Uribe López, doctor en Ciencia Política y jefe del Departamento de Gobierno y Ciencia Política de EAFIT, afirma que “buena parte de la explicación de la guerra co-lombiana ha sido la debilidad de la estatalidad y aunque construcción de paz y construcción de Estado no son sinó-nimos, en el caso colombiano las dos tareas van de la mano y son casi una hoja de ruta que debe ir de abajo hacia arriba, desde lo local hacia lo nacional, de la periferia al centro”.

A pesar del reto que ello implica, reconoce que las dificultades que ofrece el contexto actual para la implementa-ción del acuerdo de paz obedecen a que “los colombianos hemos sido muy buenos para hacer la guerra, para firmar acuerdos parciales de paz, pero no sabemos vivir en paz”.

Aunque destaca los actos de reconciliación entre desmo-vilizados de guerrilla y paramilitares, “esos episodios no han permeado al conjunto de la sociedad y el odio, el miedo, la rabia y el resentimiento no han podido ser reemplazados por la empatía y la compasión necesarias para la reconciliación”.

Uribe López señala que el gobierno de Iván Duque pa-rece haber retrocedido a la etapa en que no se reconocía la existencia de un conflicto armado en Colombia: “De todas formas, el Ejecutivo tiene unos compromisos para desarrollar el acuerdo que son legales, normativos, internacionales y vin-culantes. Sin embargo, hay cosas que van avanzando, en par-ticular el proceso de reincorporación de los combatientes”.

A pesar de eso, hay temas como la reforma rural integral, el Fondo de Tierras para la Paz, la sustitución de cultivos ilícitos, las zonas de reserva campesina y los presupuestos para inversión en el sector agropecuario que no avanzan, están estancados.

“No hay que ser alarmistas porque el horizonte tempo-ral de implementación de los acuerdos es amplio, va más allá del gobierno Duque, pero sí es motivo de preocupa-ción que los temas estructurales del acuerdo estén un poco congelados y, aparte de los programas de desarrollo con enfoque territorial y la reincorporación de los combatientes, no mucho más que esté funcionando”, concluye el jefe del Departamento de Gobierno y Ciencia Política.

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Estudio explora las estrategias corporativas de empresas multinegocios en Colombias

Enero 26, 2022

Una investigación liderada por dos profesoras de la Escuela de Administración de EAFIT describe la forma en que empresas multinegocios del país diseñan y adaptan sus estrategias corporativas desde la alta dirección.

Daniela Milena Ramírez, Colaboradora Revista Universidad EAFIT.

Adentrarse al corazón de las grandes empresas representa un desafío desde el campo de la administración debido a que sus administradores suelen ser renuentes a revelar información de la estrategia corporativa.

De ahí el mérito de un estudio realizado por dos profesoras de la Universidad EAFIT que analiza a las compañías multinegocios colombianas de seis regiones, con hallazgos que nutren el debate académico y trazan un camino para profundizar sobre el modo en que son administradas.

La investigación describe a las multinegocios como aquellas empresas con una diversidad de negocios desde la propiedad, con portafolios cruzados, una administración central y unas formas determinadas de seguimiento al desempeño (se reconocen organizaciones privadas, de origen familiar y hasta estatales).

Entre otros aspectos, sus resultados muestran la forma en que pasan a convertirse en multinegocios, la compleja configuración de la estrategia, aspectos sobre la gestión de sus portafolios y, principalmente, cómo se administran conjuntamente desde sus centros corporativos (una especie de oficina central).

Tal exploración fue realizada por las profesoras Luz María Rivas Montoya y Diana Londoño Correa, del Departamento de Organización y Gerencia, de la Escuela de Administración de EAFIT, a partir de su interés de ampliar estudios llevados a cabo en sus tesis de doctorado con empresas del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA).

Las investigadoras consideraron que era necesario seguir indagando para entender, más allá de los aspectos financieros y económicos –que consideran muy importantes– el cómo lo hacen, es decir, la complejidad de la administración de estos conglomerados.

