La verdad de las niñas, niños y jóvenes sobre el conflicto

Septiembre 10, 2020

La Comisión de la Verdad recorre Colombia reconstruyendo lo que pasó en más de medio siglo de conflicto armado. Un manifiesto liderado por Universidad de los Niños EAFIT permitió a menores de edad del país expresar sus puntos de vista y anhelos sobre el fin de la confrontación. 

Andrés Felipe Giraldo Cerón, Colaborador.

Sube a la tarima, levanta la mirada y se encuentra con cerca de 700 personas que esperan su voz. Ahora es un adulto ante un micrófono, pero su relato es el del niño de 7 años que fue y que sobrevivió a la masacre realizada por el Ejército Nacional en las montañas de Pueblo Rico, Suroeste de Antioquia, en el año 2000. Jorge Eliécer Arboleda habla de sus dos hermanos menores asesinados ese día y de su familia desintegrada.

También se refiere a los 74 menores de edad que res meses después, murieron en una operación militar en el Nororiente de Colombia cuando hacían parte de una columna de las Farc, grupo guerrillero que los había reclutado.

Antiguos enemigos se sentaron juntos en el evento. Foto: Róbinson Henao.

 

Los asistentes lo escuchan, entre ellos funcionarios del Estado, líderes sociales, estudiantes, víctimas y victimarios. También hay niñas, niños y jóvenes que vinieron con historias desde lugares tan distantes entre sí como Soacha, Tumaco, Cali, Currulao y Caloto.

Están en el tercer Encuentro por la Verdad, un evento organizado por la Comisión de la Verdad en Medellín para reflexionar sobre los impactos de la guerra en la vida de generaciones de menores de edad.

Algunos de los asistentes tienen en sus manos el Manifiesto por la Verdad, un documento que le entregarán a los comisionados que presiden el evento.

El texto fue elaborado a finales de noviembre de 2019 bajo el liderazgo de la Universidad de los Niños EAFIT (Uniños EAFIT) y organizaciones sociales de Medellín con el objetivo de reconocer que niñas, niños y jóvenes han sido víctimas del conflicto armado, escuchar sus voces y hacer recomendaciones a todos los actores involucrados en la confrontación para garantizar la no repetición de los hechos.

En el encuentro también están Daladier Rivera, mayor retirado del Ejército, quien aceptó que bajo su mando se cometieron ejecuciones extrajudiciales, es decir, asesinatos fuera de combate que violan el Derecho Internacional Humanitario; Freddy Rendón (conocido como El Alemán), antiguo comandante del Bloque Élmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia; y Rodrigo Londoño (apodado Timochenko), excomandante de la antigua guerrilla de las Farc y hoy presidente del partido político que crearon tras la dejación de las armas. Están para escuchar, pedir perdón, reconocer sus errores y comprometerse con la no repetición de la violencia. Ellos también leen el manifiesto de los niños.

"Los perdono porque me pongo en su lugar"

Esta frase la escribió Liset Jiménez de 17 años. El manifiesto contiene también cartas de niñas, niños y jóvenes para la sociedad, las víctimas y los victimarios. En otro párrafo dice: “Espero que, así como yo tomé su lugar por unos minutos, ustedes también tomen el lugar de las víctimas y les pidan perdón y se perdonen a ustedes mismos".

El manifiesto tiene un poco más de 30 páginas e incluye historias de menores y adultos que sufrieron toda la barbarie del conflicto armado, atropellos y violaciones a sus derechos humanos fundamentales.Según Sinthya Rubio, coordinadora de los enfoques Curso de Vida y Discapacidad de la Comisión de la Verdad, el objetivo del manifiesto es “promover una reflexión sobre lo que ha sucedido con varias generaciones de niños en el marco del conflicto y pensar qué deberíamos hacer para que no se repita”.

En el texto se incluyen algunos relatos que sirvieron para que los autores se prepararan antes de comenzar su redacción, como lo afirma José Zapata, participante de Universidad de los Niños: “Escuchamos lo que han vivido y sufrido. Eso me ayudó a conocer otra mirada del conflicto. Por ejemplo, yo pensaba que no tenía nada que ver con la ciudad, que solo había pasado en el campo; pero luego me enteré que muchas personas que viven aquí, o sus familias, eran desplazados”.

La preparación de los participantes se realizó a través de un taller. Según Selene Pineda, asistente de contenidos de Universidad de los Niños EAFIT, primero revisaron la estructura de la Comisión de la Verdad para conocer su misión; luego leyeron publicaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica y del Museo Casa de la Memoria de Medellín para compartir las historias de personas y comunidades.

Con esta información armaron un mapa y  una  línea  de  tiempo  del conflicto en Colombia y Antioquia, y abordaron conceptos clave como el de verdad y no repetición. “Trabajamos  por  9  horas.  Cada  cierto tiempo parábamos a hacer recomendaciones y plantear preguntas relacionadas con el conflicto. Fue largo, pero enriquecedor. ¡Todos querían participar!”, afirma Pineda.

Al taller asistieron 40 niñas, niños y jóvenes que provenían de organizaciones como el Programa de Víctimas de la Alcaldía de Medellín, la Corporación Combos, la Corporación Convivamos y la Corporación AMI. Los otros 40 autores son pequeños que hacen parte de Universidad de los Niños EAFIT.

"¡Todos querían participar!”, relata Selene Pineda, de Universidad de los Niños, sobre los 80 niñas, niños y jóvenes que estuvieron en la creación del manifiesto.

Un manifiiesto para entenderse

Para Sinthya Rubio, los autores del manifiesto son capaces de expresarle a la sociedad, sus familias, el Estado y los comisionados una reflexión profunda sobre el conflicto armado: “Es algo que todos los niños deberían poder hacer: tener voz. Lo que pasa es que no siempre les brindamos los espacios para que puedan expresarse y no siempre los escuchamos”.

En este punto parece coincidir uno de los autores del manifiesto, quien prefirió escribir de manera anónima lo siguiente: “Ustedes saben cuántas son las víctimas del conflicto, saben cuántos sufren violencias en sus hogares y en los lugares que frecuentan. ¿Eso no los toca? A nosotros sí”.

Esta visión pragmática de la realidad no es fortuita. Según Nidia  Montoya, asesora psicosocial de la Comisión de la Verdad, es una ventaja de las niñas, niños y jóvenes: “Ellos son transparentes, llaman las cosas por su nombre y señalan responsabilidades con claridad. Es simple, están abocados a vivir bien y dignamente, a convivir, a gozar sus derechos básicos, la vida, la educación, la familia, la alimentación y la recreación”.

 

A la entrega del Manifiesto asistieron más de 500 niños. Foto: Róbinson Henao.

Con esta intención escribió José Zapata su carta. Tiene 15 años y redactó un texto en el que le pide a la gente amor y fortaleza, y al Estado compromiso con las víctimas: “Creo que para entenderse hay que contarse la verdad. Y creo que parte de perdonar y llegar a la paz es comprender el conflicto armado. Entonces, qué mejor forma de hacerlo que escuchar a las personas que lo sufrieron”, afirma José.

Además del producto final, la construcción del manifiesto fue un proceso significativo para sus autores, como los participantes del Circo Momo, una corporación sin ánimo de lucro que trabaja con jóvenes a partir de su concepto de circo social.

Para Andrea Giraldo, coordinadora de proyectos del circo, el encuentro les permitió acercarse al conflicto de manera pedagógica y creativa: “Lo interesante es que ellos se sintieron parte de la población que busca cambios para el país y para la sociedad”.

Querida Nación

Sé que te han hecho mucho daño, sé que te han usado, explotado y que tu sangre has derramado. Sé que parece como si solo odio en tu interior hubiera. Sé que la idea de un país perfecto te llenó de ira, que tu orgulloso nombre te llevó al olvido. Sé que la avaricia, el miedo y el rencor te han debilitado, que estás cansada y que el futuro se ve oscuro.

Pero sé que sigues de pie, que por cada momento de odio se viven mil historias de amor. Quiero que te armes de valor y que seas paciente, que aprendas a aceptar el pasado, a querer tu presente y a reconocer que, en ti, en tu juventud y en tu experiencia, hay un inmenso potencial para un mejor futuro.

Señores del Estado encargados de dar a conocer al pueblo la verdad del conflicto armado... esta carta se hace con el fin de solicitarles y recordarles que son ustedes los responsables de que las víctimas y el pueblo en general sepan lo que verdaderamente pasó en este largo conflicto que nos ha afectado a todos de forma directa e indirecta.Quiero recordarles que llevan el futuro de los jóvenes y niños, los cuales han sufrido.

¡Gracias!

José Fernando Zapata, 15 años | Texto incluido en el Manifiesto por la Verdad

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Tan cerca y tan lejos de la agricultura 4.0 en Colombia

Septiembre 10, 2020

Los procesos de producción agrícola están sufriendo grandes cambios como resultado de la alta demanda
de alimentos, el uso intensivo de tecnologías digitales y los retos del cambio climático. ¿Cómo son?

Andrés Felipe Giraldo Cerón, Colaborador.

La moderna agroindustria de flores en Colombia recopila, organiza y analiza datos de toda la cadena de producción mediante dispositivos tecnológicos. Foto: Shutterstock

 

En la Sabana de Bogotá o en el Oriente antioqueño se corta una flor. Se limpia, se hidrata, se embala y se envía al aeropuerto internacional más cercano, probablemente rumbo a Estados Unidos, comprador del 78 % de la producción nacional de flores.

No viaja sola. Según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores
(Asocolflores), solo para la temporada de San Valentín de 2019 se exportaron
142 millones de tallos, un negocio de 1460 millones de dólares anuales que
representa el 9,6 % de las exportaciones no minero-energéticas del país. Para alcanzar estas cifras no basta con las ventajas climáticas del trópico.
Se necesita ciencia, tecnología e innovación.

Y es que los floricultores son uno de los principales promotores de la modernización agrícola, una tarea aún pendiente en cul tivos claves como el café y el cacao, y una necesidad social y humanitaria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En un reciente informe publicado por la FAO se describen los retos alimentarios que deberá asumir la humanidad en un planeta que se espera que pase de 7700 millones de personas hoy a 9700 en 2050.

Algunos de ellos son la creciente escasez de recursos naturales, la presión ejercida por el cambio climático, la inclusión en la dieta de más proteínas animales en
países de ingreso medio y la expansión en la frontera agrícola.

Entre los más apremiantes está la necesidad de aumentar casi en un 50 % la producción de alimentos, forraje y biocombustibles para mediados de siglo. El informe también plantea un escenario de contradicciones: el 11 % de la población mundial –821 millones de personas– se sigue “acostando con hambre”, la obesidad se incrementa y el desperdicio de alimentos llega a un tercio del total producido por problemas en su procesamiento, distribución y almacenamiento.

Estos retos están impulsando transformaciones en la agricultura. ¿De qué forma? Para Enrique Copete Perdomo, presionan al sector para que sea más productivo, eficiente y sostenible. Él es uno de los creadores del pregrado en Ingeniería Agronómica de la Universidad EAFIT y en tiempos en los que se habla de la Cuarta
Revolución Industrial está convencido de la necesidad de la Agricultura 4.0. Aunque los cambios van más allá de la dimensión tecnológica.

Agricultura en 4.0 en Colombia

“Ni la pequeña, la mediana y menos la agroindustria escapan a los procesos que registra la agricultura de nueva tecnología”, opina Diego Miguel Sierra Botero, experto en política agrícola y jefe del pregrado en Ingeniería Agronómica de la Universidad EAFIT.

Sierra fue secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de Antioquia, trabajó con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Centro de Investigaciones Biológicas.

Con esta experiencia, asegura que en Colombia se están dando las condiciones para que llegue el “agrotech”.

El primer factor que destaca es que, después de 30 años, en 2014 se hizo un censo agropecuario que facilita la planificación del uso del suelo. Sierra afirma que la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria del Ministerio de Agricultura retomó los ejercicios estadísticos agropecuarios, lo que considera importante: “Sin información de cultivos, veredas, usos del suelo, siembras, productividad, cosechas, enfermedades, capacitación, tecnología de los productores o encadenamientos de los sistemas productivos es muy difícil planificar, y parece que estamos avanzando en este sentido”.

