¿Qué supone la inconstitucionalidad de las normas que crearon el MinCiencias?

Enero 26, 2022

Cristian Andrés Díaz. Profesor de Derecho Administrativo, Universidad EAFIT.

Hace algunos meses, la Corte Constitucional declaró “inexequible con efectos diferidos a dos legislaturas completas, contadas a partir del 20 de julio de 2021, la Ley 1951 del 24 de enero de 2019, ‘por medio de la cual se crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, se fortalece el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y se dictan otras disposiciones’.”

Del mismo modo, declaró inexequibles los artículos 125 y 126 de la Ley 1955 de 2019, “por la cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad”. Esta decisión judicial se adoptó en la Sentencia C-047, con ponencia del magistrado Antonio José Lizarazo Ocampo y fue anunciada en comunicado del 4 de marzo de 2021.

La Ley 1951 del 24 de enero de 2019 había creado el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, ordenando su entrada en funcionamiento dentro del año siguiente y asignándole la función principal de impulsar la participación de la comunidad científica para incrementar el nivel de la investigación científica y social, así como el desarrollo tecnológico de las instituciones de educación superior, los centros de investigación, los parques industriales y las empresas. Así mismo, la mencionada ley indicó que esta nueva entidad gubernamental no podía generar gastos generales o de personal adicionales a los que tenía presupuestado el Departamento de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias).

Posteriormente, se promulgó la Ley 1955 del 25 de mayo de 2019 que expidió el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 y complementó –en los artículos 125 y 126– aspectos asociados a la estructura y competencias del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que no habían quedado definidos en su ley de creación.

La Ley 1951 de 2019 fue demandada ante la Corte Constitucional que, a su vez, integró al proceso los artículos 125 y 126 de la Ley 1955 de 2019, por guardar relación con la fusión, la denominación y los objetivos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. En la demanda se argumentó que: i) se infringió el artículo 154 de la Constitución, que establece que los proyectos de ley dirigidos a crear, suprimir o fusionar ministerios solo pueden ser presentados por el Gobierno Nacional, y esto no fue lo que sucedió en el caso analizado; y ii) se contravino el artículo 150, numeral 7, de la Constitución, por no establecerse en la ley la estructura del Ministerio que se creó.

La Corte Constitucional acogió estos argumentos indicando que “no es posible adoptar medidas que no correspondan a la función de planeación y que no tengan por finalidad impulsar el cumplimiento del Plan para el correspondiente período presidencial”. En tal sentido, precisó que no era viable subsanar a través de la ley del Plan Nacional de Desarrollo los vacíos relacionados con la estructura del Ministerio porque dicho asunto debía determinarse a partir del procedimiento democrático previsto en la Constitución.

Es más, para la Corte, los artículos 125 y 126 de la Ley 1955 de 2019 ni siquiera subsanaron el vacío en la estructura del Ministerio, pues se limitaron “a otorgarle al Gobierno facultades que la propia Constitución le confería para modificar la estructura de los ministerios, pero no para determinarla (artículo 189.16 de la Constitución)”.

Ahora bien, ¿qué implica que la Corte Constitucional haya declarado inexequibles las disposiciones normativas por las cuales se había creado el Ministerio? ¿Significa que desde la expedición de la Sentencia C-047 de 2021 dicho Ministerio desapareció?

De conformidad con el artículo 45 de la Ley 270 de 1996, “las sentencias que profiera la Corte Constitucional sobre los actos sujetos a su control en los
términos del artículo 241 de la Constitución Política, tienen efectos hacia el futuro a menos que la Corte resuelva lo contrario”. Usualmente, estos efectos se producen desde el mismo momento en el que se publica la sentencia, de manera que, si declara inexequible una norma, esta queda expulsada inmediatamente del ordenamiento jurídico. Sin embargo, tanto el artículo al que se ha hecho referencia, como la jurisprudencia constitucional reconocen la potestad de la Corte de modular los efectos de sus fallos, es decir, de establecer desde qué momento se producen tales efectos y en qué sentido.

Pues bien, con la Sentencia C-047 de 2021, “la inexequibilidad se declaró con efectos diferidos a dos legislaturas completas, contadas a partir del 20 de julio de 2021”. Según la Corte, “la medida del diferimiento se adoptó al tener en cuenta la necesidad de no afectar la continuidad en el cumplimiento de las finalidades constitucionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación en los términos del artículo 70 de la Constitución, y los derechos de las personas vinculadas a la entidad y a los programas y proyectos que desarrolla en materia de ciencia, tecnología e innovación”.

Esto significa que con la decisión de la Corte Constitucional el Ministerio no desapareció. Más aún, puede seguir ejerciendo sus funciones. Pero el Congreso de la República cuenta con dos legislaturas, contadas a partir del 20 de julio de este año, para regular de manera completa la estructura de dicho Ministerio, pues una vez cumplidas aquellas, tanto la Ley 1951 de 2019 –que lo creó– como los artículos 125 y 126 de la Ley 1955 de 2019 –que complementaron sus funciones–, saldrán del ordenamiento jurídico y quedará sin fundamento normativo tal Ministerio.

Según el artículo 138 de la Constitución, una “legislatura” se conforma por dos períodos legislativos: el primero va del 20 de julio al 16 de diciembre y el segundo del 16 de marzo al 20 de junio. De acuerdo con lo anterior, el plazo para que el Congreso subsane los defectos en la estructura del Ministerio, siguiendo el trámite legislativo adecuado, vence el 20 de junio de 2023. Hasta esa fecha, dicho Ministerio puede continuar desarrollando sus actividades.

A pesar de que con el plazo concedido por la Corte Constitucional para remediar la situación el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación conserva temporalmente su vigencia y operatividad, un tema estratégico del Estado, como lo es la creación de un ministerio, debería contar con un procedimiento legislativo adecuado y tener claramente definida su estructura desde el momento de su concepción.

Debe recordarse que los ministerios y los departamentos administrativos, como órganos del Gobierno Nacional, cumplen funciones cruciales para la concreción de las políticas públicas. En tal sentido, la creación, modificación y supresión de aquellos debe obedecer a un razonable ejercicio de planeación y no a decisiones improvisadas.

La sentencia de la Corte Constitucional también es un llamado a que se respete el principio democrático en la creación de los órganos del Estado. El Congreso de la República no puede renunciar a su competencia para establecer la estructura de un ministerio, encomendando este asunto al Gobierno Nacional, pues ello no garantiza el grado óptimo de deliberación y afecta la legitimidad de este tipo de decisiones.

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Las revistas y el periodismo científico

Enero 26, 2022

Heiner Mercado Percia. Editor de la revista Co-herencia.

Las revistas multidisciplinarias o generalistas editadas por universidades colombianas, como Revista Científica de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Revista Universidad Católica Luis Amigó, Revista de Investigaciones de la Universidad del Quindío, Revista de la Universidad Nacional o la Revista Universidad EAFIT, surgieron como medios que centralizaban la publicación de artículos científicos dedicados a la exposición de los resultados de investigaciones en diferentes disciplinas desarrollados por los grupos y programas de estas instituciones.

Algunas mantienen ese espíritu, otras desaparecieron, pero desde hace unos años unas cuantas, como la Revista Universidad EAFIT, se transformaron en publicaciones de divulgación científica adoptando las prácticas propias del periodismo científico.

Esa transformación fue motivada seguramente por razones como el surgimiento de otras revistas más especializadas editadas por escuelas o facultades que terminaron compitiendo por la publicación de artículos, las cambiantes exigencias de Publindex en materia de cumplimiento de criterios de calidad y castigos a la endogamia, problemas en la continuidad, interrupciones o demoras frecuentes en la publicación de nuevas ediciones que hacían que se incumpliera la periodicidad definida, la dificultad para atraer artículos de autores de otras instituciones, bajos niveles de uso (consulta, citación, etc.) causados por la dificultad de proyectar una unidad e identidad temática, entre otros.

En el caso de esta revista de la Universidad EAFIT, los cambios acordes con ese giro hacia el periodismo científico aparecen en la edición 161 de enero-junio de 2013. El exrector Juan Luis Mejía indicaba en el editorial de dicha edición una “nueva vocación” de la publicación que se insertaba en el marco de un nuevo impulso hacia el mejoramiento de las revistas de la universidad, pero además servía para presentar, en un lenguaje mucho más claro y visual gracias al trabajo mancomunado entre periodistas e investigadores, los resultados de las investigaciones realizadas por los integrantes de los diferentes grupos de la Institución y su impacto social.