De acuerdo con Rivas Montoya, el hallazgo más importante tiene que ver con el momento en que pasan a convertirse en multinegocios y la dirección debe definir la estrategia competitiva para cada uno de esos negocios y la corporativa para toda la empresa; esto implica una paradoja: fortalecer la singularidad competitiva de cada negocio, mientras crean nuevo valor económico para toda la empresa multinegocios.

“Se reconoce que la empresa multinegocios compite en varios sectores y ello es muy importante para entender que no se puede tener una estrategia competitiva por empresas, sino por negocio. Hay compañías que no entienden eso y definen una estrategia para toda una empresa, cuando en realidad tienen negocios distintos”, apunta la investigadora.

Una vez están operando como multinegocios, otro reto que aparece es la toma de decisiones, que depende en gran medida del porcentaje de participación de la propiedad en cada negocio. Lo anterior implica que se presenten diferentes formas de administrar. Las académicas relacionan que la gerencia se torna más fácil cuando los dueños tienen el cien por ciento de la propiedad porque permite centralizar funciones como el pago de la nómina o de los impuestos, el uso de tecnologías, la optimización del manejo financiero, entre otros aspectos.

“Pero encontramos que esas empresas tienen distintas participaciones en las sociedades y, dependiendo del grado de propiedad, es que pueden tomar decisiones sobre algunas funciones corporativas o no, tales como la definición del portafolio, la gestión interna y la gestión externa”, explica la profesora Rivas Montoya.

Varias personas en una reunión de trabajo con computadores y vasos de agua.

El trabajo permitió obtener información de las complejidades de la administración de estas compañías.
Foto: Shutterstock

 

Diversas formas de generar valor

Otro aspecto fundamental que revela el estudio es la importancia de las estrategias de no mercado y de acción política corporativa, que tienen que ver con la gestión externa que realizan con sus grupos de interés y ante el Estado; una particularidad que, suponen, obedece al entorno del país.

En esta gestión son claves actores como los dueños, en empresas más pequeñas o familiares, y los vicepresidentes de asuntos corporativos, en las más grandes.

“El tema de la acción política y el compromiso con las regiones es muy valioso, y es muy diferente al de otras partes del mundo porque los problemas son muy distintos: se trata de otros contextos”, explica la investigadora Diana
Londoño Correa.

Este tipo de relacionamiento con la sociedad se da, en la mayoría de casos, a través de fundaciones empresariales. Asimismo, en las acciones políticas con el Estado se busca participar en la definición de legislaciones que pueden
afectar a los negocios.

También, se identifica que la administración conjunta es orientada a generar sinergias que logren que los negocios sean más competitivos, mejorando su eficiencia y creando nuevo valor. Desde la alta dirección también se impulsa el diseño de programas para pensar cómo hacer cosas diferentes y generar nuevos ingresos.

“Nuestras empresas son muy creativas en generar nuevas formas de valor al administrar conjuntamente esos negocios. De hecho, en uno de los artículos mencionamos ejemplos de nuevas formas de generar ese valor”, menciona Rivas Montoya. Sin embargo, no todas operan a partir de centros corporativos. Algunos negocios, pese a tener portafolios cruzados, pueden ser más independientes.

El hallazgo más importante tiene que ver con el momento en que las empresas pasan a ser multinegocios y la alta dirección debe definir la estrategia corporativa: cómo reconfigurará sus portafolios (invertir y desinvertir) y cómo administrará esos negocios de manera conjunta.

Aportes de la investigación

De acuerdo con las profesoras, este proceso representa tres aportes para el campo de la administración en Colombia. El primero, el llevar a los entrevistados a la reflexión sobre el cómo desarrollan sus estrategias corporativas.

“Cuando hacíamos las entrevistas generábamos consciencia de cosas que los gerentes hacen sin preguntarse tanto. En el día a día del negocio no surgen esas reflexiones porque las empresas viven en la carrera de la productividad y la competitividad. Cuando uno como investigador les hace esas preguntas y los lleva a pensar, lo van haciendo consciente”, dice Rivas Montoya.

Asimismo, se destaca que el estudio presenta un referente local de cómo se administran estas empresas porque lo usual es que estos análisis abarquen casos de estudio de empresas radicadas en otras partes del mundo.