También destaca que se esté trabajando en mayor medida con los gremios, la realización de más registros prediales, inscripción de cultivos y buscando herramientas de crédito.

Otra condición que cree favorable es la facilidad de acceso a información y equipos: “Ahora se puede  buscar una conferencia sobre gricultura regenerativa sin tener que esperar 10 años para que un experto venga al país y por 300 dólares se puede comprar una estación meteorológica en internet que resuelve un problema fundamental para el cultivo”.

En esto coincide Hugo Arrubla, gerente comercial de Wiga , compañía colombiana que trabaja con internet de las cosas, big data e inteligencia artificial. Sus principales clientes son floricultores, bananeros,
emprendimientos en cannabis para uso medicinal y cultivos de frutas.

La empresa procesa 7 millones de datos semanales y conecta más de 7000 equipos instalados en el territorio nacional. Según Arrubla, luego de un lento despegue se está dando un cambio cultural en el agro que permite la evolución del sector.

Es el caso de los cultivadores de Palma; según Sierra, algunos en la región de Urabá, en Antioquia, están instalando chips a cada planta para obtener información de su estado de salud, nivel de hidratación, entre otros datos. Luego, con los grandes volúmenes de información se puede analizar a nivel estadístico la producción de la finca, el gremio o la región.

Nuevas demandas para el campo

Los cambios no tienen que ver solo con la siembra, la cosecha o el uso de tecnología. “Esto es apenas el 8% de la composición de valor. Hay que pensar también en la selección, el beneficio, la limpieza, el corte, el empaque o la transformación del producto y su distribución, comercialización y marketing”, asegura Copete.

Él habla a partir de su extensa carrera por la agroindustria: trabajó en Syngenta, una multinacional dedicada al desarrollo de semillas e insumos agrícolas, ha liderado emprendimientos tecnológicos e impulsado inversiones extranjeras en Colombia.

Según Copete, el sector vive dos grandes cambios: la remodelación de la demanda de alimentos y latransformación tecnológica. El primero se explica por la profunda relación que tiene la producción de alimentos con el comportamiento humano, los cambios y movimientos sociales, culturales y las dinámicas económicas. El segundo, por los efectos de la convergencia de tecnologías en la cadena de valor de la agricultura.

Tantos cambios implican que la transformación del agro es una disrupción tecnológica y una revolución agrícola: la agricultura 4.0. Esto tiende a dejar obsoletas las anteriores tecnologías. Según él, negar su adopción solo generará más desigualdad. ¿Qué tan preparado está el campo colombiano ante este desafío?

“Las redes de asociación son vitales: un tractor moderno es muy costoso, entonces vale la pena pensar en unirse". Enrique Copete, impulsor del pregrado en Ingeniería Agronómica de EAFIT.

Brecha digital y problemas estructurales del campo

Los cambios no solo parecen ser oportunos sino necesarios. Sin embargo, se requieren iniciativas de innovación social para que su implementación no  aumente la desigualdad, no solo entre grandes y pequeños productores, también entre zonas urbanas, semiurbanas y rurales, y en las poblaciones según género, edad y aptitudes digitales.

Esta es la tesis central del informe Tecnologías digitales en la agricultura y las zonas rurales publicado por la FAO en 2019. El documento señala un asunto clave que no se puede olvidar para garantizar una transformación del campo
incluyente y justa: garantizar las condiciones mínimas para utilizar la  tecnología, que se traducen en disponibilidad, conectividad, asequibilidad y alfabetización electrónica de la población.

La FAO destaca la importancia de incluir programas de formación en tecnologías de información y comunicación, y llama a desarrollar políticas y programas favorables para las estrategias digitales.

EAFIT le apuesta a la agroindutria sostenible. Foto: Róbinson Henao

 

Frente a este panorama coincide la profesora Edna Ivón Leiva, doctora en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia y docente de esa institución. Para ella, la agricultura 4.0 pasa primero por lo social y por garantizar las condiciones necesarias para que su desarrollo sea justo.  A la lista de necesidades, Leiva añade el estímulo a la investigación básica en los territorios para consolidar el conocimiento que sirva para aprovechar de manera inteligente la tecnología.

En otras palabras, conocer el suelo, los recursos disponibles y las relaciones tróficas para luego implementar la tecnología. Diego Miguel Sierra propone más condiciones iniciales: “El 94 % de los 148 mil kilómetros de vías terciarias que existen en Colombia están en malas condiciones. Tenemos en problemas a 10 millones de agricultores que necesitan bienes públicos como iluminación, energía y agua y muchas veces no los tienen. ¿Cómo se puede montar un beneficiadero de café o refrigerar la leche sin energía?”.

El problema también pasa por la tenencia de la tierra y el tamaño de las fincas. Según Sierra, en Antioquia hay 95 mil productores de café censados, pero una tercera parte de ellos tiene menos de una hectárea sembrada del grano.

Por encima de las fluctuaciones del precio de la carga, desde 2013 la Federación Nacional de Cafeteros determinó que como mínimo una familia necesitaba 3 hectáreas para garantizar su subsistencia. Lo mismo ocurre en otros cultivos o con la ganadería.

“Una vez que se equiparen esos mínimos necesarios para la subsistencia se puede hablar de condiciones democráticas para que la información llegue. Entonces podremos pasar a hablar de las posibilidades de recibir y facilitar la tecnología porque siempre se llegará a un punto en el que hay que acudir a una persona experta para manejar un equipo o interpretar un dato”, concluye el docente.

Oportunidades para el sector

Para Enrique Copete, Colombia tiene grandes ventajas climáticas y de disponibilidad de recursos naturales que pueden ser aprovechadas si se trabaja en cuatro puntos: capitalizar herramientas digitales cotidianas, adoptar y adaptar tecnologías, construir redes de asociación y colaboración, y realizar una gestión estratégica de los cultivos para darles valor agregado.

Capitalizar herramientas digitales cotidianas implica aprovechar, por ejemplo, los celulares inteligentes como vehículos de información y comunicación entre los actores de la cadena de producción agrícola, “una herramienta para la inteligencia colectiva”, la consulta de información y la lectura de datos, sin importar que sean extensiones grandes o pequeñas.

También trabajar en la adopción y adaptación de las tecnologías que le han resultado tan costosas y demoradas de desarrollar a otros países. “A este cierre de brecha se le llama salto de rana y resulta mucho más rápido y de menor costo que el desarrollo tecnológico completo”.

Copete coincide con el diagnóstico de la FAO frente a la educación digital. Considera que el despliegue de programas formativos en el campo es un camino necesario para que los jóvenes no migren a las ciudades. Finalmente, ayudar a los productores para que piensen en conceptos como el de agricultura boutique, los productos de origen y en estrategias para darle valor agregado a los productos.

Según Copete, así es posible explotar las potencialidades de las microrregiones y la agremiación de pequeños productores. Las condiciones están dadas para que Colombia se convierta en un gran productor sostenible de alimentos. De las decisiones políticas, la iniciativa del sector privado, la inversión en ciencia y tecnología, y la articulación del Estado, empresa, universidad y comunidades dependerá el resultado final de esta transformación imparable. Es una oportunidad más para dignificar la vida en el campo.

Arandazul: un sueño convertido en empresa

Hace 5 o 10 años los arándanos azules eran un producto escaso y desconocido en el mercado colombiano. Hoy, este fruto se produce y comercializa dentro del país, y Arandazul, un emprendimiento de dos eafitenses, es una de las empresas pioneras en este campo. Malena Novoa y María Antonia Piedrahita, sus creadoras, siempre quisieron tener un proyecto propio antes de graduarse de Administración de Negocios.

Fue así como desde quinto semestre empezaron a trabajar en la creación de esta empresa que ya tiene cuatro años. Ambas detectaron una oportunidad de negocio ya que los blueberries no eran un producto fuerte en el país y era posible cultivarlo acá. Tras asistir a una feria en Alemania empezaron a aprender del tema y en 2016 sembraron su primer cultivo en el municipio de La Ceja, en Antioquia.

Aunque al principio no todo fue un éxito –a veces lograban recoger un pocillo de arándanos cuando esperaban obtener 60 kilos– insistían en seguir intentando y aprendiendo. Al cabo de un tiempo lograron producir arándanos a baja escala.

Malena y María Antonia decidieron lanzar nuevos productos para mantener la empresa a flote mientras los cultivos generaban la producción deseada y encontraron que aliándose con otras empresas podían diversificar su negocio. En un principio produjeron mermeladas a partir de los arándanos que no cumplían con los estándares de calidad para venderse en forma individual y más adelante crearon productos maquilados por otras empresas, como el kéfir, la galleta de arándanos y el Maqui Power, un polvo liofilizado de arándano que importan desde el sur de Chile.

Así, Arandazul enfocó su portafolio también hacia snacks saludables y hoy han logrado posicionarse con ellos y también con sus arándanos frescos. Su reto es lograr una venta a gran escala a nivel nacional y llevar sus productos a grandes supermercados.

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Renace producción local de látex de caucho natural

Septiembre 10, 2020

Un macroproyecto multidisciplinario fortalece la productividad de esta sustancia en el Bajo Cauca antioqueño, comparte conocimiento con las comunidades y entrega herramientas técnicas y conceptuales para sacar más provecho a los cultivos.

Sebastián Aguirre Eastman, Colaborador.

Tres horas de camino por carretera destapada, un terreno fangoso por una lluvia que no quería parar y su destino final aún lejos, le hicieron comprender al profesor Carlos Arturo Rodríguez las dificultades por las que pasaban las comunidades que cultivaban y producían el látex de caucho natural en la región del Bajo Cauca de Antioquia.

Eran dificultades para desplazarse, sacar el producido de la selva y comercializarlo para obtener un sustento que, para completar el oscuro panorama, estaba golpeado por los bajos precios. Transcurrían los primeros años de la década de 2010, eran los viajes iniciales que Rodríguez y sus compañeros de EAFIT hacían a la zona como parte de sus labores investigativas dentro de un proyecto que iniciaban con el látex natural como protagonista, para analizar cómo se podían mejorar las condiciones de cultivo y extracción de este material del Heveas brasiliensis o árbol de caucho.

La idea era aprovechar la riqueza que tenían la región en los cultivos de esta especie que es sembrada allí desde 1998. En la actualidad posee unas 4352 hectáreas cultivadas. Además, se quería aprovechar el conocimiento y la experiencia de las comunidades que trabajan en esta actividad, cerca de 1430 familias que hacen parte de 16 asociaciones de productores.

María Beatriz García Palomo, representante legal de Heveancor (Asociación de Hevicultores de Antioquia y Córdoba), va para 15 años de laborar en el sector. Recuerda que cuando ingresó a él solo sabía que tenía que rallar el árbol y ya. No tenía idea de qué debía hacer luego con él, ni con la sustancia que había extraído. Tampoco sabía si lo estaba haciendo bien o mal, si era mejor rallar el tronco muy seguido o si lo que sacaba era mucho o poco.

Manos fundiendo caucho para producción media de látex en un arbol.

 La producción media de látex es de 250 a 500 gramos de sangría por cada árbol.  El 90 % del caucho en el mundo lo producen pequeños productores, personas que poseen entre 2 y 5 hectáreas. Foto: Cortesía

 

Un equipo multidisciplinario

Para atender estas necesidades y obtener mayor provecho de la riqueza natural de la zona, en 2013 comenzó labores un proyecto del látex de caucho natural en el Bajo Cauca antioqueño financiado por el Sistema General de Regalías y asignado por la Gobernación de Antioquia a las universidades EAFIT, de Antioquia y Nacional, a Corpoica (hoy Agrosavia), al SENA y a dos asociaciones campesinas de productores: Ascultivo, en el municipio de Tarazá, y Ascabia, en el corregimiento Bijagual del municipio de Nechí.