En esa misma línea, se han creado también nuevas publicaciones en otras instituciones de educación superior del país, como es el caso de Intellecta de la Universidad del Norte, Revista Divulgación Científica de la Universidad del Rosario o Pesquisa Javeriana. No hay duda de que este giro hacia el periodismo científico ha sido positivo. Ha abierto la posibilidad de que se promueva el diálogo entre investigadores y comunicadores, que se impulse el ejercicio de la divulgación del conocimiento científico como tarea complementaria a la investigación misma y a la escritura de artículos o papers dirigidos a especialistas y, sobre todo, a que se amplíe el número de lectores. Sin embargo, algunos aspectos del periodismo científico deben explotarse de una manera mucho más sistemática para lograr acercar en mayor medida la ciencia a la sociedad.

El periodismo científico tiene como objetivo informar, explicar y analizar hechos científicos y tecnológicos. Contextualiza y llena de sentido los proyectos, los modos de proceder en las investigaciones, los resultados y las aplicaciones de los nuevos conocimientos, conceptos e instrumentos. Suele señalarse que el periodista científico cumple un papel de mediador entre el científico y el público en general a través de su esfuerzo por traducir ese lenguaje técnico complejo en uno mucho más claro sin que se pierda el rigor.

Pero, también, el periodismo científico cumple una tarea muy importante para la sociedad y para la ciencia misma puesto que posibilita discusiones críticas en torno a las contribuciones reales que traen para la sociedad las investigaciones, los nuevos hallazgos científicos y las aplicaciones tecnológicas; está atento para denunciar con propiedad y con la autonomía suficiente posibles malas prácticas, fraudes, manipulaciones y conocimiento erróneo o pseudocientífico. Para ello, no se puede dejar de lado la búsqueda y comparación de fuentes, el trabajo de campo y una reportería rigurosa.

El trabajo del periodista científico aprovecha los diferentes medios (impresos, televisivos, radiales y digitales) que contribuyen eficazmente a la divulgación de los nuevos hallazgos, pero también debe estar muy cerca de la actividad que realizan los editores de las revistas científicas tradicionales para estar al tanto de los procesos de evaluación y del impacto que han tenido los estudios que se están cubriendo.

Creo que la implementación de algunas herramientas del periodismo científico en la revista de la Universidad EAFIT es un acierto, en primer lugar, porque nos permite ver de cerca lo que están haciendo los investigadores; en segundo lugar, porque puede contribuir a que se reconozca que la labor editorial produce conocimientos y prácticas que rara vez son aprovechadas para otras actividades misionales; y, por último, abre la posibilidad de que se promuevan discusiones amplias sobre los nuevos hallazgos científicos en momentos como este, de pandemia, en donde más se necesita que la sociedad tenga al alcance información precisa, verdadera y, sobre todo, estructurada bajo los más estrictos lineamientos éticos.

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Cuidar la memoria, la verdad y la justicia reparadora

Enero 22, 2022

Gloria María Gallego. Profesora de la Escuela de Derecho, coordinadora del área de Teorías del Derecho.

Hay un cambio cultural en la valoración del pasado. Estamos en la época de la memoria, como categoría ética, filosófica y política, para denunciar y resistir contra el horror. Es el triunfo de las víctimas que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial y al Holocausto y que erigieron algo tan modesto como la memoria en un potencial de oposición y en una semilla para nuevos aprendizajes en la construcción de barreras morales contra la violencia.

Los que regresaron de los campos de concentración sintieron que volvían más del mundo de los muertos que del mundo de los vivos sin saber muy bien cómo sobrevivieron a esa fábrica de atrocidades: “Convivíamos codo a codo con la muerte, y no era posible dejar de preguntarse si uno sería el próximo cadáver que llevaran al crematorio”. La meta era salir con vida de aquella barrera de muros, alambradas, cámaras de gas y hornos crematorios para hablarle al mundo del destino de la muchedumbre innumerable de quienes “sufren y se arrastran en una opaca soledad íntima, y en soledad mueren o desaparecen, sin dejar rastros en la memoria de nadie”. Los sobrevivientes se convirtieron en testigos por delegación y asumieron el deber de narrar para anular todo proyecto de negación y ocultación del pasado.

Dar testimonio, registrar la barbarie, negar justificación a los actos inhumanos de los perpetradores es una forma última de justicia. La memoria es un conocimiento surgido de los testigos supervivientes del horror que con el poder de la palabra (hablada o escrita) comunican a otros los materiales de la experiencia vivida. Va más allá del recuerdo, la vivencia o emoción personal y los sentimientos que los recuerdos suscitan, y se convierte en un modo específico de conocimiento que, apoyándose en los casos individuales, subraya la universalidad del horror, destaca las luchas de seres humanos por sobrevivir y por su dignidad, y advierte sobre el futuro.

Tras tantas décadas de guerra interna, nuestro país vive la era de la memoria, de la verdad y de la justicia reparadora, como elementos imprescindibles para la paz y la reconciliación, y como tributo último a millones de víctimas de secuestro, asesinato selectivo, desaparición forzada, violencia sexual, desplazamiento forzado, tortura, masacre, reclutamiento forzado. Memoria por tantas vidas destruidas, libertades anuladas, proyectos frustrados, daños, sufrimientos y traumas. La realidad no es solo lo existente; es también lo suprimido, lo que está ausente, lo que quedó truncado.

La memoria, como modo específico de conocimiento, trasciende las emociones subjetivas y negativas que atan al pasado (tristeza, furia, odio, resentimiento, deseo de venganza) y –siguiendo a Todorov– pasa de la lectura literal del hecho a la lectura ejemplar, es decir, el acontecimiento recuperado ya no es leído de manera calcada y puntual, sino que sirve de modelo para ilustrar sobre situaciones similares con un sentido superador y constructivo, de apertura al presente y al futuro en procura de evitar el sufrimiento humano y de la conformación de una sociedad más justa y pacífica.

Todo acto de memoria tiene significación ética, pues obliga a inscribir los hechos acontecidos y las experiencias de inhumanidad colectiva en el marco histórico pasado y reciente, conserva la información, honra a las víctimas, se opone a la negación de los crímenes por parte de los perpetradores por simple falta de conocimiento.

No se trata solo del pasado, ella entraña un carácter de porvenir: es un ejercicio que, desde la sabiduría de la experiencia de lo acontecido y desde ideales de convivencia civil, se transmite y retransmite para ayudar a leer los hechos y su línea de desarrollo, de tal manera que pueda extraerse una indicación, un ejemplo, una enseñanza que puedan alumbrar lo que sucede y anticipar lo que podría llegar a suceder, para que las atrocidades de ayer no retornen en circunstancias
más o menos parecidas.

Las víctimas nunca más pueden ser el precio a pagar en la búsqueda de fines políticos y modelos de orden social. Las divergencias, los intereses contrapuestos,
las distintas representaciones del orden social y las tensiones deben tramitarse por medio de la palabra, el debate público, la política, la democracia como arte del acuerdo desde todo aquello que se tiene en común, más allá de lo que separa.

Referencias

Nanette Blitz, Sobreviví al Holocausto. El conmovedor relato de una amiga de Ana Frank, 1ª. ed., Bogotá, Taller de Edición Roca, 2016, p. 59.

Primo Levi, Si esto es un hombre, 6.ª reimp., Barcelona, Muchnik Editores, 2005, p. 153.

Tzvetan Todorov, Los abusos de la memoria, 1ª. ed., Barcelona, Ediciones Paidós Ibérica, 2008.

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Medellín debe reenfocar su política contra grupos delictivos

Marzo 22, 2021

Si bien la política criminal contra bandas y combos ha dado frutos, es hora de reenfocarla, mejorarla
y adecuarla a la realidad actual. Investigadores aseguran que es la forma de acabar con el llamado
“gobierno criminal”, fenómeno que ocurre en sectores afectados por la acción de grupos armados.

 

Javier Arboleda García, Colaborador.

En las tres últimas décadas, desde que era considerada la ciudad más violenta del mundo hasta hoy, Medellín ha diseñado y desarrollado una serie de políticas públicas para atacar los fenómenos violentos y generar bienestar y respuestas a las necesidades de las comunidades que los sufren.

Ello le ha dado no solo un reconocimiento internacional, sino que ha permitido fortalecer su gobernabilidad. Un ejemplo es lo siguiente: en 1992, la ciudad tenía una tasa de homicidios de 350 casos por cada 100.000 habitantes y la de 2019 mostró 24 casos por cada 100.000 habitantes.