“Para nosotras es muy importante tener información propia. No es lo mismo administrar aquí que en Nueva York o en Tokio. Son conceptos que tienen que marcar porque la administración es muy compleja y tiene muchos factores contextuales y culturales; contexto de momento y de historias, de la forma cómo se ha hecho. Todo eso es relevante”, plantea la docente Londoño Correa.

La discusión que se ha suscitado en espacios académicos con el estudio también ha generado un interés por parte de estudiantes de posgrado por seguir indagando sobre las particularidades de las formas de administración de este tipo de empresas.

Algunos, sobre todo de maestría, laboran en esas compañías y se empiezan a interesar por profundizar sobre estos aspectos en sus trabajos de grado. Lo otro es que llevan los hallazgos a la práctica de sus entornos laborales.

“Los estudiantes que vienen de esas empresas en que pudimos hacer el trabajo, al ver estos casos, pueden hacer comparaciones sobre qué ha cambiado y qué no, y ello suscita discusiones muy valiosas en las clases”, comenta Londoño Correa.

Una veta para seguir indagando

También se destaca el aporte del estudio a la literatura académica sobre las particularidades de la administración de este tipo de empresas en el contexto local.

“Hay poca literatura porque las empresas son reacias a entregar este tipo de información y porque la investigación en Colombia en administración es joven. EAFIT ha hecho esfuerzos en este sentido y esto enriquece profundamente la docencia y la investigación aplicada. En el mundo, lo más frecuente es el estudio de las fusiones y las adquisiciones, con un mirada
económica y financiera, pero de la etapa de integración, que sigue a una adquisición, hay literatura interesante pero aún hay preguntas abiertas”, asegura Rivas Montoya.

Según Diana Londoño, el estudio también evidencia que hay multinegocios que no son de tipo familiar, como se ha enfatizado en algunas investigaciones similares en América Latina.

Dos mujeres en medio de una plaza con naturaleza.

Las profesoras Diana Londoño Correa y Luz María Rivas Montoya. Foto: Róbinson Henao

 

“Si yo quisiera hablar de los grupos coreanos, japoneses o alemanes encuentro artículos. De los latinoamericanos y colombianos hay algunas referencias alrededor de lo familiar, pero no todos están configurados así”, sostiene.

Los hallazgos, que han sido consignados en diferentes publicaciones académicas, también han dado cabida a otros trabajos de investigación sobre la variedad de alternativas para administrar empresas multinegocios en Colombia y que se encuentran en un estado de avance importante.

Se espera que como el ya presentado, sirva para seguir comprendiendo las estrategias corporativas de las poco estudiadas empresas multinegocios del país.

Nuevas líneas de investigación

La indagación sobre empresas multinegocios en seis regiones de Colombia permite evidenciar un espectro amplio para seguir realizando este tipo de estudios en el país.

La profesora Diana Londoño dice que el tema sigue abierto y hay cabida para indagar por diferentes aspectos que permitan enseñar cómo funcionan estas empresas desde la alta dirección, un asunto que compete específicamente al campo de la Administración.

“Es muy del tejido interno y de las decisiones que se toman dentro de la organización. Todas esas decisiones son cosas que le interesan al administrador. Las otras miradas son valiosas e importantes, pero son diferentes”, menciona.

Entre otras líneas de investigación, las docentes consideran de interés: la identificación de sinergias en las empresas multinegocios, la acción política corporativa, las configuraciones de portafolio y el fenómeno multinegocio en empresas pequeñas.

Las académicas están realizando actualmente un estudio con el Grupo Éxito con el cual buscan entender cómo se materializaron las sinergias en esa firma.

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¿Emisiones a la atmósfera?, ¿por qué no mejor de bonos verdes?

Enero 22, 2022

Al igual que en el fútbol, el tiempo juega contra quien necesita resultados. Hoy, aparte de tiempo, el medio ambiente requiere de acciones que financien iniciativas que mermen las emisiones de efecto invernadero. Los bonos verdes son una opción que crece y se consolida en el mercado de deuda.