Si bien en Antioquia las regiones con mayores cultivos son Bajo Cauca, Magdalena Medio y Urabá, se eligió la primera para establecer allí el piloto por la mayor experiencia que tenían los productores, la trayectoria de sus asociaciones y el nivel de relación de la gente. Además, porque fue donde se centró el plan de sustitución de cultivos ilícitos que impulsó el Gobierno a principios de siglo para fomentar otras actividades productivas legales", dice el profesor Rodríguez, quien está adscrito al Departamento de Ingeniería de Producción de EAFIT y dirige el grupo de investigación en Ingeniería, Energía, Exergía y Sostenibilidad.

En esa primera etapa se desarrollaron cinco proyectos:

Estudio de campos clonales: analizó las distintas variedades del caucho natural para observar sus características respecto a resistencia a enfermedades, productividad y asentamiento de sus variedades en esos terrenos. El trabajo estuvo a cargo de Corpoica (Agrosavia).

Para ello, se sembraron 8 variedades diferentes de las 4 que se cultibaban en ese territorio y así analizar su respuesta a condiciones de temperatura, humedad, lluvia y radiación solar. Esta información es útil para establecer si las variedades que se utilizaban eran las ideales o si habría otras que podrían entregar mejores resultados en cuanto a producción y calidad.

“El árbol de caucho se demora 7 años en tener producción del látex –luego puede ser explotado por otros 25–, así que esos campos están muy cerca de llegar a ese punto para evaluar sus condiciones de producción”, señala Rodríguez. Sin embargo, el proyecto terminó con la implementación de los campos clonales y está a la espera de una nueva financiación.

Análisis del suelo y de las hojas de los árboles para determinar las condiciones de los nutrientes de la tierra: lo desarrolló la Universidad Nacional con visitas a 16 fincas en las que se recogieron muestras del tejido foliar para medir los requerimientos nutritivos de la planta.

Caracterización detallada del material y de sus condiciones: proyecto liderado por EAFIT a través del Grupo de Investigación en Ingeniería de Diseño (Grid), con participación de investigadores de la Univesidad de Antioquia y el SENA.

Una de sus labores consistió en conocer cómo cambia el látex de caucho natural en la medida en que el árbol va atravesando las diferentes etapas fenológicas (la relación con los factores climáticos). Asimismo, ofreció recomendaciones sobre el uso del material en procesos industriales con respecto a normas internacionales, para verificar si cumplían con los estándares requeridos.

Análisis de la estandarización de los procesos para el beneficio del látex: uno de sus hallazgos más importantes fue encontrar que cada finca o productor hacía el proceso a su manera y que no había uniformidad en el mismo, lo cual se reflejaba luego en la calidad del producto.

Implementación de nuevos procesos y productos: de esta tarea surgió un estabilizante que, al ser aplicado en el látex, aumentaba su vida útil. Este reemplazó a otro estabilizante que se reducía en amoniaco, un elemento común en la zona pero perjudicial en términos medioambientales y para la salud de los trabajadores; por ende, fue eliminado del proceso. Del mismo modo, permitió el desarrollo de laminadoras para sacar placas de caucho que daban un mejor material, señala el profesor Rodríguez.

Aparte de mejorar la productividad, el proyecto de EAFIT quiere estimular a jóvenes de la región para que vean atractiva esta actividad y se solucione el déficit local de mano de obra.

El cierre de brechas

El caucho natural fue priorizado por el Gobierno Nacional para la financiación de investigaciones y por ello, en una nueva convocatoria de Colciencias y el Sistema General de Regalías, se recibieron recursos para dos nuevos proyectos.

El primero es liderado por la profesora de Ingeniería de Diseño de Producto de EAFIT, Mónica Lucía Álvarez Lainez, y tiene como aliados a Agrosavia, el SENA Caucasia, el Instituto Tecnológico Metropolitano y la Asociación de Caucheros del Bajo Cauca.

Este inició en abril de 2019 y se centra en buscar la manera en que el sangrado del árbol se haga en un lapso más espaciado, pero generando mayor producción.

Del mismo modo, quiere estimular a los jóvenes de la zona para que vean atractiva esta actividad y se solucione el déficit local de mano de obra. Otro objetivo del proyecto es darle mayor valor agregado al látex mediante procesos de concentración del producto, de manera que en la suspensión que se extrae del árbol haya un mayor porcentaje de látex.

En la actualidad es de cerca del 35 % y se pretende que sea del 60 % (el resto es agua). “Se adquirió una centrifugadora, pero las asociaciones locales no tienen conocimientos reales de cómo se hace ese proceso”, dice Mónica Álvarez.

Por eso se están estandarizando las actividades con transferencia de tecnología y conocimientos para los campesinos, para que su labor sea más eficiente y obtengan mayores beneficios con el producto, en especial en cuanto al precio que reciben por su venta.

El segundo proyecto aprobado, liderado por el profesor Carlos Arturo Rodríguez, inició actividades en julio de 2019 y consiste en la elaboración de una unidad de producción de laminadoras que se pueda suministrar a los campesinos.

Se trabaja con dos tipos de lámina: una de caucho natural desproteinizada, que vendrá sin la proteína que contiene el caucho y que genera alergias en las personas, y otra que permita capturar el máximo de caucho posible que quede como residuo de la suspensión que se extrae del árbol, para convertirlo en caucho sólido que ofrezca mayor calidad.

Se espera que para 2021, cuando finalicen las investigaciones, la industria del caucho natural en Colombia reciba este insumo para mejorar su competitividad y pueda enfrentar en mejores condiciones a otros actores del sector.

Ya hay ganancias

Aunque los proyectos aún están en ejecución, María Beatriz García, representante legal de la Asociación de Hevicultores de Antioquia y Córdoba, asegura que los cultivadores y productores del Bajo Cauca ya han percibido ganancias por su labor: “Estas capacitaciones nos han hecho entender más el sector, sus problemas y necesidades. No son proyectos que imaginan las empresas o la academia: ellos vienen hasta acá y construyen junto a nosotros”.

Productores de la región han visitado los laboratorios de EAFIT para conocer cómo se realiza el proceso y transferir ese conocimiento a sus colegas en la región. Esto ha permitido que su trabajo hoy sea más limpio, aproveche la capacidad instalada de los cultivos y tenga continuidad.

“Antes los proyectos llegaban hasta una etapa y no seguían. Ahora que estos dos continuaron, ha sido un acierto”, concluye García.

EAFIT le apuesta al agro

Karina Alexandra Vivas Rivera viajó desde la finca de su familia en Aldana (Nariño) hasta Ipiales y luego lo hizo de Ipiales a Medellín en un recorrido en bus que duró 24 horas.

Lo hizo junto a su mamá, María Percides Rivera, para recibir de manos del rector de EAFIT, Juan Luis Mejía Arango, la Beca Fundadores que le permite cursar su pregrado en Ingeniería Agronómica.

Ella hace parte del grupo de estudiantes beneficiados con una beca para cursar este pregrado y que provienen de zonas apartadas de los departamentos de Antioquia, Santander, Caldas, Meta, Nariño, Quindío, Boyacá y Tolima.

El pregrado en Ingeniería Agronómica comenzó labores en el segundo semestre de 2019 y con él, EAFIT busca contribuir al desarrollo rural del país, fortaleciendo  las  capacidades  productivas  del  campo a partir de la formación de profesionales y la generación de conocimiento.

El profesor Diego Miguel Sierra, jefe del programa, señala que el pregrado tiene un énfasis en las tecnologías digitales al servicio de la producción agrícola, lo que lo convierte en una opción novedosa para aquellas personas que desean ingresar con propuestas de vanguardia a este sector, uno de los más relevantes de la economía nacional.

El objetivo principal es desarrollar una nueva agricultura que se apropie y beneficie de componentes tecnológicos como la robótica, la informática, el manejo de datos, el uso de sensores y satélites, y el conocimiento de la climatología y las predicciones, pero también busca recuperar el valor que ha tenido el campo a través de la historia del país, puesto que, como señala el profesor Sierra, hoy Colombia tiene que importar cerca de 11 millones de toneladas de alimentos que “bien podrían ser producidos en nuestras tierras”.

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Los quinces de la Universidad de los Niños

Septiembre 10, 2020

Este año 2020 es de celebración para el programa de EAFIT que busca la apropiación social del conocimiento científico en niños, jóvenes y mediadores educativos. 

Andrés Felipe Giraldo Cerón, Colaborador.

Cuando se le pregunta a Ana María Londoño por la Universidad de los Niños (Uniños EAFIT), no duda en responder emocionada: “Es un proyecto providencial e imposible”.

Para explicar su punto, la jefa de  este programa de EAFIT pone un ejemplo: “Uniños parece irreal, ¿cuándo logramos que los doctores de la Universidad se sienten a hablar con los niños? Pero ¡sucede! Así como cuando logramos construir un Manifiesto por la Verdad  con  niños  para entregárselo a los comisionados y antiguos actores armados. Son 15 años de situaciones improbables diarias”.

Este año 2020, Uniños cumple 15 años como una de las más importantes apuestas de la Universidad EAFIT por la apropiación social del conocimiento científico  en  niños,  jóvenes  y  mediadores.

A lo largo de este tiempo ha ampliado y perfeccionado su oferta, ha tejido redes con investigadores, organizaciones y pares, y ha obtenido reconocimientos como el premio de la Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología en América Latina y el Caribe (RedPop).

Pero, sobre todo, ha cambiado las vidas de cientos de niñas, niños y jóvenes. Ana María Londoño explica el alcance de los logros del programa y cómo cumplen una función vital de la Universidad: “Crear preguntas y ser un Este año 2020 es de celebración para el programa de EAFIT que busca la apropiación social del conocimiento científico en niños, jóvenes y mediadores educativos.laboratorio de innovación educativa y en apropiación social del conocimiento científico.  Hemos  experimentado,  nos hemos equivocado y aprendido gracias a un público muy exigente que reclama calidad todo el tiempo”.

Los futuros científicos

Aunque en sus inicios Uniños EAFIT se enfocó en niñas, niños y jóvenes, su oferta se ha expandido. Para Londoño, esta evolución se ha dado de manera orgánica  y  ha  servido  para  abrir  la  Institución: “No somos un programa de educación, pero caminamos en esa línea delgada que hay entre la apropiación social del conocimiento y la educación”.

¿Qué le deparará el futuro a Uniños? Para su jefa, cada vez se entiende más a qué se refiere la Universidad EAFIT cuando propone la investigación formativa como un proceso que empieza con los niños y termina en un grupo de investigación, en el que todos los eslabones de la cadena aportan conocimiento y forman públicos.

“En ese escenario, el programa funciona como engranaje y motor”, afirma.En  cuanto  a  los  retos  futuros,  asegura  que  la  Universidad  de  los  Niños debe pensar en los problemas de equidad de género en la ciencia y continuar trabajando para explorar nuevas  formas  de  comunicar  el  conocimiento.

La decisión de construir hidroeléctricas de gran tamaño es cada vez más las comunidades y los problemas de orden público. Foto: Róbinson Henao.

 

“Cumplir  15  años  no  es  lograr  lo  que se propuso en el año uno: es un presente continuo. Seguimos insis-tiendo en que la pregunta tiene un lugar importante en la sociedad, que las universidades deben abrirse a la sociedad, los investigadores pueden formarse para comunicar su conoci-miento y los maestros implementar didácticas cautivadoras en el aula para conversar sobre ciencia con sus estu-diantes”, concluye.

“Los investigadores pueden formarse para comunicar su conocimiento,  los maestros pueden implementar didácticas cautivadoras para conversar sobre ciencia con sus estudiantes”. Ana María Londoño, jefa de Uniños.

 

Las cifras de un programa exitoso

3217

niñas y niños que han participado en las 3 etapas de la Universidad de los Niños, donde se ofrecen en promedio 640 cupos por año

214

jóvenes que han hecho parte de Proyectos de Ciencia, etapa de formación en investigación con 6 años de existencia

1522

maestros escolares que han participado en diferentes estrategias de formación docente de la Universidad de los Niños

181

investigadores asesores que han acompañado los talleres de este programa de apropiación social del conocimiento de la Universidad EAFIT.