Aun así, la investigación “Gobierno criminal en Medellín: panorama general del fenómeno y evidencia empírica sobre cómo enfrentarlo”, realizada desde 2016 por Innovations for Poverty Action (IPA), la Universidad de Chicago y la Universidad EAFIT muestra que hoy esas políticas públicas no tienen el impacto esperado y deben reenfocarse y mejorarse.

Para sustentar la tesis, la investigación se basa en un elocuente dato: aún hoy en la ciudad existen entre 15 y 20 grandes bandas armadas que, a su vez, controlan el accionar delictivo de unos 350 combos y que ese accionar va más allá de actividades como el microtráfico, la extorsión, el hurto y el control de los llamados “pagadiarios” o “gota o gota”.

“Hay que entender mejor cómo esto evoluciona en el tiempo, para focalizar otro tipo de políticas. Creo que lo primero que debe hacer el Estado, en particular la Alcaldía de Medellín, es medir mejor esos fenómenos”, dice el profesor Santiago Tobón Zapata, uno de los directores de la investigación, quien dirige el Centro de Investigaciones Económicas y Financieras de EAFIT.

Advierte que se trata de un problema serio, grave, que ocurre hace tiempo y sobre el cual existe la evidencia anecdótica de cómo se manifiesta en muchas partes del territorio, “pero indudablemente nos falta medirlo mejor, de forma más sistemática, frecuente y completa”.

En Medellín existen entre 15 y 20 grandes bandas armadas que controlan a unos 350 combos. Foto: Róbinson Henao

 

Delincuentes que ocupan el papel del Estado

El también profesor de EAFIT Gustavo Duncan Cruz, del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas –otro de los directores de la investigación–, explica que las estructuras criminales de Medellín, como ocurre en muchas ciudades del mundo, generan altos porcentajes de violencia y corrompen diferentes niveles de la política y la administración pública.

Pero lo más grave, advierte el académico, es que ejercen funciones similares a las de los Estados, como resolver disputas y problemas comunitarios, imponer reglas de comportamiento, prestar seguridad, administrar justicia y cobrar “impuestos”.

A esas actividades se les conoce como “gobierno criminal”. El problema es que, tal cual funciona ese gobierno criminal en Medellín, no va en contravía del gobierno estatal sino que, todo lo contrario, a veces lo complementa, se nutre de él o se convierte en el espejo para fortalecer su presencia, en especial en territorios con mayor ausencia de institucionalidad, afirma Duncan.

La gente demanda servicios de gobierno, resolver su problema con el vecino y, en muchos contextos, se acerca a la solución más rápida, ágil, contundente y efectiva, y cuando el Estado es incapaz de hacerlo, acude a otros actores de la vida social.

En algunos contextos, esos actores son la administración de un edificio o un líder comunitario y, en otros más extremos, los integrantes de los combos armados, agrega el profesor Tobón Zapata, quien está adscrito al Departamento de Economía de EAFIT.

Finanzas del crimen organizado

La investigación no se queda en la explicación simplista según la cual las grandes bandas criminales son proveedoras mayoristas de droga a combos de menor tamaño para que estos la vendan al detal. O que suelen concentrarse en extorsiones a grandes negocios y rutas de buses, mientras los combos extorsionan a pequeños establecimientos comerciales de barrio y, en ocasiones, a los hogares.

Ahora, unas y otros tienen una diversificada estructura de ingresos que incluye servicios prestados a la industria del narcotráfico, como el sicariato, el cobro de deudas y la protección de rutas de transporte de estupefacientes. Además, imponen multas por mal comportamiento o definen el loteo de predios y el arriendo de bienes para actividades criminales.

Ante esta realidad, la investigación sugiere recomendaciones para enfrentar con éxito ese fenómeno. Ellas son fruto también de los resultados de una encuesta realizada a finales de 2019 en 4.868 hogares y 2.109 negocios de estratos 1, 2, 3 y 4, de 224 barrios de Medellín y 8 de Bello e Itagüí. Algunos de los resultados de esa encuesta son sorprendentes y van en contra de lo que muchas personas e instituciones suponían, según lo revelan las siguientes conclusiones:

Los niveles de gobierno criminal varían mucho a lo largo de la ciudad y en algunos barrios los combos son la autoridad.

El gobierno criminal está correlacionado con la extorsión y los préstamos de dinero conocidos como “gota a gota”. Esto sugiere que la extracción de rentas ilegales es uno de los motivos por los que los combos “gobiernan”.

Los niveles reales de gobierno criminal y de otros fenómenos asociados como la extorsión son mucho más altos que los estimados por las autoridades.

Contrario a lo esperado, incrementar el gobierno del Estado puede aumentar el gobierno criminal
La encuesta reflejó que, pese a que el Estado llega a esas comunidades con una batería de asistencia social, en muchos barrios el combo es mucho más activo en relación con la provisión de diferentes servicios de gobierno.

“En otras palabras, aquellos barrios en donde los combos ejercen más funciones de gobierno son también los barrios en donde la gente se siente más satisfecha y confía más en ellos”, es decir, según la investigación, los ciudadanos ven a los combos como un complemento del Estado porque actúan como intermediarios entre la comunidad y el mismo Estado.

Tal cual funciona el gobierno criminal en Medellín, no va en contravía del gobierno estatal: a veces lo complementa, se nutre de él o se convierte en el espejo para fortalecer su presencia, afirma el profesor Gustavo Duncan.

Cómo reducir el gobierno criminal

Ante estas evidencias, la investigación plantea, como lo expresa el profesor Tobón Zapata, algunos pasos para reducir el gobierno criminal mediante el aumento del gobierno del Estado. Uno de ellos, tal vez el principal y el que debe aplicarse en el futuro inmediato, es hacer más encuestas para conocer mejor el fenómeno, pero con un nivel de representatividad más detallado del barrio y no tanto de la comuna.

En ese sentido, la investigación les plantea un reto importante a quienes diseñan políticas públicas y es que si van a llegar a estas comunidades es porque deben hacerlo con la certeza de que su presencia solucionará sus problemas y no aumentará la decepción y desconfianza de los ciudadanos.

“Es posible que el aumento del gobierno del Estado incremente las oportunidades para que los combos ejerzan funciones de gobierno. Esto puede ocurrir cuando el Estado se concentra en aumentar el ejercicio de algunas funciones y deja otras de lado”, dice una conclusión de la investigación.

Esas otras funciones pueden terminar convirtiéndose en un nicho para que los combos ejerzan o desarrollen ventajas comparativas, “tales como aquellas relacionadas con su conocimiento de las comunidades y su presencia constante en el territorio”, precisa otra conclusión”.

Cuatro recomendaciones

Para los docentes, el mayor logro de la investigación y de los datos arrojados en la encuesta es que les permite no solo hacer las siguientes cuatro recomendaciones, sino ofrecer la experiencia del grupo académico para su implementación:

No volver a implementar la “intervención microterritorial” bajo el esquema previamente utilizado: o no se debe abordar con intervenciones que no sean capaces de suministrar bienes y servicios en la misma medida en la que la llegada de dichas intervenciones aumenta las expectativas de los ciudadanos.

Poner en marcha un proceso para diseñar y ejecutar intervenciones innovadoras dirigidas a enfrentar el gobierno criminal, la extorsión y otros fenómenos asociados con el crimen organizado.

Realizar mediciones anuales sistemáticas sobre la fuerza y la influencia de los grupos de crimen organizado.

Promover evaluaciones de impacto de las intervenciones contra el crimen organizado.

Retos para el Gobierno

Para el profesor Tobón Zapata, la investigación sugiere dos para el gobierno, en especial, el municipal. El primero, tener más capacidad para llegar a los territorios: “No puede siempre repetirse la misma fórmula de los gestores comunitarios o enlaces territoriales” porque requiere, con prontitud, aplicar un sistema más eficiente para llevarle soluciones a la gente.

Y el segundo, el fortalecimiento urgente de las inspecciones de Policía y las comisarías de familia, la cara más cercana del Estado a las comunidades en los territorios. “Estos despachos adolecen de muchos profesionales con el perfil y la actitud adecuados para resolver la cantidad de trámites que siguen en sus anaqueles”, concluye el académico.

¿Cómo evaluar el impacto del "gobierno criminal"?

Considerando que están desactualizadas las mediciones sobre cómo las acciones de los grupos criminales afectan la vida cotidiana, los investigadores aconsejan:

¿Qué medir?

Presencia y existencia de las actividades de grupos de crimen organizado en el territorio.

Provisión de grupos de crimen organizado, de bienes y servicios relacionados con la resolución de problemas comunitarios cotidianos.

Provisión de actores estatales, como las alcaldías y la Policía Nacional, de bienes y servicios relacionados con la resolución de problemas comunitarios cotidianos.