Juan Carlos Luján, Colaborador Revista Universidad EAFIT.

Habría que vivir en Marte para no percibirlo. Fuertes aguaceros que generan enormes inundaciones, tifones y huracanes que se forman con mucha más intensidad, olas de calor o frío que golpean amplios sectores del mundo, fenómenos atmosféricos que desconciertan a la ciencia.

Quienes habitamos la Tierra, como en un partido de fútbol definitivo, jugamos en contra del tiempo por cuenta del cambio climático y desde diferentes ámbitos, incluidas las finanzas, y por tanto, es un imperativo buscar soluciones que permitan revertir una situación tan determinante para el futuro de la humanidad y de las diferentes especies que conforman el planeta.

Sí, hay que movilizar recursos para generar efectos resilientes alrededor del medio ambiente, pues como lo menciona Juan Felipe Franco, director general de Hill Consulting –firma colombiana que se encarga de trabajar por territorios amables y saludables–, la gestión para hacerle frente al cambio climático no puede
ser exclusivamente financiada a través de recursos de donación o de cooperación internacional.

“Definitivamente se necesita de la inyección de capital importante para lograr acciones transformadoras”, menciona el consultor, quien agrega que una alternativa para hacerle frente al asunto son los bonos verdes, financiación que se requiere con prioridad teniendo en cuenta las ambiciosas metas internacionales de Colombia frente al cambio climático y la consiguiente movilización de recursos para su cumplimiento.

Además, no se trata de un asunto filantrópico, sino de gestión de un riesgo, como lo son las acciones en beneficio del medio ambiente. Famosos desde 2007, cuando un grupo de inversionistas nórdicos se acercó al Banco Mundial con el fin de gestionar herramientas que les permitieran invertir en los mercados financieros, pero a la vez tener unos impactos positivos en el medio ambiente, se trata de instrumentos de deuda cuyos recursos solo deben utilizarse en proyectos con efectos ambientales positivos.

La definición de lo que son está en el estudio internacional El potencial de los mercados de bonos verdes en América Latina y el Caribe, financiada por la Fundación EU-LAC y en la que participaron académicos de EAFIT, la firma Hill y Get2C.

En palabras de Diana Constanza Restrepo Ochoa, docente del Departamento de Finanzas de EAFIT y una de las autoras del estudio, los bonos verdes permiten visibilizar los recursos dirigidos a la financiación de iniciativas relacionadas, por ejemplo, con eficiencia energética, energías renovables limpias o infraestructura sostenible, entre otras.

La profesora explica que “esto nos ayuda a entender mejor cómo se mueven los recursos hacia estas áreas, acordes con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y también con el Acuerdo de París, que busca un compromiso global por limitar el aumento de la temperatura en el planeta a menos de dos grados centígrados de aquí a 2030. Idealmente a no más de 1.5 grados centígrados”.

Planta.

Los bonos verdes son más que un asunto de financiación o de corte filantrópico. Son también una forma de gestión de un riesgo, como todas las acciones en beneficio del cuidado del medio ambiente.
Foto: Róbinson Henao

 

Un mercado de crecimiento

Utilizados por instituciones públicas y privadas, los bonos hacen parte de un mercado de valores de deuda, es decir, en el que se presenta un  financiamiento por medio de la emisión de dichos bonos. Son también conocidos como valores de renta fija, pues entre emisores y compradores se sabe con exactitud la cantidad de dinero que se obtendrá y el interés fijado.

Los bonos verdes integran dicho mercado y, a 2019, se habían tranzado 1397 billones de dólares en el mundo, según el registro que desde 2014 hace The Climate Bonds Initiative (CBI). A su vez, durante 2021 se han movido 298.4 billones de dólares en todo el planeta en bonos verdes.

La profesora Diana Restrepo especifica que son los actores privados quienes más han intervenido en este mercado con la emisión de más del 50% de los instrumentos. El sector público como tal tiene una participación cercana al 30% y la banca de desarrollo un 16 o 17%.

El estudio subraya que, según datos de 2019, Europa se erigía como el principal emisor con un 40% de bonos, mientras que América Latina aportaba solo un 2%.