537

estudiantes de pregrado que se han formado en metodologías de educación y comunicación de la ciencia para acompañar a Uniños EAFIT

357

es el total de talleres diseñados y desarrollados a lo largo de la existencia de la Universidad de los Niños EAFIT

390

instituciones educativas que se han vinculado al programa

50

proyectos se han diseñado y desarrollado en Medellín y Antioquia con la metodología de Uniños EAFIT

48

ponencias y artículos de investigación publicados

2

libros publicados

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Investigación para potenciar el aprendizaje responsable y colaborativo

Septiembre 10, 2020

La Línea en Informática Educativa fue pionera en la investigación académica en EAFIT desde 1989, cuando se creó. Hoy, su foco está en los avances teóricos y prácticos en el campo de las Ciencias del Aprendizaje. 

Paula Andrea Álvarez Patiño, Colaboradora.

El mundo se ha transformado. La tecnología, las fuerzas de la globalización, la movilidad, las emergencias ambientales y de salud en todo el planeta han impulsado este cambio. En ese marco, la educación tiene que prepararse para un futuro distinto en el que la colaboración y la interculturalidad son fundamentales.

El aprendizaje personalizado dejó de ser un término de moda aplicable solo a cierto tipo de estudiantes para convertirse en un factor que le permitirá a cada alumno descubrir y desarrollar sus talentos.

Ese aprendizaje personalizado significa entonces que ya no se agrupará a los estudiantes en clases integradas por personas que están dentro de un estricto orden de edad, sino que se promoverán y desarrollarán los intereses individuales.

De esta forma, un plan de estudios deberá estar conformado, además de las áreas conocidas –como lenguaje, matemáticas y ciencias–, por otras que impulsen la creatividad, como artes y deportes, y otras que fomenten el pensamiento emprendedor.

Las clases tampoco serán iguales a lo que hoy se concibe como “asistir a clase”, pues ya no se trata de llegar a un salón, sentarse y escuchar al profesor dictar su materia durante un tiempo determinado. Y el docente no se constituirá en ese ser omnipotente que todo lo sabe y es experto en su área, el que tiene todas las respuestas bajo la manga.

“Ya el foco no es si yo como docente enseño muy bien y tengo grandes técnicas o dinámicas sofisticadas, porque resulta que al final no estoy logrando el objetivo que el estudiante aprenda: ahora se trata de poner todo en términos del alumno. Y entonces yo, en mi papel de docente, tengo que entender cuáles son los procesos que sigue un estudiante para facilitarle su proceso de aprendizaje. Mirándolo así es un cambio radical cuando se habla hoy de las Ciencias del Aprendizaje”, explica Juan Guillermo Lalinde Pulido, profesor del Departamento de Ingeniería de Sistemas y coordinador del Centro de Computación Científica Apolo en EAFIT.

Lalinde agrega que cuando se habla de “aprendizaje” se está cambiando el centro; ahora el foco pasa a estar en el estudiante. El problema ya no es cómo se explican y utilizan las herramientas pedagógicas –indiferente de qué hará el otro con ellas– sino tratar de entender cómo el estudiante está  estructurando  los  conceptos y desarrollando comprensión para, a partir de eso, ver cómo se le apoya en un proceso de aprendizaje que lo está poniendo a él como actor central.

Todas estas realidades son, a su vez, un campo fértil para la investigación y el desarrollo de nuevo conocimiento que  permita  transformar  las  prácticas  pedagógicas  y  metodológicas en la formación de niños y jóvenes, de cara a las nuevas dinámicas del mundo.

Los modelos pedagógicos se centran en el aprendizaje de los estudiantes. Foto: Róbinson Henao.

 

Constructivismo, una de sus bases

Por definición, las Ciencias del Aprendizaje son aquellas metodologías, tecnologías, investigaciones y adelantos científicos que sirven de apoyo al proceso de enseñanza y aprendizaje formal e informal.

Así mismo, constituyen un campo interdisciplinar con elementos de la educación, la psicología, las ciencias cognitivas, la informática, la inteligencia artificial y las neurociencias.

Y  una  de  sus  bases  es  el  constructivismo,  una  perspectiva  general  que  dirige  la  atención  hacia  dos  aspectos cruciales del aprendizaje: los factores sociales y los culturales.

Es un modelo pedagógico en el que los individuos son constructores de su propio aprendizaje, de la comprensión y de darle sentido a la información; todo esto por medio de la estructuración de sus capacidades cognitivas mediante la interpretación de sus experiencias.

Es así como los docentes deben brindar a sus pupilos las facilidades para crear sus propios conceptos con base en textos y experiencias. No se trata de enseñar bajo la modalidad clásica de pararse frente a un grupo de aprendices a impartir conocimiento, sino más bien proporcionar  el  material  con  el  que  los  alumnos  se  comprometen de forma activa con el aprendizaje. Las actividades ahora se constituyen por estos elementos:

La observación
El acopio de contenido
La generación y comprobación de hipótesis
El trabajo colaborativo

Un ejemplo de este último –el colaborativo– lo explica Gloria Álvarez, doctora en Educación de la Universidad de Salamanca y docente de la Universidad  Pontificia  Bolivariana en Medellín: “Un docente prepara algunas temáticas para darle a sus estudiantes un panorama global del curso que están a punto de comenzar, pero deja que sean esos alumnos quienes terminen de construir el curso. Cada estudiante debe responder por un contenido pero, a su vez, todos los contenidos deben ser coherentes con el objetivo general de ese grupo y ese curso”.

De esta forma se construye entre todo el grupo un hiperdocumento en donde también participa el docente, pero el estudiante lo configura con su propuesta. A lo largo del curso se debe evaluar en forma constante cuál de las propuestas tiene más afinidad a los objetivos. Esto significa que hay que hacer seguimiento y trabajar de forma permanente durante todo el itinerario.

Cada curso, entonces, se vuelve inédito, único y diferente.“Yo la llamaría una estrategia coherente en términos de trabajo colaborativo porque haces tu trabajo, pero debes seguir el hilo de los demás. En medio de la dinámica se hace una revisión de pares para verificar estructuras, contenidos y estrategias”, agrega la investigadora.

Una de las bases de las Ciencias del Aprendizaje es el constructivismo, un modelo pedagógico en el que los individuos son constructores de su propio conocimiento.

La importancia del trabajo en equipo

En este proceso los estudiantes adquieren conocimiento, formulan  conceptos,  construyen  hipótesis  que  se  complementan y modifican gracias a la interacción de las opiniones, percepciones e ideas de todos los miembros del equipo. De esta forma se construye el aprendizaje en la medida que cada uno aporta desde sus propias experiencias y procesos cognitivos para el logro de una meta común.Hay que comprender que los seres humanos no son islas, todos conforman una parte vital para el funcionamiento orgánico de la sociedad.

El aprendizaje no es simplemente el saber mucho o el conocerlo todo, sino que también es la puesta en práctica y la influencia que dichos conocimientos causan en el entorno y en la forma incluso de relacionarse para crecer con los demás.

Estudiantes, a cambiar su postura

El estudiante asume ahora un nuevo reto y es entender que se está formando en un mundo laboral que no sabe cómo va a ser, así que debe tener una fundamentación sólida sobre las bases de su profesión, las ciencias y el conocimiento humano para abordar de manera autónoma los cambios que afectan la vida cotidiana.

Eso quiere decir que ese estudiante debe ser el primer crítico y evaluador de su proceso. “Esto implica que la posición del estudiante, frente a su formación, es de responsabilidad. Ahora se trata de cuestionarse, ¿cómo me estoy preparando para ese mundo cambiante que evoluciona todos los días y del que aún no se tiene claridad en cómo será a futuro?”, explica el profesor Juan Guillermo Lalinde.

Y complementa: “El estudiante debe entender que la formación es un medio para su desarrollo personal, pero que  él  tiene  una  responsabilidad  muy  grande  en  ese  sentido. Desde la academia lo acompañamos con tutorías, talleres o prácticas, pero es él quien realmente tiene que asumir la responsabilidad de su formación”.

 

Las Ciencias del Aprendizaje hacen parte de un área emergente constituida, como otros campos, de forma interdisciplinaria
Foto: Róbinson Henao.

 

EAFIT de cara a estas nuevas metodologías

En la Universidad hay un par de aspectos fundamentales: la calidad del cuerpo profesoral y el apoyo institucional que reciben por medio de la Vicerrectoría de Aprendizaje y su Centro para la Excelencia en el Aprendizaje EXA, antes conocido como Proyecto 50.

En general, la característica predominante de los profesores de EAFIT es su fuerte compromiso con su labor, su capacidad para entender que, a partir de la innovación y la creatividad pueden transformar los procesos educativos.

El segundo punto está relacionado con el soporte institucional que tienen y que apareció con gran fuerza con la creación de Proyecto 50 en el marco de la celebración de los 50 años de la Universidad.

Esa iniciativa evolucionó casi una década después hacia lo que hoy es el Centro para la Excelencia en el Aprendizaje EXA que consolidó las experiencias que existían como EAFIT Virtual, el Centro Multimedial y todo el conocimiento en formación profesoral para beneficiar el objeto misional más grande que tiene la Institución y es la formación de profesionales, magísteres o doctores que con su accionar van a transformar la sociedad.

De igual forma, el reconocimiento a la función docente se evidencia con los cambios en la estructura organizacional que  permitieron  la  creación  de  la  Vicerrectoría  de  Aprendizaje, decisión que reflejó una decidida orientación institucional hacia el aprendizaje más que hacia los procesos de enseñanza.

En este sentido, existen numerosas iniciativas renovadoras en EAFIT, entre las que se destacan el proyecto Kratos y los semilleros de investigación. Ambas estrategias permiten que los alumnos adquieran competencias prácticas que les  proporcionan herramientas y relacionamiento para desempeñar su labor profesional con éxito.

 

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8 retos en el camino hacia la Cuarta Revolución Industrial

Septiembre 10, 2020

Investigadores de EAFIT explican algunos desafíos que las tecnologías convergentes y las industrias 4.0 plantean al mundo empresarial, laboral y al sector educativo.

Juan Gonzalo Betancur, Editor Revista Universidad EAFIT.

Una estudiante con unas gafas de realidad virtual y dos computadores en un escritorio.

La realidad aumentada es una de las tecnologías asociadas a industrias 4.0 cuando se integra al apoyo de sistemas productivos. Foto: Róbinson Henao

 

La pandemia del COVID-19 se convirtió también en una particular carrera de obstáculos en la que hay que sortear barreras y llegar rápido no a una, sino
a múltiples metas. Las tecnologías asociadas a la Cuarta Revolución Industrial empezaron a ser adaptadas en la lucha contrarreloj para enfrentar al virus. En algunos casos y lugares del mundo, parece que como si de súbito se  hubiera cambiado de prueba y dado un salto largo al futuro.

“Partners HealthCare, una red de hospitales y médicos sin ánimo de lucro, ha creado una red basada en IA-19 COVID screener para identificar síntomas graves en pacientes. El modelo canadiense de Inteligencia Artificial BlueDot proporcionó un aviso el 31 de diciembre [de 2019] diciendo que el virus se extendería a nivel mundial. Se están utilizando cámaras de visión por computadores con Inteligencia Artificial (IA) para identificar si se respeta o no el distanciamiento social en sitios públicos y cámaras termográficas  basadas
también en IA tienen como fin identificar personas enfermas mediante un escáner en espacios públicos”, relatan Landry Signé, Sanjeev Khagram y Julia Goldstein en un artículo publicado por Brookings Institution, organización con sede en Washington que debate sobre políticas tecnológicas.

Los nuevos dispositivos son muchos y van desde “cascos inteligentes” usados por autoridades en China para medir la temperatura de quienes estén a cinco metros alrededor (permite hacerlo con 200 personas en un par de minutos) hasta empresas que, utilizando nuevos materiales y nanotecnología, desarrollaron
máscaras y tapabocas más segurosonsecuencias de su uso indiscriminado: la crisis del cambio climático.