Legitimidad de los grupos de crimen organizado entre los ciudadanos.

Legitimidad de las organizaciones del Estado entre los ciudadanos.

Montos que pagan los ciudadanos en las extorsiones, así sean por aquellas funciones simples como la resolución de conflictos o la seguridad.

Alcances reales de los llamados “pagadiarios” o “gota a gota”.

Ubicación de los llamados mercado de la droga o plazas de vicio, de modo que se pueda saber precios y cantidades.

Con qué otras rentas legales cuentan las estructuras criminales en mercados de bienes legales.

Reclutamiento, uso y vinculación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes a los grupos de crimen organizado.

¿Cómo hacerlo?

La investigación sugiere que las mediciones de estos fenómenos se realicen mínimo cada año y por barrios, en Medellín, Bello e Itagüí.

Frente a la realización de las encuestas, recomienda no recoger ningún dato personal, usar técnicas de sondeo cuando las personas no quieran responder, recordarles a los encuestados el carácter anónimo de la encuesta antes de las preguntas sensibles y utilizar cuestionarios cortos.

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La bioética narrativa como cuidado de sí

Enero 26, 2022

Tomás Domingo Tomaralla. Profesor titular de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

La bioética es una disciplina nueva, nace en los años setenta del siglo pasado, y busca responder y afrontar aquellos problemas que tienen que ver con el nacer, con el morir, con el cómo vivimos, etc. Se desarrolló debido, sobre todo, a los avances tecnológicos y a una preocupación por la investigación científico-técnica que parecía poner en peligro la propia vida del ser humano. Pretendía, y pretende, ser una disciplina puente entre las ciencias médico-biológicas y las humanidades. Parece que nos preocupamos exclusivamente por la dimensión biológica y nos olvidamos de “lo más humano”, lo biográfico. Desarrollamos estrategias cada vez más sofisticadas de curación y olvidábamos, en parte, estrategias y prácticas de cuidado y atención.

La bioética nace con una pretensión cuidadora: cuidar lo humano en su vulnerabilidad y en su complejidad, aunque pronto se convirtió en un método de toma de decisiones basado en principios que había que aplicar en diferentes situaciones, es decir, se protocolizó, y se convirtió en herramienta en comités de ética (en hospitales, etc.) y una forma determinada (principialista) de pensar y afrontar las incertidumbres. Lo que no está mal, pero quizás es insuficiente. En esta tesitura
algunos empezamos a hablar de bioética “narrativa”, no para descartar los métodos habituales de hacer bioética sino para destacar, resaltar y recordar lo que creemos que es esencial en el quehacer bioético ya desde sus orígenes: el cuidado de lo humano.

La bioética, así entendida, es una reflexión biológica que cuenta con los saberes que hablan de la vida (biológicos, médicos, etc.) y biográfica, que subrayan que los seres humanos somos seres de sentido y que la enfermedad, el miedo, la vida, no es asunto solo de moléculas, sino también de palabras. Necesitamos curación, sí, por supuesto, pero también cuidado.

Si la bioética se define como una ética de la vida, y la vida es de principio a fin narración, la bioética no tiene más remedio que contar con las narraciones si quiere dar cuenta verdaderamente de los que somos. La narración es una forma de atender lo humano, lo humano en su enclave biográfico.

El objetivo último de la reflexión filosófica, de la ética, y por tanto también de la bioética, es que seamos capaces de vivir desde nosotros mismos, que desarrollemos nuestras potencialidades, ser aquello que podemos ser. Pero, claro, esto es en muchas ocasiones difícil y complejo, pues a veces no sabemos muy bien lo que queremos, cambiamos, además vivimos con otros –somos  muchos y diversos–, y también nuestras acciones se convierten en peligrosas para nosotros mismos y para otros (pensemos en el riesgo al que sometemos constantemente al planeta). Aquí viene la ética, la bioética, a ayudarnos, y aquí viene también la narración a “socorrernos” en esta tarea de cuidado de nosotros mismos. ¡Somos seres de cuidado! Y nos ayuda la narración haciéndonos ver y sentir cosas que sin ella no seríamos capaces de ver y sentir. Nos ayuda a conocernos mejor, a conocer a los otros y el mundo en que vivimos. Solo desde el relato tiene sentido una tarea de cuidado. ¿Cómo vamos a cuidar si no conocemos lo que hay que cuidar? Cuidar a un ser humano no es solo curar físicamente sino también cuidar biográficamente. Superar una enfermedad, o aprender a afrontarla, sufrirla, significa ser capaces de seguir haciendo nuestra vida, de contarnos nuestra vida.

La narración puede cuidarnos al ofrecernos sentido, al ayudarnos a ver las cosas de otra manera, a pensar mejor, a pensarnos mejor. Tomarnos en serio la narración ha llevado a que hablemos de una medicina narrativa y de una deliberación (de problemas bioéticos) narrativa. Buscamos una vida plena, madura, autónoma, es decir, responsable. Y “cuidado” es otra forma de decir “responsabilidad”. Cuidar es atender, acoger, procurar, preocuparse, mirar hacia aquello que requiere nuestra atención. A esto apunta la bioética narrativa.

Y, ¿cuál es el objeto de este cuidado que define a la bioética? Se trata básicamente del “cuidado de sí”. Pero hemos de darnos cuenta de que el “sí mismo”, el sí, es cualquier persona. Recogiendo el aprendizaje de filósofos como Michel Foucault o Paul Ricoeur diría que hemos de desarrollar un “cuidado de sí” (Foucault) en su amplitud de sentido (Ricoeur): cuidar de uno mismo, cuidar de los otros y cuidar de las instituciones e, incluso, añadiría yo, cuidar del planeta. El cuidado se realiza como “cuidado del yo” (y no es egoísmo), “preocupación” por los otros –próximos y lejanos–, cuidado por las instituciones en que nos movemos y el cuidado del planeta. Y todo ello se hace de múltiples formas, pero siempre en entornos narrativos. Somos historias y hemos de cuidar cómo nos contamos, qué relato hacemos de nosotros mismos. Estamos y somos entramados y entrelazados unos con otros, vivimos en urdimbre comunitaria. Nuestra identidad, de cada uno, de nuestras instituciones, es una identidad narrativa.

Cuidar nuestras historias es cuidarnos a nosotros mismos, cuidar nuestras relaciones, cuidar nuestras instituciones y cuidar nuestro planeta. La experiencia
del cuidado pide muchas cosas, pero sobre todo palabras, gestos, comunicación, es decir, intercambio de experiencias y esto nos lo da el relato. La experiencia
del “cuidar” (tanto como donadores de cuidado como receptores) es siempre decir algo así como “¡déjame que te cuente, pues tú cuentas para mí!”.

Cuidar pasa necesariamente por contarnos. Termino citando a Ortega y Gasset, un filósofo que llegó a enunciar que necesitamos una nueva forma de razón, de pensar y la llamó razón vital, razón histórica, razón narrativa e, incluso, razón cordial. Cordialidad es otra forma de decir radicalmente cuidar. Decía: “Para comprender algo humano es preciso contar una historia. Este hombre, esta nación, hace tal cosa y es así porque antes hizo otra y fue de otro modo. La vida solo se vuelve un poco transparente ante la razón histórica”. Seguimos contando, cuéntenlo. Lo que cuenta es cuestión de cuentos. Y una cosa, ¡cuídense!, es decir, no dejen de contar.

Referencia

Tomás Domingo Moratalla, Lydia Feito Grande, Bioética narrativa, 2ª edición, Escolar, Madrid, 2020; Bioética narrativa aplicada, Escolar, Madrid, 2020.

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Energética 2030, en busca de futuro

Mayo 2, 2022

Durante cuatro años, cerca de 300 investigadoras e investigadores se integraron a esta alianza para hacer realidad el sueño de ofrecer alternativas viables de transición energética en un mundo agobiado por los efectos del cambio climático​​. Y no quieren parar, pues el reto es inmenso y las soluciones no dan espera.

Colaborador: Juan Diego Restrepo E.

Ataviado con su vestimenta tradicional, Asdrubal Torres, líder indígena del pueblo arhuaco, llegó al Auditorio Fundadores de la Universidad EAFIT en busca de conocimientos y contactos sobre nuevas maneras de producir energía para la comunidad de Nabusimake, asentada en la cara oriental de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Era la mañana del 30 noviembre de 2022 y en el Fundadores se concentraban investigadoras e investigadores de diferentes ciencias aplicadas que tenían un interés común: la transición energética, un tema sobre el cual Torres tenía grandes expectativas.