Y aunque es un mercado en crecimiento, corresponde al 1 % del mercado general de bonos, como lo indicó el Banco Interamericano de Desarrollo en 2019 y que se reseña en la publicación. “Llegar a ese tamaño del mercado global de deuda no es algo desdeñable porque este es un mercado bastante grande”, dice la académica, y más aún cuando su auge comenzó en 2014, siete años después de la emisión del primer bono. En lo concerniente a Latinoamérica, Diana Constanza Restrepo comenta que una de las razones para que falte más consolidación es que se trata de un sector con mercados de deuda aún muy pequeños.

“La mayoría de nuestro tejido empresarial está conformado por empresas pequeñas y medianas, y se necesita salir con una cantidad relativamente grande de deuda (una emisión competitiva de deuda en el mercado colombiano es de más de 200 mil millones de pesos)”.

A 2019, Europa se erigía como el principal emisor con un 40% de bonos,
mientras América Latina aportaba un 2%. El mercado mundial de bonos
verdes corresponde al 1% del mercado general de bonos.

Su uso en el país

En Colombia, para mostrar ejemplos de emisión de bonos verdes, se destacan las hechas por Bancóldex, organización que en 2017 emitió un bono verde de 200 mil millones de pesos que le permitió conceder créditos verdes por cerca de 330 mil millones de pesos.

ISA, en 2020, hizo una emisión de 300 mil millones de pesos para el financiamiento de dos proyectos en la región Caribe y así permitir la conexión de energías renovables no convencionales (eólica y solar) al Sistema Interconectado Nacional. Además, hubo unas colocaciones privadas de Bancolombia (350 mil millones de pesos) y Davivienda (433 mil millones de pesos), ambas en 2017, lo que las convirtió en las primeras en abrir este tipo de bonos en el país.

Ambas emisiones fueron adquiridas por la Corporación Financiera Internacional (IFC) para darle prioridad a proyectos que combatan el cambio climático. Por lo anterior, para la docente, uno de los aspectos positivos en Colombia es que los bancos han entrado mucho a dicho mercado y esto es un caso especial dentro de Latinoamérica.

A su vez, Colombia emitirá bonos soberanos verdes este 2021, ofrecidos por gobiernos nacionales. “Ellos han tenido acompañamiento del Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial en la estructuración de esta emisión. Esperaríamos, eso sí, que la colocación resulte exitosa”, expone la profesora Diana Constanza Restrepo, quien considera que aspectos como la no firma del Acuerdo de Escazú, muy relevante para la protección del medio ambiente en el país, seguramente no afectará la intención de los inversionistas, teniendo en cuenta la especificidad de los bonos y su destinación, y el respaldo que ha tenido el Gobierno durante el proceso de estructuración.

¿Qué son los bonos verdes?

Instrumentos de deuda cuyos recursos solo deben utilizarse en proyectos con efectos ambientales. Los pueden emitir empresas, gobiernos, municipios o entidades supranacionales.

¿Bonos verdes soberanos?

Son aquellos emitidos por gobiernos nacionales. Su emisión permite a un gobierno atraer directamente a los mercados de capital para financiar los compromisos.

Dificultades y marcos normativos

En el estudio es clara la explicación que se hace sobre la regulación de los bonos verdes, aunque como dice la misma publicación, detallar lo que es “verde” no es tan sencillo. Fue la International Capital Markets Association (ICMA) la que definió los Principios de los Bonos Verdes (GBP, por sus siglas en inglés), los que, de acuerdo con la investigación, son “directrices de proceso voluntario que recomiendan la transparencia y la divulgación y promueven la integridad en el desarrollo del mercado de bonos verdes al aclarar el enfoque para la emisión”.

La académica anota: “Los GBP dan unos lineamientos sobre cómo se debe estructurar el bono, cómo se deben informar los proyectos en que se va a invertir y cómo se debe reportar. Ese es uno de los problemas que tiene el mercado, y es que los emisores pueden o no acogerse a los principios de los bonos y aun así etiquetar como verde”.