Por supuesto, hay aplicativos en celulares, como CoronApp, del Gobierno Nacional de Colombia, que mediante big data “ayuda a detectar zonas afectadas y personas cercanas con diagnóstico positivo para COVID-19; facilita el monitoreo en tiempo real de datos recopilados por el Instituto Nacional de Salud para que
puedan actuar rápido y dar apoyo en coordinación con las autoridades locales, departamentales y nacionales”.

Esta aplicación incorporó tecnologías de otras similares que fueron pioneras en el combate de la enfermedad, como las desarrolladas por los gobiernos de Singapur y Corea del Sur, asegura el gobierno colombiano.

En el otro lado del espectro, esta realidad mostró facetas complejas ya conocidas: la brecha entre quienes pueden acceder a estos desarrollos y quienes no, y álgidos debates relacionados con el tipo y uso de la información personal que se ingresa a determinados aplicativos.

Pero, más allá de la pandemia, ¿qué otros desafíos trae la implementación de las llamadas tecnologías convergentes y las asociadas a las industrias 4.0? La anterior edición de la Revista Universidad EAFIT presentó un dossier sobre este tema y en la presentación oficial de la publicación tres profesores de la Institución reflexionaron sobre estos asuntos. Aquí están algunas de sus conclusiones.

Nuevas competencias para el mundo del trabajo

“La reestructuración productiva que está basada en la interconexión va a producir una obsolescencia de las competencias laborales que tenemos para el mundo que estábamos manejando y que ahora nos exige otras compleamente nuevas”. La sentencia es de Jonny Orejuela Gómez, doctor en Psicología Social y jefe del Departamento de Psicología de EAFIT.

Para él, lo primero que hay que hacer es reconocer que habrá un proceso de reestructuración en un sector del mercado laboral:

“Va a haber un desempleo tecnológico que en toda revolución industrial aparece y que es derivado del cambio en la tecnología. Pero será transitorio, luego vendrá una recuperación con las nuevas ocupaciones que van a aparecer”.

Al alcance de pequeñas y medianas empresas

Grandes compañías que trabajan en Colombia ya están utilizando tecnologías asociadas a Industrias 4.0.

Para el profesor Mauricio Arroyave, jefe del Departamento de Ciencias Físicas de EAFIT, “el gran reto está en cómo hacer que la mediana y pequeña empresa colombiana logre acceder a estas plataformas tecnológicas y que mediante ellas entren en procesos de desarrollo más efecientes porque, obviamente, todo eso implica unos costos económicos”.

En particular, Arroyave se refiere a que cerca del 75% del sector productivo colombiano está constituido por este tipo de negocios y buena parte de ellos no tienen el conocimiento o los recursos para acceder a tales sistemas tecnológicos.

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Perfiles profesionales híbridos

La convergencia tecnológica está obligando también a buscar perfiles profesionales en los que igualmente exista convergencia no solo de saberes, sino también de habilidades y destrezas. “Este es un asunto para la educación superior –asegura el profesor Jonny Orejuela–: va a tener que comenzar a desarrollar perfiles híbridos en los que hacer una doble carrera vaya a ser algo menos aislado, menos residual, y comience a ser una situación más frecuente”.

Explica que hoy se presentan cruces entre áreas: “Ya tenemos trabajos en los que la Ingeniería de Diseño trabaja con la Psicología. Y estudiantes de Psicología que hacen doble carrera y se interesan por temas como ingeniería de materiales, pensando en asuntos que tienen que ver con su carrera de psicólogo al evaluar las posibilidades y riesgos que la ropa inteligente, aquella con sensores, tiene en la salud laboral”

Armonía en una triple condición : pensar, investigar y formar

En la línea anterior, los expertos advierten que el sistema universitario tendrá que hacer ajustes de fondo.

“La manera en que hemos concebido la universidad queda transformada. Pensemos que la actual democratización del conocimiento va a hacer que muchos de nuestros estudiantes vengan con conocimientos previos: ya comenzamos a tener alumnos que llegan de 20 años a iniciar su carrera, pero llevan cuatro años como desarrolladores de software”, afirma Jonny Orejuela.

“Una cosa es definir cómo debemos formar a las personas para su desempeño en su trabajo, en los sistemas productivos, y otra pensar cuál es el papel que tiene la universidad al seguir haciéndose preguntas y generando investigación con pertinencia”, plantea el profesor Arroyave.

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La gestión del cambio y del conocimiento

Para esto se requiere cultivar actitudes y comportamientos que se consideran fundamentales como la habilidad para trabajar en equipo, hacerlo de manera interdisciplinaria y con personas muy distintas a nosotros.

“Trabajar con otros distantes a nuestras disciplinas profesionales es una condición fundamental que no pasa simplemente juntando dos o más saberes ya que eso está mediado por personas –comenta el profesor Orejuela–. En ese nuevo entorno las capacidades, las habilidades duraderas como la empatía, la resolución de problemas o el trabajo en equipos copresenciales y virtuales son factores clave”.

La alfabetización y debates sobre la transformación digital

La revolución digital es un hecho y quedó evidenciada más aún luego de la emergencia generada por el COVID-19 cuando, en cuestión de días, las actividades laborales y educativas se volcaron a continuar de manera remota una vez los gobiernos declararon las medidas de cuarentena.

Pero las discusiones aún no son fuertes en la esfera pública. Para el profesor Mauricio Arroyave, la universidad como institución debe jugar un papel importante en mantener esa discusión: “¿De dónde más si no es de ellas desde donde pueden salir esas ideas? La universidad tiene que mantener ese papel respecto de la deliberación y el pensamientocrítico permanente en estos asuntos”.

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Superar las deficiencias estructurales en la educación

Las debilidades en la formación de las personas en áreas básicas como matemáticas, por problemas de calidad en la educación básica y secundaria, es un problema estructural que limita que haya suficiente capital humano dispuesto a la apropiación de tecnologías de estas áreas.

“Una de las grandes brechas que encontramos en el país haciendo el diagnóstico para la Misión de Sabios tiene que ver con las deficiencias que hay en la formación en las ciencias básicas, en matemáticas, física, biología, lógica…”, comenta con preocupación Mónica Álvarez, doctora en Física de Materiales y profesora del Departamento de Ingeniería de Diseño de Producto de EAFIT.

Esa formación debe ir aparejada de lo que se conoce como habilidades duraderas porque “en este momento es imposible pensarlas separadas”.

¿Hacia dónde debería avanzar Colombia?

El camino a seguir no es fácil: “La curva de aprendizaje que tendría que hacer el país es fuerte si quiere entrar en las fronteras del conocimiento que están moviendo estas tecnologías”, asegura Mauricio Arroyave.

Para él, lo que Colombia tiene que hacer es identificar dónde están las oportunidades, dónde puede hacer aportes. Propone un par de líneas iniciales: potenciar las fortalezas y enfoques vocacionales que han sido naturales en las regiones, y descentralizar la investigación científica para que no siga concentrada en Bogotá, Medellín y Cali.

“Tener ese foco como país es importante porque en la tecnología la velocidad es impresionante –complementa la profesora Mónica Álvarez–. Si empezamos a apuntar para todos lados no vamos a llegar a ningún punto, debemos desde ya focalizarnos en nuestras fortalezas”.

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Estudiar el comportamiento para transformar la sociedad

Septiembre 10, 2020

Los Estudios del Comportamiento en EAFIT reúnen procesos de investigación alrededor de la conducta, el lenguaje y las decisiones públicas con el fin de comprender, explicar y agenciar el cambio social. 

Adolfo Eslava Gómez, Decano (e) de la Escuela de Humanidades.

¿Por qué hacemos lo que hacemos? Esa es una pregunta que a menudo nos resulta difícil de responder. Los Estudios del Comportamiento permiten construir criterios de respuesta e identificar alternativas para cambiar conductas que pueden hacernos daño. Se trata de indagar por la raíz comportamental y así descifrar causas de problemas colectivos.

Por ejemplo, el cambio social es un tema de interés público. Se suele decir que una auténtica transformación del comportamiento humano se realiza de manera gradual; sin embargo, la pandemia ha puesto en evidencia que la conducta puede cambiar abruptamente no solo por disposiciones gubernamentales, sino también por la reflexión posterior que se suscita en el interior de hogares, comunidades y empresas.

El año 2020 demuestra que la resistencia al cambio es superable de manera ágil y deliberada. En esencia, los Estudios del Comportamiento ayudan a poner en evidencia que no se decreta un cambio social, sino que somos las personas quienes lo hacemos. Al fin y al cabo, las decisiones que tomamos en el hogar terminan impactando decisiones colectivas de organizaciones, empresas y gobiernos.

La comprensión de las microdinámicas sociales y territoriales que afectan el comportamiento individual y colectivo aporta para transformar asuntos como la convivencia y la seguridad. Foto: Róbinson Henao.

 

Una mirada interdisciplinaria al comportamiento

Los procesos de toma de decisión, sean de índole individual o colectiva, privada o pública, operativa o estratégica, requieren ser estudiados desde la diversidad de lentes que ofrece el trabajo interdisciplinario para que, por ejemplo, se puedan construir vasos comunicantes entre los estudios de la mente, del lenguaje y de las políticas públicas para informar el proceso de construcción del problema, diseño, aplicación, adaptación y evaluación de una determinada intervención que se quiera hacer.

La  economía  del  comportamiento  ha  cobrado  una  creciente importancia en este siglo debido y ha logrado tender un puente con la innovación en las políticas públicas en ámbitos asociados a comportamiento fiscal, propensión al ahorro, hábitos saludables, menor desperdicio de agua o energía, entre otros. Sin embargo, el impacto en aspectos cotidianos de la conducta humana puede complementarse con las contribuciones provenientes de las ciencias de la  salud, las ciencias sociales y las ciencias de la administración.

Hacia esa dirección interdisciplinaria se encamina la nueva maestría en  Estudios del Comportamiento de EAFIT que busca aportar a la comprensión de situaciones problemáticas, al diseño de mejores intervenciones y a su  adecuada implementación.

Así como las políticas públicas ofrecen un campo para el desarrollo de conceptos, métodos y aplicaciones de la innovación fundamentados en la evidencia aportada por las ciencias del comportamiento, el campo  interdisciplinar de los Estudios del Comportamiento también permite  comprender las problemáticas a las que se enfrenta una familia en sus decisiones cotidianas alrededor de la vivienda, la alimentación, la salud y la educación de sus miembros. De igual modo, este espectro comportamental aloja las preocupaciones de empresas y organizaciones sociales acerca de planes estratégicos y operativos para relacionarse de manera efectiva con sus stakeholders e impactar positivamente a sus públicos.

Investigación desde la nueva maestría

El año 2020 comenzó con la buena nueva de la obtención del registro calificado para el programa de maestría en Estudios del Comportamiento, un logro que permite sintetizar esfuerzos académicos y administrativos para hacer realidad el propósito  de  orientar los procesos de generación y transmisión del conocimiento bajo la transferencia de proximidad, esto es, de convergencia entre investigación y docencia así como de pertinencia teórica y relevancia práctica.

Desde 2018, bajo el liderazgo de Jorge Giraldo, los profesores Júlder Gómez, Mariantonia Lemos y Adolfo Eslava, todos adscritos a la Escuela de Humanidades, nos dimos a la tarea de compartir y discutir hallazgos de nuestras investigaciones alrededor de  la  argumentación, los hábitos saludables y las políticas públicas, con el fin de identificar los insumos disponibles y deseados para proponer la estructura curricular del programa.

La maestría consolida un área de investigación interdisciplinaria en EAFIT en la que confluyen trabajos realizados en Humanidades, Psicología, Ciencias de la Administración, Ciencias Políticas, Mercadeo y Economía. En muchos  casos, las preguntas de investigación han estado relacionadas con la comprensión de la decisión y la acción.

El programa guarda relación directa con el mensaje principal del Informe sobre el desarrollo mundial 2015: mente, sociedad y conducta que plantea que podemos hacer más por entender y cambiar la conducta humana.

Por esta razón, el comportamiento y los procesos de toma de decisiones de los seres humanos son su objeto de estudio.