Todos estaban en aquel auditorio porque ese día, y los dos siguientes, se realizaría el Encuentro Nacional Energética 2030, un evento en el que se presentaban los resultados de cuatro años de investigación interinstitucional y de concreción de proyectos que le apuntan a ofrecer soluciones para enfrentar los efectos del cambio climático.

Definida como “la iniciativa científica más grande de la historia de la ciencia" en el país, Energética 2030 recibió en mayo de 2018 apoyo de Colciencias (hoy Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación), y partir de allí se constituyó un equipo de 300 investigadoras e investigadores de ocho universidades colombianas, cuatro empresas del sector eléctrico nacional y 12 centros de educación superior del exterior. 

El líder indígena Asdrubal Torres al momento de inscribirse para participar del evento.

En esa apreciación coincidió José Ignacio Marulanda, docente de la Universidad EAFIT y director del proyecto Construcción Sostenible. A su juicio, Energética 2030 es más que un conjunto de proyectos: “Es el escenario de una verdadera alianza donde nos conocimos una cantidad de actores. Somos investigadores muy atomizados y en esta alianza había apoyo por todos lados, colaboraciones y sinergias".

Y no fue fácil lograr lo que los investigadores Ortega y Marulanda destacan. Las labores propuestas se vieron afectadas por el avance de la pandemia generada por la covid-19. En el segundo año de actividades se cerraron los laboratorios, se dificultaron las importaciones de insumos y se encarecieron los procesos. Pero el trabajo no se detuvo. “Nos dedicamos a lo que podíamos hacer en pandemia: diseños, documentación", recordó Marulanda. 

El fortalecimiento de la colaboración y la superación de obstáculos genera una reflexión sobre el papel del Estado en la búsqueda de nuevas opciones de transición y eficiencia energética. A juicio de este investigador, es “necesario integrar fuerzas y apuntar para el mismo lado".

En la conversación con el líder indígena, Younes amplió esa apreciación: “Toda la ciencia tiene que ser ciencia para la ciudadanía porque los procesos de transición energética son para y con la ciudadanía, si no, no funcionan. Se puede hacer el mejor desarrollo tecnológico, pensar los mejores métodos o herramientas o tecnologías de transición energética, pero ¿quién las usa?".

El vicerrector Younes dirige el Laboratorio de Co-creación, uno de los 11 proyectos que hace parte de Energética 2030. En su diálogo con Torres, reiteró que la transición energética no es un fin, “es un medio para generar bienestar en las comunidades".

¿Y ese enfoque cómo se articula con inquietudes como las planteadas por el líder arhuaco? Al respecto, Younes planteó una ruta de trabajo: “Lo primero que hay que hacer es ir a hablar con el pueblo Arhuaco. Nosotros no tenemos que ir a decirles cómo tienen que hacer las cosas, porque ellos tienen mucho que enseñarnos. Entonces, a partir de ahí, generamos estrategias que sean respetuosas con los saberes ancestrales y que generen bienestar a la comunidad, pero se tienen que apropiar y eso solo se hace con la comunidad".

Sus palabras fueron escuchadas por Camilo Younes, vicerrector de investigación de la Universidad Nacional de Colombia en su sede de Manizales, quien minutos antes de encontrarse con Torres había afirmado en su intervención en el primer foro del evento que “Energética 2030 es ciencia para la ciudadanía".

La pregunta es: ¿cómo vamos a seguir? Todo avanza rápidamente, hemos vivido cambios importantes, eso va a seguir sucediendo y tenemos que estar preparados para todo lo que viene". María Noemí Arboleda,  gerente general de XM.​​​

La colaboración, clave

En las entrelíneas de ese diálogo entre Torres y Younes subyace un aspecto que marcó las dinámicas de trabajo alrededor de Energética 2030: la colaboración. Así lo destaca Santiago Ortega, investigador de la Universidad EIA y director del proyecto Análisis de escenarios y definición de estrategias futuras.

“El balance más importante y más fuerte de Energética 2030 es el tema de la colaboración. Nosotros trabajábamos muy en nicho, a veces colaborábamos los unos con los otros, pero nunca tuvimos un proceso de colaboración a tan gran escala, tan potente y tan armónico desde el principio", planteó el académico.

Y recordó lo que ocurrió hace cinco años, cuando se estaba empezando a diseñar y formular este proyecto: hubo un clic entre todos aquellos que confluyeron en esa iniciativa, se evidenció que los investigadores empujaban para el mismo lado y se concluyó que en vez de competir era necesario cooperar.

“Cuatro años después se recogen los frutos de esa cooperación, de ese trabajo conjunto, de esa confianza tan grande construida entre todos. Este ecosistema, académicamente, nos cambió la vida a muchos investigadores", aseveró Ortega.

Serena, una lancha que funciona con energía solar, resultado del proyecto Movilidad Eléctrica. 

Esta alianza concibió once proyectos de alto impacto enfocados en la transición energética, invirtiendo en ello cerca de 37 mil millones de pesos, de los cuales el Gobierno nacional, a través de Minciencias, aportó por lo menos 18 mil millones de pesos.

Por eso Torres estaba en aquel auditorio, tenía claro que allí podría encontrar los contactos pertinentes que le ayudaran a pensar y aplicar un proyecto de energía solar que beneficiara a los pobladores de Nabusimake, considerada la ciudad sagrada del pueblo arhuaco.

“Me interesa muchísimo hacer una alianza con la comunidad y poder capacitarnos, desarrollarnos, sabemos que todo se basa en la educación y la información. Una cosa es querer, pero detrás de todo eso hay que aprender las cosas", afirmó Torres. 

La transición energética está en la agenda del actual Gobierno nacional y más allá de las polémicas que suscita, la integración con la universidad y la empresa es esencial para “no estar a tientas y tomar decisiones apresuradas", planteó Marulanda.

Después de cuatro años de arduo trabajo, esta iniciativa interinstitucional ahora busca futuro con la experiencia alcanzada. Para Marulanda, el horizonte es promisorio, siempre y cuando “empecemos desde ahora".

Y uno de esos horizontes más inmediatos es el nuevo plan nacional de desarrollo, actualmente en discusión en el Congreso de la República. De acuerdo con Sergio Cristancho, viceministro de Conocimiento, Innovación y Productividad, esta alianza aporta elementos para ese debate en dos sentidos: “Por un lado, los avances logrados en materia de transformación energética por un ecosistema como Energética 2030 se constituyen en un insumo fundamental para la hoja de ruta que se está elaborando por parte del Ministerio de Minas y Energía para la transición energética del país".

A su juicio, la idea con los desarrollos que surgieron a partir de investigaciones realizadas durante estos cuatro años es que comiencen a tener aplicaciones concretas, “sobre todo desde la transición energética justa y a mirar cómo esas adaptaciones tecnológicas se pueden hacer para que impacten comunidades tradicionalmente con inequidades y que puedan generar alternativas de desarrollo económico y social".

Y de otro lado, según el funcionario, también aporta desde el punto de vista de la metodología: “La metodología de ecosistemas demuestra con este tipo de resultados ser muy buena para lograr la articulación de universidad, empresa, Estado y sociedad, de cara a resolver otros desafíos más allá de la transición energética".

​​​​​​​​​En busca de futuro

María Noemí Arboleda, gerente general de la firma XM, operadora del Sistema Interconectado y administradora del mercado de energía mayorista del país, celebró los resultados logrados: “Es una contribución demasiado importante para la industria", aseguró en el foro Colombia hacia la transición energética: ruta, capacidades, avances y retos, que abrió la presentación del balance de esta alianza interinstitucional.

Esta filial del holding estatal Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) es una de las cuatro empresas aliadas de Energética 2030. Su participación fue clave en por lo menos cuatro de los proyectos desarrollados por esta alianza

Arboleda reconoció que aún falta camino por recorrer en la transición energética del país, pero insistió en la importancia de lo realizado, sobre todo en la formulación de proyectos y formación de nuevos investigadores: “Pero no es para quedarnos ahí. La pregunta es: ¿cómo vamos a seguir? Todo avanza rápidamente, hemos vivido cambios importantes, eso va a seguir sucediendo y tenemos que estar preparados para todo lo que viene". 

El Encuentro Nacional Energética 2030 contó con la participación de representantes del Estado, la academia, la industria y la sociedad civil.

Con respecto a la sostenibilidad, el viceministro Cristancho aseguró que muy probablemente en este gobierno salgan convocatorias públicas, abiertas y competitivas, que son mecanismos de los cuales dispone el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación para financiar este tipo de proyectos.