Volviendo sobre lo que es “verde”, una de las dificultades del mercado está relacionada con el greenwashing que es, por ejemplo, cuando una petrolera o una mina de carbón emite un bono verde para eficiencia energética, y aunque ahorren energía, su foco de actividad económica continuará siendo muy contaminante.

Aspectos como el desconocimiento del funcionamiento y las ventajas de estos instrumentos, la actualización aún más de su regulación y la socialización de su operación también se hacen necesarias para fortalecer el aumento del mercado. En la actualidad, los bonos verdes se utilizan para iniciativas en energía renovable, infraestructura verde.

El escenario pospandemia

La contingencia del COVID-19 priorizó otras necesidades para el mundo. Tanto en América como en Europa, las zonas en que se centró la investigación –y por sus diferencias sociales y económicas–, se viven escenarios en los que se hace necesario revisar el futuro de este mercado, aunque las previsiones son positivas.

Según la investigación, en el caso de Latinoamérica y el Caribe, “a pesar de la incertidumbre pandémica, todavía existe la oportunidad de apelar al mercado de deuda para financiar la recuperación y los bonos verdes podrían ser un instrumento importante con el fin de movilizar recursos financieros de apoyo a una recuperación económica alineada con la construcción de emisiones cero”.

Los europeos, por su parte, acordaron el próximo presupuesto a largo plazo (1824,3 mil millones de euros). Allí incluyeron medidas de recuperación del COVID-19 pensando también en un futuro más sostenible que apoye la inversión en las transiciones verde y digital.

Calle principal en donde hay semaforos dos ciudadanos montando en bici y transporte publico.

El transporte limpio es uno de los campos que se puede financiar con este tipo de bonos. Foto: Róbinson Henao

 

"Ante este panorama, Juan Felipe Franco, de Hill Consulting, cree que el mercado no se verá afectado de forma negativa. “Por el contrario, cada vez más los países, los territorios y la empresa privada van a demandar más de este tipo de instrumentos de deuda para sacar adelante la recuperación pospandemia sostenible, y que empiece a tener criterios de desarrollos bajos en carbonos y resiliente al clima”.

Cambio climático, futuro, financiación, proyectos alternativos, verde... Más que palabras claves, la supervivencia de la humanidad en la Tierra, así como de las especies que hoy habitan el planeta, necesita de acciones.

Los bonos verdes, y por ende las finanzas sostenibles, como lo reitera la profesora Diana Constanza Restrepo, permiten anticiparse a esos eventos. “Si entendemos que el ambiente es una fuente de riesgo y no actuamos sobre lo que estamos haciendo para cambiar la trayectoria, seguro vamos a estar peor”.

Ah, y que quede claro, en voz del líder de Hill Consulting, que los bonos no son el único instrumento financiero para este problema. “Requerimos de esfuerzos para que haya una combinación de distintos instrumentos, a través de los que se movilicen recursos para la acción climática en Colombia y en América Latina”.

¿Cuál es el negocio de invertir en ellos?

Los bonos verdes son, básicamente, acuerdos en los que un grupo de inversionistas se compromete a comprar la deuda a los emisores de dichos bonos y los emisores, a cambio, se comprometen a pagar unos intereses mientras el bono se vence.

Para Juan Felipe Franco, de Hill Consulting, los bonos terminan siendo una deuda por la que quien utiliza los recursos debe pagar unos intereses por ese dinero que recibe. Frente al mercado de bonos convencionales, la diferencia con los verdes es que en el caso de los segundos los recursos que se recogen con la emisión solo se pueden utilizar en proyectos con beneficios ambientales.

Se trata, entonces, de instrumentos de deuda o financieros que son ampliamente usados por los países, por el sector privado y por los gobiernos. Lo interesante, además de la destinación de estos recursos, son los requisitos para acceder a estos, los que en ocasiones son entregados al usuario final bajo unas condiciones: tasas especiales, plazos de deuda quizás más amplios y períodos de condonación.

El aporte de estos instrumentos de financiación pasa por la necesidad de beneficiar acciones que tengan impactos ambientales positivos, en la reducción de emisiones y en la forma como las comunidades cada vez son más resilientes a los impactos del cambio climático.

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