El propósito es dar cuenta de la importancia de las influencias psicológicas, sociales y culturales para el diseño, mejor informado, de intervenciones favorables a hogares, empresas, comunidades y gobiernos. Todo ello, en  concordancia con las ideas conductuales y sesgos o heurísticas, tomando en  cuenta contexto social, normas sociales y redes sociales.

Una docena de líderes participaron en el programa Estudios del Comportamiento, Empresa y Sociedad que ofreció EAFIT. Foto: Cortesía.

 

En 2019, la Editorial EAFIT publicó un par de textos producidos por investigadores de la Universidad en este campo de estudio: Experimentar para decidir y Lo mejor de las personas. El primero ofrece una mirada panorámica sobre algunas contribuciones al estudio del comportamiento de las personas para informar la toma de decisiones. El segundo aborda la cultura ciudadana como pretexto para identificar conexiones entre rasgos esenciales de los asuntos públicos.

Campos de acción

Esta maestría permite abordar el qué, para qué y cómo de las intervenciones sociales en diferentes espacios:

Hogares

Una comprensión de los parámetros culturales que rigen el comportamiento  social  en  ellos  podría  ayudar a reducir la carga del trabajo de la mujer en la casa y a comprender asuntos de la masculinidad que no riñen con el mantenimiento de la casa, la crianza de los hijos o los problemas escolares.

Empresas

Para entender los comportamientos que orientan a los clientes hacia el consumo (o no) de productos, a resolver problemas relativos a la velocidad de la entrega de lo mismos o a la utilización de servicios.

También, para conocer los múltiples factores que inciden en el trabajo grupal y cómo procesos administrativos más eficientes pueden ser posibles si se conocen a fondo las creencias, actitudes, valores y modos de pensar de los trabajadores.

Comunidades

La labor comunitaria se enriquece una vez se tengan claras las microdinámicas territoriales que afectan el comportamiento individual y colectivo, y se puedan utilizar a favor de la convivencia e, incluso, la seguridad.

Gobierno

Busca que el funcionario tome conciencia de la importancia de las decisiones basadas en evidencia para mejorar la implementación de políticas públicas en campos variados como la prevención en salud, recaudo tributario y la noción de lo público en la cultura ciudadana, entre muchos aspectos.

En conclusión, los Estudios del Comportamiento en EAFIT se consolidan como escenario de interacciones, entre aprendizaje y descubrimiento, entre teoría y aplicaciones, entre academia y sociedad, con el fin de vincular conocimiento con transformación social.

Comportamiento y toma de decisiones

Los responsables de las políticas públicas y las empresas impactamos de muchas maneras, para bien o para mal, la vida de las personas. Una de ellas, tal vez la menos discutida y apenas recientemente estudiada, es la influencia que tenemos en sus decisiones de salud, consumo, financieras y de interacción social. Las decisiones, consciente o inconscientemente, se diseñan, orientan y motivan... ¡O manipulan! Creemos que somos racionales, pero no es cierto del todo. Creemos en el libre albedrío, pero cada día una empresa de consumo, una plataforma de tecnología o un político buscan cambiar nuestras actuaciones sin que lo notemos. Por ello, comprender las lógicas y las influencias sociales y culturales que propician las decisiones y aprender a orientarlas desde una perspectiva ética, apoyados en las ciencias del comportamiento, será una herramienta crucial para generar verdaderas transformaciones sociales, ambientales, económicas y personales.

David Escobar Arango, director de Comfama y vicepresidente del Consejo Superior de EAFIT.

 

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Niños y jóvenes viajan hacia sus proyectos de vida

Septiembre 10, 2020

Investigadores de EAFIT, expertos en Estudios del Comportamiento, participan en la conceptualización, sistematización y evaluación del programa Inspiración Comfama que ha logrado que miles de estudiantes de instituciones educativas se conecten con  sus pasiones y talentos. 

Laura López Alzate, Colaboradora.

Gabriel David Martínez Rojas nació en Venezuela, emigró de su país y hace 2 años vive con su madre en el municipio de Santa Fe de Antioquia.

Siempre llega 30 minutos antes del iniciar las actividades sobre comprensión del funcionamiento de motores eléctricos, circuitos y cómo podría integrarlos en dispositivos de su propia creación.

Además, tiene sesiones en las que también desarrolla habilidades como el conocimiento de sí mismo, pensamiento crítico y pensamiento creativo. Gabriel David dice que esta experiencia ha fortalecido su proyecto de vida y que por eso ya decidió estudiar algo relacionado con electrónica.

Este es uno de los casos vividos en Inspiración Comfama, un programa que invita a niños y jóvenes a hacer una exploración desde el gozo intelectual, mediante la conexión, la experiencia y la reflexión de diferentes mundos de la vida, el conocimiento y la realidad. A través del viaje por cuatro mundos –artes, ciencias, corporal  y vida en sociedad– niños y jóvenes del departamento de Antioquia han logrado explorar e interactuar con actividades, vivencias y expediciones que despiertan sus intereses particulares, habilidades, destrezas y gustos.

En ese recorrido descubren chispazos inspiradores para su desarrollo vital.

Para que esto sea significativo, las rutas del viaje son trazadas de acuerdo con las etapas de desarrollo del estudiante, entendiendo que para cada uno de los momentos existen habilidades, capacidades y destrezas a priorizar y que es crucial tocarlas para lograr inspirar y conectar correctamente con los talentos e inclinaciones individuales, por medio de actividades para la vida en diversos escenarios: Inspiración Experiencias y Jornada Escolar Complementaria. El sueño de Calle Restrepo se fue consolidando poco a poco como consecuencia del desarrollo del sector energético colombiano.

Sin embargo, desde la visión macroeconómica de Calle Restrepo en los años 70 al mundo actual se han producido grandes transformaciones. La primera y más visible es que ya existe conciencia de que las fuentes convencionales de energía no renovables, es decir, los combustibles fósiles, deben ser reemplazadas por la inminencia de su finitud y por las consecuencias de su uso indiscriminado: la crisis del cambio climático.

Se despiertan intereses, destrezas y gustos. Foto: Cortesía Comfama.

 

Tocando almas

Sofía y Marcela también hacen parte de Inspiración Comfama. Ellas se sienten felices porque han conocido a muchas personas, establecido nuevas amistades  y  descubierto aspectos sobre sí mismas que antes desconocían.

Hemos aprendido cosas que no conocíamos sobre talentos, cualidades y muchas más de nosotras y de los demás. Los niños hoy son adictos a los celulares, desconcentrándolos del estudio y otras obligaciones. Inspiración convierte el tiempo dedicado al celular por actividades que realmente aportan y necesarias para nuestras vidas

En Comfama, a los  casos de éxito del programa los conocen como “milagros” y aplican para aquellos estudiantes, grupo de alumnos o situaciones en las que se ha logrado una conexión especial con algún talento o pasión que antes los chicos no reconocían, bien porque no habían tenido la oportunidad de explorarlo o porque no tuvieron antes experiencias similares.Uno de esos casos es el de una niña de 12 años, Samanta, quien al presenciar la puesta en escena de un grupo de bailarines del Ballet Folclórico de Antioquia confirmó su deseo por ser bailarina y en este momento hace parte del elenco infantil de esa agrupación. Y así hay muchos.

La Universidad EAFIT participa en esta iniciativa por medio de la Escuela de Verano y la Universidad de los Niños como uno de los 49 aliados para llegar a las instituciones educativas. Pero no solo eso: un equipo de investigadores en Estudios del Comportamiento, que hace parte de las escuelas de Humanidades y de Economía y Finanzas, realiza el proceso de conceptualización, sistematización y evaluación mixta (con métodos cualitativos y cuantitativos) que permitirá medir su impacto.

“Este programa busca, con metodologías alternativas, trascender las aulas de clase y brindar a niños y jóvenes espacios o procesos donde puedan acercarse al conocimiento de una forma divertida, procurando la inclusión de momentos de exploración y descubrimiento en los que, además, se les brindan oportunidades para que se acerquen a sus talentos y pasiones”, explica Susana Berrío Montoya, investigadora de EAFIT que participa en la documentación y evaluación del programa.

“Este programa permite que los jóvenes vean un futuro posible para ellos y mirar cómo se inspiran en otras personas para crear un proyecto propio de vida”. Johana González, coordinadora académica de la Escuela de Verano.

Experiencias que transforman vidas

Cada línea de la iniciativa tiene un propósito para la formación de los estudiantes. Inspiración Experiencias busca despertar, por medio de vivencias significativas que van de dos a cuatro horas, los gustos, pasiones, intereses y talentos en niños, niñas y jóvenes para mostrarles un abanico de oportunidades que les permita idearse un posible horizonte o proyecto de vida.

Esta línea llegó a 349.245 estudiantes en el año 2019. Uno de ellos, Santiago, expresó: “Soy beneficiario de Inspiración Comfama con una beca de la Corporación Te Creo. Estoy estudiando teatro y he aprendido mucho. Este trimestre vimos el módulo de expresión corporal y he tenido un aprendizaje que me ha servido mucho para abrir nuevas puertas en mi vida y ver el teatro de forma distinta. Me encuentro muy agradecido porque las experiencias me han servido en la cotidianidad para expresarme en exposiciones y hablar sin sentir miedo ante el público. Adicional, fortalece mucho mi personalidad y forma de ser. ¡Simplemente aprendes a ser tú mismo y a mostrar lo que eres!".

Complemento de la actividad académica

En la otra del  programa,  Jornada Escolar Complementaria, se realizaron en 2019 procesos en las nueve subregiones de Antioquia durante el calendario escolar, con una intensidad de 4 horas a la semana. Las actividades contribuyeron al desarrollo integral, físico, cognitivo y emocional, lo que permitió la incorporación a otros entornos de aprendizaje más allá del sistema escolar, fortaleciendo capacidades y habilidades para la vida. Esta línea impactó a 12.786 estudiantes en ese año.

Brayan, un joven de 16 años del municipio de Amalfi, hizo parte del área de baloncesto. El chico asegura que el programa dinamizó su vida porque siente que gracias a él se abrió a ser una mejor persona: “En algunas ocasiones no trataba bien a las demás personas, esto es algo que he venido corrigiendo y me alegra. Me he sentido muy bien y feliz de participar y ser parte de este proceso”.

La Jornada Escolar Complementaria desarrolla temas de robótica, laboratorios de ciencia, tecnologías de la información y las comunicaciones, matemáticas, museos, teatro, danza, música, literatura, comprensión de roles, proyecto de vida, recorridos de ciudad y cultura, meditación y deportes.

Según Verónica Ferrer, coordinadora de Inspiración Comfama, el programa reconoce a la familia como el núcleo que da lugar al suelo y al horizonte, a las formas del afecto y del lenguaje, a la mediación en aquel viaje del sujeto con el mundo. Bajo esta reflexión, comenta que se tienen como mínimo dos encuentros de articulación con las familias de los estudiantes, con el propósito de estimular el desarrollo de habilidades para la vida tanto de padres como de hijos.

Habilidades para trabajar con otros

De acuerdo con Johana Macías González, coordinadora académica de Escuela de Verano de EAFIT y vinculada al proyecto desde el área académica, el programa Jornada Escolar Complementaria está dividido en módulos en los que se desarrollan habilidades para la vida.

Comfama trabaja lo anterior bajo el concepto de “mundos”. EAFIT participó en 2019 en el mundo Vida en Sociedad, en el cual por medio de actividades se les mostró a los chicos la manera en que tienen habilidades para trabajar con los otros y construir su proyecto de vida.

Allí se tocaron temas de liderazgo, finanzas personales y negociaciones internacionales, en los cuales aprendieron asuntos como la comunicación asertiva y la expresión corporal.

Con respecto a esta experiencia, Daniela, estudiante del grado 11 en la Institución Educativa José Antonio Galán, manifestó que “realmente ofrecen satisfacción todas las actividades que se presentan, sobre todo el hecho de unirnos como personas, aun siendo tímidos".

Desde el gozo intelectual, se inspira una exploración con la experiencia y reflexión sobre la vida, conocimiento y realidad. Foto: Róbinson Henao.