Para Jairo Espinosa Oviedo, director científico de Energética 2030, el esfuerzo de concentrar a 300 investigadoras e investigadores implicó una tarea de confianza entre todos y generó la capacidad de soñar: “Para aunar las voluntades es fundamental que los retos sean grandes y el de la transición energética para atender el reto climático es inmenso. Justo eso hizo que todos comenzáramos a pensar en grande". 

El progreso alcanzado en estos cuatro años se ha convertido en el motor para llegar con soluciones concretas no solo al 2030, como se lo propuso esta alianza, sino al 2050, año en el que se prevé que concluya la transición energética en el mundo.

La continuidad de Energética 2030 está ligada a políticas de Estado, asunto que el director científico lo considera fundamental: “Esta es una iniciativa que comienza en el gobierno Santos, continua en el de Duque y lo estamos cerrando en el gobierno Petro. Si pensamos en completar esa transición a 2050, estamos hablando de 28 años y siete gobiernos. Es por ello que aquí es importante la coherencia como Estado y que se planteen recursos que permitan generar esa continuidad".

Espinosa agregó que el momento es importante porque “estamos involucrados en una sociedad que necesita un cambio y que está mirando hacia la ciencia como la generadora de respuestas".

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El dulce sabor del cultivo de la paz

Mayo 2, 2023

La Universidad EAFIT hace parte de las instituciones que lideran el proyecto Efecto Cacao, mediante el cual se pretende mejorar la calidad de vidade cerca de 1.700 familias de cacaultores en cuatro regiones del país. Se espera una inversión de 35 millones de dólares, en dinero y especie, en tres componentes: productividad, asociatividad y emprendimiento, y social. Además, ha servido para la sustitución de cultivos de uso ilícito.

Colaborador​​: Juan Carlos Luján.

En leche o en agua, frío o caliente, en crema o en helado, en una chocolatina, en una bolita con algún dulce por dentro, dulce o amargo… Morderlo es experimentar la felicidad. Sí, todo ese sabor expandido por las papilas gustativas, segundos de una sensación de placer que o tranquiliza, o sana, o divierte, o activa. Este placer tiene nombre: el chocolate, el mismo cuyo origen se encuentra en el fruto del cacao, la planta originaria de América que se ha expandido a otros continentes y del que Colombia es uno de los principales productores en el mundo. El décimo para más señas.

Según cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de noviembre de 2021, el año cacaotero de octubre de 2020 a septiembre de 2021 fue el más grande de toda la historia productiva del grano en Colombia con 70.205 toneladas producidas. En contraste, la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao), en comunicación emitida el 1 de noviembre de 2022, habló de un descenso en la producción por las intensas lluvias que han afectado al país. Esto entre octubre de 2021 y septiembre de 2022, con una baja del 10,6%.

Lo que sí muestran ambas cifras es una producción representativa que abarca a unos 15 departamentos, pero con un foco más activo en Santander, Antioquia, Arauca, Huila y Tolima.

Además, como lo muestran algunas cifras de Fedecacao en Colombia se han reemplazado con plantaciones de cacao por lo menos 25 mil hectáreas de cultivos ilícitos.

Y es ahí cuando es preciso referirse al proyecto Efecto Cacao, iniciativa en la que participan la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Luker Chocolate, Fundación Luker, Enel-Emgesa, Fundación Saldarriaga Concha y la Universidad EAFIT.

Se trata de una alianza que desde finales de 2018 hasta hoy (finaliza en septiembre de 2023), ha fortalecido la cadena productiva del cacao, a su vez que ha contribuido a mejorar las condiciones de vida de los productores, sus familias y sus comunidades en cuatro departamentos: Antioquia, Córdoba, Huila y Nariño. En estos lugares se les ha dado vida a 71 iniciativas empresariales y ha intervenido 1.340 hectáreas de cacao a través de 20 asociaciones. ¡Sí, unas 1.700 familias han sido las beneficiadas!​.

Mujeres participantes del proyecto Efecto Cacao y que hacen parte de las 1.700 familias beneficiadas con esta iniciativa. 

“Este es un proyecto con un enfoque de desarrollo local desde el punto de vista social y económico que le apunta a mejorar la calidad de vida de las familias de los cacaocultores de estas zonas", explica la ingeniera administrativa Luz Marina Correa Zabala, consultora del proyecto.

“Estas zonas –agrega– tienen una característica común y es que han sido lugares expuestos históricamente a un alto conflicto de actores armados de diferentes orígenes y ha habido mucho desplazamiento y violencia, y poco de desarrollo en el territorio por estas disputas. Y claro, la población está en el medio. Buscamos que tengan un mejor nivel de ingresos".

Efecto Cacao hace presencia en los municipios de San Pedro de Urabá, Turbo, Necoclí, Apartadó y Cáceres (Antioquia); Puerto Libertador y Montelíbano (Córdoba); El Agrado, El Pital, Gigante, Hovo, Algeciras, Campo Alegre y Rivera (Huila); y Tumaco (Nariño). 

“En estas zonas el promedio de edad de los cacaocultores es de 60 años en adelante, lo que significa que hay que hacer mucho énfasis en la inclusión generacional para que este cultivo no se pierda porque es ancestral. Es también el cultivo de la paz porque se han sustituido muchos cultivos de coca", especifica la consultora.

Tal como lo explica esta especialista, es una lucha muy intensa en los territorios porque la coca les da la posibilidad de recibir dinero de inmediato, teniendo en cuenta que quienes controlan estos cultivos de uso ilícito manejan grandes sumas de dinero. No obstante, al hacer las cuentas en términos de rentabilidad, se encuentra que son muy similares, y si se trabaja un muy buen cultivo de cacao, este ofrece la posibilidad de tener un ingreso seguro por varios años.

​“En estas zonas el promedio de edad de los cacaocultores es de 60 años en adelante, lo que significa que hay que hacer mucho énfasis en la inclusión generacional para que este cultivo no se pierda porque es ancestral". Luz Marina Correa Zabala, consultora del proyecto.​

Reivindicación de la mujer

Este proyecto, cuya inversión asciende a los 35 millones de dólares –entre dinero y especie– cuenta con tres componentes: Productivo, de Asociatividad y Emprendimiento, y Social.

El Productivo se enfoca en mejorar la calidad de vida del cacaocultor y generar desarrollo social y económico en el territorio a través de mejorar la productividad en términos de volumen de producción y calidad del cacao. Cuando el proyecto inició, la estadística que se tenía del ingreso promedio del productor era de medio salario mínimo mensual legal vigente.

Además, el reto es poder ofertar un cacao fino y de aroma, que es el que finalmente se exporta, por lo que se busca pasar del cacao corriente al cacao con las características ya mencionadas. Este componente está apoyado por un ingeniero agrónomo, un tecnólogo agropecuario o un tecnólogo agrónomo que visitan a los productores en sus fincas.

Por su parte, la Universidad, a través de EAFIT Social, se encarga del componente de Asociatividad y Emprendimiento. “Allí acompañamos el fortalecimiento organizacional de las asociaciones o cooperativas que agrupan a los productores. Las empresas, por ejemplo, no le compran directamente al productor, sino que lo hacen a una organización. Entonces las acompañamos en este tema, pero también en el de desarrollo de los emprendimientos porque la idea es propender que tengan varias fuentes de ingresos para que las familias puedan solventarse en los momentos en los que no hay cosecha", afirma Correa.

El tercero, el componente Social, se enfoca más en la población y en su recuperación, sobre todo en la más afectada por las violencias. Dentro de esas violencias se encuentra, por ejemplo, la de género, teniendo en cuenta que son poblaciones que viven inmersas en una cultura machista, sumado a los grupos al margen de la ley, que alimentan mucho más esa situación, relegando el papel de la mujer a labores del hogar o de la atención del hombre.

Con Efecto Cacao viene un enfoque de recuperación, junto con los niños, los jóvenes y los adultos. A su vez, se trabajan temas de resiliencia, liderazgo, empoderamiento de los jóvenes y de la mujer, de preparar a los jóvenes para la vida laboral, y de mejorar las condiciones académicas de los programas de los colegios de estas zonas.

En línea con lo anterior, Mario Vargas Sáenz, director de EAFIT Social, afirma que la Universidad, en desarrollo de la iniciativa con los cacaocultores, ha acompañado procesos de formación de más de 500 mujeres. “Sabemos que más del 50% de todas las personas que participan en las asociaciones que acompañamos son mujeres", precisa.

De acuerdo con esta cifra, ningún componente podrá ser más importante, en proyectos de desarrollo rural o local, que el de fortalecimiento del tejido social, indica Vargas, y agrega que “identificar las capacidades de las

personas, fortalecer los vínculos de confianza y construir relaciones de sentido que trasciendan la productividad son fundamentales". Por ello resalta que la esencia del tejido social es la dignidad de sus pobladores: “Eso es parte del impacto que el Efecto Cacao está derramando en las diferentes zonas donde se encuentra".

Brindar con una taza de chocolate por la reivindicación de cientos de campesinos del país que encontraron un cultivo que les permitiera tener una forma digna de vivir y de construir sociedad es, en esencia, en lo que creyeron cinco instituciones y los resultados del proyecto pueden verse en la productividad y en las cerca de 1.340 hectáreas de cultivo intervenidas en los cuatro departamentos.

Y claro, hablamos de un producto que hace parte del diario vivir de los colombianos, quienes consumen por lo menos un kilo de cacao al año. ¡Ah!, pero es que también, en cualquier país del mundo donde se exporte el producto, estará presente la labor de unas familias que, a partir de resultados concretos, como fue la firma del Acuerdo de Paz en noviembre de 2016 entre el Estado colombiano y la extinta guerrilla de las Farc, tuvieron la posibilidad de sustituir un cultivo para uso ilegal por el de cacao, sin duda uno que les trajo un mejor sabor de boca, más dulce y que, igual que cuando se sorbe el último trago de chocolate, los llena de tranquilidad.​​ 

Voces del efecto cacao

Manuel Pérez Díaz

Representante legal de la Asociación  de Cacaoteros (San Pedro de Urabá)

“EAFIT nos brindó un apoyo significativo en el proyecto Efecto Cacao. En este tiempo nos han apoyado en la elaboración de bases de datos, talleres de gestión documental y aprendizajes sobre la implementación de la página web, entre otros. Con estos apoyos hemos podido tener avances importantes en nuestra organización".​

Jorge Luiz Vergara

Representante legal de Aspropisat (Tierradentro, Montelíbano, Córdoba)

“Uno de los logros más significativos es el empoderamiento a todos los integrantes de la junta directiva. Las capacitaciones nos han enriquecido mucho y hoy tenemos una capacidad instalada".

Marinella Prada Cortés

Aprocalg (Algeciras, Huila)

“EAFIT ha despertado en nosotros ese componente social y ha hecho que jóvenes quieran pertenecer a nuestra organización,  y que de esa forma ayuden en sus casas y en los campos a los cultivos. Ha sensibilizado a la juventud y vemos posible ese relevo generacional que necesitamos".

Enember Romero

Chocolate artesanal El abuelo Romero (Tierradentro, Córdoba)

“Yo trabajo en la transformación del cacao y el chocolate de mesa. Siento que ahora tenemos una base económica familiar. Nos han apoyado mucho en finanzas y mercadeo". 

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El reto de ser Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación

Mayo 2, 2022

Esa condición implica grandes desafíos para Medellín, que van desde nuevos diseños de gestión pública, fortalecimiento de alianzas público–privadas y herramientas de financiación, hasta hacer realidad un nuevo modelo de desarrollo basado en ciencia, tecnología e innovación, integral e incluyente, y con repercusiones de orden nacional.

Vicerrector de Ciencia, Tecnología e Innovación​​: Antonio Copete.

Colaboradora: Tatiana Guerrero.

Pocos ciudadanos probablemente conocen que, según la Constitución de Colombia, Medellín ostenta la calidad de Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación. Lo es desde el 14 de julio de 2021, fecha de adopción del Acto Legislativo 01, que la consagra como tal. ¿Qué significa esto para la ciudad y para Colombia? ¿Cuáles son las oportunidades que esta condición representa para el futuro de la capital antioqueña y del sector Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI) a nivel local, regional y nacional?

Como aporte a la discusión de estas y otras preguntas, la Universidad EAFIT fue sede del Foro Medellín Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación, que tuvo lugar el 9 de marzo de este año, y que contó con el apoyo del Comité Universidad-Empresa-Estado (CUEE) de Antioquia y del G8+ Universidades.

Ese evento se planteó como una discusión pluralista y con perspectiva de ciudad, pues el Distrito sólo tendrá éxito en la medida que sus ciudadanos y sus instituciones se apropien de él y aporten activamente en su construcción. Este artículo busca recoger hitos clave sobre el desarrollo del Distrito hasta el momento, así como algunas perspectivas expresadas por los especialistas que participaron en el Foro.

​​​​​Logro en contexto

A la declaratoria de Medellín como Distrito de CTeI en 2021, le siguió un trabajo normativo en el Congreso de la República que culminó con la adopción de la Ley 2286 el 12 de enero de 2023, que crea una estructura de gobernanza y entrega un conjunto de herramientas con miras a hacer efectiva la condición de Distrito de CTeI, algunas de los cuales destacamos aquí.

En primer lugar, se crea el Organismo Asesor del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación Distrital, que es la “instancia de asesoramiento a las autoridades del Distrito para la implementación del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación".

Esa instancia consta de un mínimo de doce (12) miembros, incluyendo representación de la academia. Está llamado a ser el órgano que emita recomendaciones a las autoridades distritales sobre estrategias y prioridades en materia de CTeI, vigile el funcionamiento del Distrito, y haga advertencias cuando sea necesario aplicar correctivos.

Otra de las herramientas establecidas, muy llamativa para las instituciones que desarrollan actividades de CTeI, serán las Zonas de Tratamiento Especial, en las que se buscará “fortalecer y facilitar el desarrollo de todo tipo de actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación".

Según lo reglamenten las autoridades distritales en cabeza del Concejo Distrital, en estas Zonas se podrían facilitar procesos que hoy dificultan el crecimiento de los emprendimientos de base científico-tecnológica o spin-offs, la utilización de equipos e insumos necesarios para llevar a cabo procesos de investigación y desarrollo tecnológico, y la formación de capital humano en todos sus niveles y su inserción en el entorno laboral, entre otras posibilidades.

Especialistas de diversos sectores sociales, políticos, académicos y económicos participaron en el foro convocado por EAFIT. 

Especialistas de diversos sectores sociales, políticos, académicos y económicos participaron en el foro convocado por EAFIT.

En cuanto a herramientas de tipo financiero, se destaca la creación del Fondo Distrital para la Financiación del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, que puede recibir recursos de entidades del orden nacional, así como “recursos económicos públicos o privados, de cooperación internacional, donaciones u otras modalidades, para la financiación de programas y proyectos de interés científico, tecnológico y de innovación para el Distrito".

Otros instrumentos de este tipo incluyen los estímulos tributarios para empresas de base tecnológica instaladas en el Distrito, la nueva Estampilla Pro-Innovación y el acceso directo a recursos de cooperación internacional. 

Al mismo tiempo, sobre estos estímulos, el profesor y director de Desarrollo Económico y Social de ProAntioquia, Alejandro Torres, advierte que “los incentivos tributarios son importantes pero no son definitivos al final del día. Si no están acompañados de un ecosistema real de CTeI, terminan siendo accesorios, y pueden terminar erosionando el presupuesto del Distrito".

Es importante también crear consciencia sobre las implicaciones de este proceso de construcción en el nivel nacional. El vicerrector de CTeI Antonio Copete apunta que “Antioquia da ejemplo sobre lo que se podría y se debería hacer en el resto del país en desarrollo de capacidades en CTeI", y el viceministro de Conocimiento, Innovación y Productividad de Minciencias, Sergio Cristancho, agrega que “el Distrito sería un escenario ideal como sand-box regulatorio, en el que se podrían explorar y probar muchas políticas a nivel nacional".​ 

“Somos Distrito porqu​e Medellín es una fuente fructífera de creatividad, emprendimiento y patentamiento. En las aulas, en los grupos de investigación, en las empresas hay una apuesta seria por la innovación". David Hernández, vicerrector  de Extensión U de Antioquia​​

​Aspiraciones y desafíos 

Existen múltiples aspiraciones y desafíos de acuerdo con lo expresado por los panelistas del Foro del Distrito de CTeI, y que se pueden abordar a través de los ejes Academia, Empresa, Estado y Sociedad.​

Para el Estado, representado en el encuentro académico por la Alcaldía y el Concejo Distrital, una parte importante de sus responsabilidades se centran en el desarrollo e implementación de la política distrital de CTeI, la reglamentación de las herramientas que contempla la Ley 2286, y la generación de las condiciones que el Distrito requiere a través de marcos de política como el de innovación transformativa.

Al respecto, Santiago Echavarría, director del Centro de Ciencia y Tecnología de Antioquia (CTA), destaca la importancia de acompañar esas políticas de largo plazo con planes de CTeI que se renueven cada tres o cuatro años, y que contengan metas e indicadores muy claros, que se midan constantemente.