“Nos preparan para estar listos cuando se nos atraviesen oportunidades que podemos perder por timidez. Nos muestran que podemos enriquecer a los demás y  ser útiles para la humanidad, apropiando conceptos para la vida y dejando los temores, haciendo que seamos nosotros mismos, beneficiando a todos y abriendo nuevos caminos”.

Con los niños de tercero hasta quinto grado se trabajó con  la  metodología  de  Encuentro  con  la  Pregunta  desarrollada en la Universidad de los Niños. Según Erika Sarmiento, coordinadora logística del proyecto por parte de EAFIT, consiste en tomar una pregunta base, por ejemplo ¿por qué se crearon las monedas y los billetes?, y a partir de allí hacer talleres durante dos meses.

La excusa es la pregunta, pero se profundiza en temas de habilidades para la vida. “Miramos cómo hacer para que trabajen en equipo, que sean más críticos y que desde pequeños empiecen a entrar en el mundo de las ciencias y el arte”, afirmó Erika Sarmiento.

“Tuvimos muchos chicos que nunca tuvieron como proyecto de vida verse en la academia o aspirar a hacer una carrera universitaria por sus condiciones económicas. Pero ellos, a partir de este trabajo, se proyectaban con mayor claridad e información para la toma de decisiones”, complementó Johana Macías.

Unión de voluntades y conocimientos

Los aliados del programa identificaron como muy exitoso el que sus contenidos se hayan podido articular con ejercicios de investigación que se llevan a cabo en las instituciones educativas.

Además, que se haya generado en los estudiantes la curiosidad y las ganas por explorar el territorio o cuidar el ambiente.Finalmente,  se  reconoció  como  otro factor exitoso el desarrollo de relaciones  más  estrechas  entre  los  participantes,  por  medio  de  la  sensibilidad  y  la  inclusión.  Fue  así  como estudiantes con necesidades educativas  especiales  pudieron  tomar  parte  sin  ningún  problema.

Esto se evidenció en que de 1026 estudiantes que se graduaron el año pasado en la Universidad EAFIT por haber participado en este programa, 11 eran sordos.De acuerdo con Verónica Ferrer, Inspiración  Comfama  se  encuentra  en  evaluación  y  seguimiento para continuar transformándose como un programa que se reinventa.

 

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Agendas de conocimiento que trazan la ruta del descubrimiento y la creación

Septiembre 10, 2020

Bienvenidos a la edición 175 de la Revista Universidad EAFIT, con la cual invitamos a continuar sembrando interacciones entre disciplinas, grupos de investigación e investigadores, con el fin de generar nuevo conocimiento que transforme y aporte al enriquecimiento de la ciencia, al bienestar humano y a la sostenibilidad del planeta.

Vicerrector Descubrimiento y Creación: Mauricio Perfetti del Corral.

Mucho antes de que la pandemia del COVID-19 sacudiera los pilares del crecimiento económico, los sistemas de salud y el relacionamiento social, el mundo ya estaba teniendo un nuevo rostro. Así se advertía en los estudios más serios de los expertos en prospectiva y, ante todo, se veía en la avasallante realidad cotidiana.

En ese contexto de transformaciones y nuevos retos, la Vicerrectoría de Descubrimiento y Creación de la Universidad EAFIT inició el proceso de consolidación del Sistema de Descubrimiento y Creación, y la construcción colectiva de las Agendas de Conocimiento, que presentamos a lo largo de la edición 175 de la Revista Universidad EAFIT.

El punto de partida de este proceso ha sido nuestra sólida capacidad instalada, representada en un capital humano de excelencia, una cultura del conocimiento, una infraestructura de primer nivel y una producción académica que ha venido creciendo de manera importante en los últimos años.

En definitiva, es el fruto del desarrollo institucional edificado por generaciones de eafitenses durante los 60 años de vida de la Universidad, efeméride que conmemoramos en este año 2020.

La Universidad comprende el descubrimiento y la creación como uno de sus ejes misionales para concretar su Propósito superior: inspiramos vidas e irradiamos  conocimiento para forjar humanidad y sociedad. Para la generación de nuevo conocimiento convergen el Sistema de Descubrimiento y Creación, el Sistema de Aprendizaje y el Sistema de Innovación en un ecosistema de conocimiento que se encuentra en permanente evolución.

Postulados centrales

El Sistema de Descubrimiento y Creación, y las Agendas de Conocimiento de la Universidad parten de una concepción rizomática que tiene estas características:

El reconocimiento de la trayectoria de los grupos de investigación y de los investigadores.

La promoción de investigaciones interdisciplinarias que trasciendan a lo transdisciplinar.

El fortalecimiento de los procesos de investigación y creación que han generado los diferentes actores del Sistema.

La valoración de las diferentes formas de acceder al conocimiento que tiene cada disciplina.

En el Sistema de Descubrimiento y Creación se  establecen y organizan las interacciones entre los actores que intervienen en la actividad investigativa y de creación de la Universidad, para contribuir al cumplimiento del Propósito superior y de los objetivos estratégicos del Itinerario EAFIT 2030.

Además, se presentan 13 Agendas de Conocimiento que son un mecanismo de articulación y promoción de la convergencia entre investigadores y grupos de investigación y permiten generar nuevo conocimiento para conectar el descubrimiento y la creación con los principales retos, fenómenos y desafíos de la sociedad y, a su vez, priorizar y orientar la agenda de investigación de la Universidad

Tanto el Sistema como las Agendas parten de una concepción rizomática que tiene las siguientes  características: el reconocimiento de la trayectoria de los grupos de investigación y de los investigadores, la promoción de investigaciones interdisciplinarias que trasciendan a lo transdisciplinar, el fortalecimiento de los procesos de investigación y creación que han generado los diferentes actores del Sistema, y la valoración de las diferentes formas de acceder al conocimiento que tiene cada disciplina.

En particular, para la construcción de las Agendas de Conocimiento se consideraron las capacidades y fortalezas de la Universidad, el proyecto de vida de cada investigador, el hábitat del que hace parte, el entorno social, y la trayectoria de los investigadores y de los grupos de investigación.

Así mismo, por medio de un trabajo de vigilancia tecnológica, se identificaron tendencias en la generación de nuevo conocimiento y desarrollo tecnológico con mayor alcance en los ámbitos internacional, nacional, regional y local, a partir de las que se definieron convergencias y se identificaron unas temáticas que se agruparon y dieron lugar a las 13 Agendas de Conocimiento de EAFIT.

Es importante anotar que estas parten y se nutren de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Misión Internacional de Sabios realizada en el país durante el año 2019 y de las agendas del G8, que congrega a diferentes universidades de Medellín.

Estas tendencias fueron el insumo principal para los talleres presenciales realizados con los investigadores de la Universidad en noviembre y diciembre de 2019, así como en abril de 2020 en modalidad remota.

Este ejercicio de construcción colectiva de las Agendas será permanente, con el fin de convertir a la Universidad en un referente que impacte a la sociedad. Presentamos, entonces, 9 Agendas que responden a tendencias internacionales y nacionales, y 4 apuestas institucionales de la Universidad.

La presentación se hizo en el III Encuentro de Investigadores de la Institución a comienzos de 2020

Foto: Róbinson Henao

Finalmente, tanto el Sistema como las Agendas se enmarcan en una ética del conocimiento porque, como lo ha reiterado la Universidad, “nuestra acción científica, educativa y cultural está inspirada en un profundo sentido ético, como un modo coherente de orientar las actividades en beneficio de la humanidad y de sus múltiples maneras de habitar e interactuar con el mundo y la naturaleza”.

Bienvenidos a estas páginas con las que queremos reiterar nuestra invitación  a continuar sembrando interacciones entre disciplinas, grupos de investigación e investigadores, para generar nuevo conocimiento que transforme y aporte al enriquecimiento de la ciencia, al bienestar humano y a la sostenibilidad del planeta. 

En este nuevo número encontrarán insumos para la reflexión sobre las nuevas  realidades que vive el mundo y muchas de las soluciones que, como Universidad, brindamos a la sociedad en estos tiempos que requieren respuestas ágiles, reflexivas, críticas y con sentido de autocorrección para proponer un nuevo horizonte en el marco de la incertidumbre.

Agendas que responden a tendencias nacionales e internacionales

1. Agrotech: transformación, mercado y producción

2. Ambiente, biodiversidad y recursos naturales

3.Creación, cultura y arte

4. Ciudades inteligentes

5. Energías sostenibles

6. Estado, construcción pacífica, convivencia y posacuerdos

7. Ciencias del comportamiento y cambio social

8. Salud

9. Tecnologías convergentes (nano, bio, info y cogno) e industria 4.0

Agendas que son apuestas institucionales

10. Ciencias básicas

11. Ciencias del aprendizaje

12. Estudios de gestión, organizaciones, mercados, individuos y entornos

13. Estudios económicos y empresariales

En consonancia con el dinamismo del conocimiento, en un futuro se pueden formular nuevas Agendas.

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El reto de las energías renovables no convencionales

Septiembre 10, 2020

Entre la amenaza que supone el cambio climático, la necesidad de reemplazar fuentes energéticas que se agotan y la prioridad de encontrar energías más baratas, se abren camino las energías renovables no convencionales.

Octavio Gómez V., Colaborador.

Dos hombres subiendose a la nueva flota de buses de Medellín.

La penetración cada vez mayor de vehículos eléctricos –como este de la nueva flota de buses de Medellín– augura un crecimiento alto en el sector de las fuentes no convencionales de energía en los próximos años. Foto Róbinson Henao

 

En los años 70 se hizo popular la sentencia del entonces gerente de las Empresas Públicas de Medellín (EPM), Diego Calle Restrepo: “Antioquia tiene que exportar aguaceros”. Se refería al notable potencial hídrico del departamento para la generación de energía eléctrica, según el desaparecido dirigente, mayor que su capacidad de producir café o de extraer oro, las dos más importantes rentas que tenía la región por entonces.

Eran épocas durante las cuales el mundo se dedicaba a quemar combustibles fósiles poco consciente de que se estaba dejando una huella de contaminación que los hacía no solo más ineficientes, sino más costosos en cuanto al saldo ambiental.

El sueño de Calle Restrepo se fue consolidando poco a poco como consecuencia del desarrollo del sector energético colombiano. Sin embargo, desde la visión macroeconómica de Calle Restrepo en los años 70 al mundo actual se han producido grandes transformaciones. La primera y más visible es que ya existe conciencia de que las fuentes convencionales de energía no renovables, es decir, los combustibles fósiles, deben ser reemplazadas por la inminencia de su finitud y por las consecuencias de su uso indiscriminado: la crisis del cambio climático.

La conciencia de estas urgencias y de las necesidades todavía sin resolver llevaron a que en el documento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, suscrito por Naciones Unidas como continuación de los Objetivos del Milenio, se incluyera el de “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”.

Viejas tecnologías, nuevos desarrollos

Hasta hace relativamente poco, el problema de la energía se centró en las fuentes de generación y muy poco en el punto final, la manera de consumirla o en las formas de almacenarla.

Eso privilegió el desarrollo de energías en dos campos: las renovables y las no renovables. En las primeras, la generación hídrica fue considerada –todavía lo es– como una de las más amigables con el planeta (aunque sus detractores señalan que los megaproyectos tienen una alta incidencia en el ambiente porque alteran ecosistemas en los lugares donde se construyen).

En las segundas, las no renovables, además de los desarrollos tecnológicos (los motores de combustión interna), las decisiones políticas asociadas con su explotación determinaron que fueran las preferidas para el consumo de grandes sectores en todas las sociedades, las más y las menos desarrolladas.

Pero dos circunstancias empezaron a cambiar las prioridades: el aumento en la conciencia de las sociedades por mitigar y evitar el deterioro ambiental, y el desarrollo de nuevas tecnologías que llevaron a priorizar el estudio de energías renovables no convencionales: la luz del Sol, el viento y las biomasas.

Crecimiento exponencial

El uso de la energía solar, sin embargo, no es nuevo. La naturaleza misma es la principal usufructuaria de esta fuente y el hombre la ha usado, aunque de manera artesanal, indirecta y no sistemáticamente.

Las preocupaciones sociales por las fuentes de energía y la escasez de los recursos presionaron lo suficiente como para que la búsqueda de fuentes no convencionales de energía y de fuentes no convencionales de energías renovables se convirtiera en tema prioritario en las agendas gubernamentales y en las búsquedas y desarrollos científicos y tecnológicos.

El profesor John Jairo García Rendón, del Departamento de Economía de EAFIT, recuerda, por ejemplo, que la Agencia Internacional de Energía estima que para el año 2050, la mitad de la energía disponible del mundo sea de fuentes no convencionales renovables y señala que ellas se convertirán en la cuarta revolución industrial del sector energético.

Por su parte, el investigador Ricardo Mejía González, del Departamento de Ingeniería de Diseño de Producto de EAFIT, invitado por el programa de televisión Campus Global –también de la Universidad– señala, citando un informe del Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Estados Unidos, que la demanda de energía proveniente de fuentes no convencionales renovables creció 3.3 % entre 2017 y 2018. Y dice que se calcula que ese porcentaje crecerá en forma exponencial porque sectores como la movilidad ya tienen tecnologías de más amplio uso: los avances en investigación en este campo han permitido incorporar tecnologías a precios competitivos para el mercado.

Así mismo, la zona común europea, explica el profesor García Rendón, puso en marcha el plan 20-20-20, consistente en aumentar 20 % la eficiencia energética (que es la relación entre la energía aprovechada y la total utilizada en cualquier proceso de la cadena energética), llegar a generar el 20 % de la demanda de no convencionales renovables y reducir las emisiones de CO2 en 20 %.

La meta se trazó en 2009 para cumplirse en 2020, pero se alcanzó en 2016 con lo cual se redefinieron nuevos alcances: reducir las emisiones de CO2 al 40 %, aumentar la eficiencia energética al 32 % y utilizar fuentes no convencionales de energías renovables para el 32 % de la demanda, en un plazo límite del año 2030.

Energética 2030

Sin embargo, los costos de las tecnologías, las tasas de transferencias tecnológicas, el valor de las inversiones y las necesarias –pero demoradas– decisiones políticas hicieron que esos planes en Colombia apenas empezaran a configurarse a mediados de esta década.

La Ley 1715 de 2014 empezó a abrir el camino con incentivos tributarios para las empresas que invirtieran en el sector de las no convencionales y de las no convencionales renovables. Eso implicaba proyectos nuevos de generación y autoconsumo utilizando esos recursos.

Sin embargo, el desarrollo de proyectos y productos de energía a partir de no convencionales renovables se concentró, en especial, en universidades y centros de investigación hasta 2018 cuando se formalizó el grupo Energética 2030 en el que participan las universidades EAFIT, Nacional de Colombia-Sede Medellín, Pontificia Bolivariana, EIA (antes Escuela de Ingeniería de Antioquia), de Sucre, Francisco de Paula Santander, Corporación Universitaria del Caribe y UniGuajira con las compañías ISA, Internexa, XM y Convel.

Dos hidroeléctricas de gran tamaño en un lago en medio de la naturaleza.

La decisión de construir hidroeléctricas de gran tamaño es cada vez más compleja, en gran medida por los impactos ambientales, la oposición de las comunidades y los problemas de orden público. Foto Róbinson Henao

 

El objetivo de Energética 2030 es, según sus socios, darle al sector eléctrico “confiabilidad y sostenibilidad social, económica y ambiental en el horizonte del año 2030, al igual que la creación de nuevas redes de conocimiento, capacidades académicas y empresariales”.

Se trata de un programa de diez proyectos: demandas (sobre los mercados); construcción sostenible; movilidad; biomasa; energía solar y eólica; política, regulación y mercados; escenarios; micro redes; centro gestor y cocreación.

Energética 2030 pretende responder, entre varias preguntas, dos que son fundamentales en el área de las fuentes no convencionales de energía renovable: ¿cuál será el porcentaje de penetración de las renovables? y ¿dónde se ubicarán los proyectos eólicos y solares? Uno de los retos que deberá enfrentar Energética no es la generación de energía eólica o solar, sino su calidad.

En octubre de 2019 se realizó un workshop de la alianza en el que se dejó claro que “el mayor avance está en que nos hemos apropiado de la problemática energética de una manera integral que va desde aspectos económicos y tecnológicos hasta sociales y humanos; y todo eso lo hemos puesto a dialogar”.

La mirada a mitad de siglo

La transición energética es una urgencia en el mundo por asuntos como la protección ambiental, la sostenibilidad y la necesidad de mitigar los efectos del cambio climático. Foto Róbinson Henao

 

Sin embargo, el Gobierno Nacional presentó, también en 2019, el Plan Energético Nacional (PEN) 2050 que define como un “modelo sostenible que garantice nuestra transición energética-transformación energética (sic)”, el quinto de cuyos objetivos es alcanzar la “eficiencia energética como pilar fundamental de crecimiento económico y de bienestar de la población”.

La Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) reporta en su boletín estadístico más reciente (2018) que para 2017 se hallaban registrados 470 proyectos de generación de energía, con una capacidad total de 14.062,28 megavatios (MW). De ellos, 11 pertenecen a generación de biomasa con un potencial de 35.5 MW, 17 son para aprovechamiento eólico con un potencial de generación de 2.285 MW y 325 son de energía solar, con 3.729 MW.

El Plan Energetico Nacional de la UPME comienza por advertir que las “incertidumbres críticas mundiales” del sector eléctrico en 2019 era el crecimiento de la economía, las avances en almacenamiento de energía, los precios de los commodities del sector y la creciente digitalización, al tiempo que las acciones prioritarias eran el crecimiento económico de China, la evolución de los precios de la economía, los subsidios al consumo de energía, la eficiencia energética y las fuentes de energía renovables.

En el caso colombiano, el escenario de las incertidumbres críticas son los riesgos climáticos extremos, la corrupción, los precios de los commodities, los precios de la energía eléctrica y las políticas del gobierno de los Estados Unidos.

Por su parte, las acciones prioritarias en Colombia se deberían centrar en los procesos de digitalización, la energía de fuentes renovables y la eficiencia energética. Sobre esas bases se debería considerar el planteamiento del Plan Energético Nacional.

Pero las proyecciones de la UPME contenidas en el PEN estiman que para el año 2030 y logrando una reducción del 30 % en generación con combustibles fósiles, la energía eólica aportará el 13 % del potencial y la solar el 2 %.

Para el gobierno colombiano, el desarrollo del sector se centrará en tres tendencias que definirán el futuro de los sistemas eléctricos: electrificación, descentralización y digitalización.

En el caso de la electrificación se incluye vehículos eléctricos, carga inteligente, bombas de calor y recarga en hogares, es decir, construcción sostenible (ver recuadro); la descentralización comprende eficiencia energética, energía solar, almacenamiento distribuido, microrredes y respuesta a la demanda en tiempo real, en tanto que dentro de la digitalización se busca superar los medidores tradicionales con el uso de infraestructura de medición avanzada.

Pese a los retos que imponen las exigencias de un mundo cambiante en tecnologías y recursos, Colombia sigue ocupando uno de los primeros lugares en la matriz de energías amigables, gracias al hecho de privilegiar en las fuentes hídricas la mayor parte de su oferta de generación.

Los avances en energías no convencionales para la movilidad
han permitido incorporar tecnologías a precios
competitivos para el mercado.

LivingLabs, el espacio donde EAFIT prueba el ladrillo solar

La Universidad EAFIT adelanta desde 2013 el desarrollo del ladrillo solar, una innovación dentro del campo de las construcciones sostenbles.
Se trata de la adaptación de celdas solares en una unidad estructural similar a un ladrillo de construcción que se ubica en un muro o fachada para captar en forma directa la energía solar.
En el mundo de las fuentes no convencionales de energías renovables, las construcciones sostenibles son una respuesta al uso eficiente de la energía y están cambiando la perspectiva de dónde y cómo se puede hacer un uso más racional del recurso energético.
José Ignacio Marulanda Bernal, doctor en Ingeniería Eléctrica y docente investigador del Departamento de Ciencias Físicas de EAFIT, es el líder de la investigación en el desarrollo del ladrillo solar:

Desde su presentación en 2017, ¿qué avances registra el ladrillo solar?

“En marzo de 2017 el ladrillo solar fue presentado como innovación en el programa Leaders in Innovation Fellowship, patrocinado por el Newton Fund y administrado por la Royal Academy of Engineering, del Reino Unido, donde salió favorecido con una de las becas para un programa de entrenamiento en Londres, alrededor del modelo de negocio para este producto tecnológico. En este programa se definió que el licenciamiento es la opción más viable para este producto.

Hoy tenemos un acuerdo de licenciamiento con la empresa Tecnología Renovable y Sostenible (Terso) para el escalamiento productivo y la comercialización del ladrillo solar.

EAFIT, en alianza con otras siete universidades del país y varias empresas, obtuvo una de las plazas en la convocatoria Colombia Científica (Colciencias-Banco Mundial) con el programa de investigación Estrategia de transformación del sector energético colombiano en el horizonte 2030, uno de cuyos proyectos, Construcción energéticamente sostenible, tiene como objetivo el rediseño del ladrillo solar, a manera de iteración de la versión de 2016 instalada en la Casa Solar, construida en la sede EAFIT Llanogrande.

El objetivo es el diseño y la construcción de tres LivingLabs, uno en cada piso térmico del territorio nacional y en los que se incorporará la nueva versión del ladrillo solar”.

Pared con ladrillos solares y un hombre parado cercar a la pared.

El ladrillo solar permite suministrar iluminación y energía a edificaciones a bajo costo. Foto Róbinson Henao

 

¿Existe mejor disposición del mercado, tanto de los constructores como de los generadores de energía, para aceptar innovaciones como el ladrillo solar?

“Cada vez toma más fuerza el tema de las energías renovables y alternativas. El tema de sostenibilidad ha abierto las puertas a nuevas técnicas de construcción y la integración de nuevas tecnologías entre las que se cuentan las energías alternativas (solar, eólica, térmica, etc.).
La Ley 1715 del 2014 reglamenta los incentivos para quienes quieran adoptar este tipo de energías, beneficiando a la cadena de valor de estas tecnologías.
Por otro lado, hoy existen disciplinas conocidas como BIPV (Building Integrated PhotoVoltaics, Fotovoltaica Integrada a la Construcción) y BAPV (Building Adapted PhotoVoltaics, Fotovoltaica Adaptada a la Construcción) que buscan integrar sistemas de construcción tradicional con nuevas formas de generación de energía fotovoltaica. El ladrillo solar corresponde al tipo BIPV”.

En términos de la relación costo-beneficio, tanto para el constructor como para el usuario final, ¿el ladrillo solar representa una opción viable, en especial para la vivienda de interés social y para la vivienda de interés prioritario donde los costos de energía eléctrica son más sensibles?

“La relación costo-beneficio de esta y de otras innovaciones se favorece en la medida en que se lleve a cabo un escalamiento productivo efectivo que reduzca los costos de fabricación y viabilice la comercialización, por ejemplo, de tecnologías de generación fotovoltaica.
Por otro lado, con el ejercicio de optimización en la generación de energía del ladrillo solar, el objetivo es mostrar la eficiencia del sistema y de esa forma favorecer la relación costo-beneficio, haciendo que pueda ser adoptada por diseñadores, constructores y empresas del Estado para incorporar la tecnología en programas de vivienda de interés social y vivienda de interés prioritario”.

Los mercados de la construcción de vivienda nueva y el de energía, ¿están preparados para recibir una innovación de estas características?

“Podríamos decir que el mundo se ha abierto mucho a la innovación y, en especial en las nuevas generaciones, cada vez se tiene menos “temor” de las nuevas tecnologías.
Sin embargo, en nuestro medio convergen diversos intereses económicos y políticos que pueden llegar a obstaculizar la adopción de alternativas energéticas. De cualquier forma, en la medida en que lleguen más indicadores y tendencias globales de soluciones innovadoras se irá migrando hacia nuevas tecnologías y opciones de generación energética”.

El ladrillo tiene un acuerdo de licenciamiento con una
empresa para su escalamiento productivo y comercialización.

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