Desde la Academia, el Vicerrector de Extensión de la Universidad de Antioquia, David Hernández, enfatiza la discusión social aplicada sobre la discusión jurídica: “Somos Distrito porque Medellín es una fuente fructífera de creatividad, emprendimiento y patentamiento". Y agrega que las universidades han cumplido un rol fundamental en el desarrollo de esta vocación.

Hernández resalta la importancia de las universidades en la educación precedente, es decir, en la asesoría a instituciones educativas para incentivar la creatividad y la innovación desde las edades más tempranas.

Desde el punto de vista empresarial, Yaneth Londoño, CEO de la firma textil Offcorss, y Catalina Isaza, creadora de la spin-off de dispositivos médicos Innmetec, coinciden en resaltar la importancia de los impactos del Distrito en el desarrollo de talento humano, y en el fortalecimiento de conexiones en el ecosistema de Medellín, entre emprendedores, las grandes empresas, la universidad y el Estado.

Londoño subraya la importancia de los incentivos fiscales para las pequeñas y medianas empresas, que enfrentan muchas dificultades a la hora de invertir en innovación y mejoramiento de la productividad, y asegura que el sector textil puede hacer grandes innovaciones en temas como el desarrollo de fibras y nuevos materiales que se pueden potenciar a través de las herramientas del Distrito.

Por último, como voz de la sociedad civil organizada, Javier Márquez, cofundador de la Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila, expresa sus preocupaciones por las crisis de tipo social y ambiental que afronta el Distrito, y hace un llamado a tener una visión integral del territorio, para que sus instrumentos beneficien y sean aprovechados por sectores sociales como las comunidades étnicas y campesinas que son parte integral de la ciudad.

El establecimiento del Distrito y sus herramientas abren una ventana de oportunidad para una transformación real basada en la ciencia, la tecnología y la innovación. Está en manos de todos como ciudadanos y como instituciones asumir la responsabilidad de aprovecharla, y que se convierta en un modelo de desarrollo innovador para todo el país.

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Las ciencias y las artes en tiempos de incertidumbre

Marzo 22, 2021

Integrantes de los 128 semilleros de investigación construyeron el Manifiesto por las ciencias y las artes en el que plasmaron declaraciones sobre su papel en tiempos de incertidumbre. Una reflexión de quienes se inician en el campo de la investigación.

María Dilia Rosa Reyes Torres, Colaboradora.

"¿Qué nos quedó de la pandemia? Eso nos preguntamos los miembros del semillero del cual hago parte. A partir de ese interrogante empezamos a reflexionar –asegura Estefanía Barreneche Molina, estudiante de noveno semestre de Ingeniería de Diseño de Producto y coordinadora del Semillero de Investigación de Innovación y Emprendimiento–. Algunos respondieron ‘esperanza’, otros ‘trabajo colaborativo y en comunidad’, que fueron claves para nosotros, pues eso nos permitió renacer en medio del confinamiento. Alrededor de esas palabras estuvimos pensando”.

Ese proceso se convirtió en una gran lluvia de ideas en la que los aportes iban cayendo y fluyendo con la intensidad de las lluvias que se precipitan sobre el Pacífico colombiano. Gracias a la inspiración de los estudiantes fueron adquiriendo forma mientras se escuchaban en un proceso de cocreación que se desarrolló en encuentros virtuales.

La discusión se fue nutriendo con la guía de otros interrogantes “profundos”, como los califica Barreneche: por qué son importantes las ciencias y las artes en tiempos de incertidumbre, y tres palabras que debían describir sobre por qué hacían parte de un semillero de investigación.

“Les propusimos esas dos preguntas a los estudiantes para tener un espacio de reflexión con el fin de conocer cuáles eran sus perspectivas individuales y colectivas sobre el papel de las ciencias y de las artes en un futuro caracterizado por la incertidumbre”, afirma Sara Vélez Zapata, líder de la Oficina de Planeación y Descubrimiento Formativo de la Vicerrectoría de Descubrimiento y Creación, quien tiene a su cargo el programa de semilleros de investigación de la Universidad EAFIT.

Así, llegaron a unas afirmaciones poderosas que invitan a la comunidad eafitense a seguir imaginando el futuro desde la Universidad; por ejemplo: “El arte nos invita a imaginar futuros posibles, un futuro en el que la vida florece. Y la ciencia nos da las herramientas y el conocimiento para construir ese futuro. Lo que nos une es la esperanza y el trabajo colaborativo en comunidad”.

Afirmaciones como las anteriores fueron compiladas por Alejandra Vidal Ramírez, profesora coordinadora del semillero mencionado, quien luego de escuchar cuidadosamente a los estudiantes reunió sus aportes en una sola declaración que es una de las que se encuentran plasmadas en el Manifiesto por las ciencias y las artes.

"Dan esencia a la vida"

El manifiesto contiene una serie de declaraciones que formularon los estudiantes de pregrado y posgrado que hacen parte de los semilleros de EAFIT. En estos espacios de investigación hay registrados un total de 1.714 estudiantes.

Su propósito es “visibilizar la voz de semilleristas y compartir qué es lo que los motiva a ser parte de estos grupos académicos y conectar eso con las perspectivas de futuro. La idea se inspiró en manifiestos que ha hecho la Universidad de los Niños EAFIT y en el documento Descubrimiento y creación para el futuro, un ejercicio de reflexión y conversación con investigadores de EAFIT y expertos que fue movilizado por la Vicerrectoría”, comenta Sara Vélez.

Las preguntas orientadoras se enviaron a los semilleristas que comenzaron su reflexión en reuniones virtuales. Las respuestas fueron sistematizadas y en ese punto se encontraron patrones que fueron útiles y cobraron importancia a la hora de construir el manifiesto, el cual fue presentado el 20 de octubre del año anterior en el lanzamiento de la Feria de Semilleros de Investigación “Sembrando interacciones”.

Los semilleros se articulan con los pregrados y posgrados, en tanto su trabajo se desarrolla de acuerdo con los intereses que les surgen a los estudiantes en su proceso de formación académica. Foto: Róbinson Henao.

 

En ese espacio, que fue exclusivo para los semilleristas, se generaron conversaciones en las que se recibieron comentarios que se añadieron a la versión final del documento, que se encuentra disponible en el Repositorio Institucional de la Universidad.

“Los geólogos somos como los médicos de la Tierra y si queremos hacer una buena práctica con lo que tenemos en este momento en la superficie, tenemos que mirar su historia clínica primero. Esas escalas de tiempo corresponden a dicho propósito”.

De acuerdo con la Sara Vélez, la comunidad eafitense ha brindado una excelente acogida al manifiesto, lo que se evidencia “primero, en el reconocimiento del papel de los semilleros de investigación en la Universidad; segundo, en una celebración y felicitación por visibilizar las voces de los estudiantes; y tercero, por la invitación a imaginar el futuro desde las ciencias y las artes”.

Lo anterior va de la mano con que estas declaraciones son coherentes con uno de los propósitos de la Vicerrectoría que busca una mirada más amplia de la investigación, en la que se tengan en cuentan los procesos creativos. De hecho, este documento no se escribió en forma de carta abierta, por ejemplo, porque no tiene un destinatario específico ni un formato que le haga perder vigencia: busca permanecer vivo y visibilizar las declaraciones de los semilleristas.

Varios semilleros desean hacer sus propias declaraciones de futuro, lo cual amplía la reflexión propuesta por el manifiesto y lo convierte en un documento vivo.

"Nos permiten soñar, crear e imaginar"

Las 50 voces de semilleristas que se unieron en el manifiesto también describieron sus experiencias en estos espacios de investigación formativa y confluyeron en el asombro, la curiosidad, el conocimiento, la experimentación y “la pasión que nos caracteriza, ya que somos personas con vocación de investigación y de aprender cada día más”, indica Carlos Castaño Restrepo, estudiante de Ingeniería Mecánica e integrante del Semillero de Investigación en Mantenimiento (Sime).

Para él, dicho manifiesto es una construcción conjunta en la que se compartieron experiencias y conocimientos. De forma similar lo define Tomás Ramírez Restrepo, estudiante de la Maestría en Ingeniería e integrante del semillero SiSIT, quien asegura que “entre el arte y la ciencia hay sinergia: hay obras de arte que se inspiran en la ciencia y hay parte de esta que se inspira en el arte.

Por eso no concibo que sean mundos aislados, ambos se complementan”. Los dos hacen parte de ese amplio grupo de estudiantes que identifican problemáticas y desarrollan proyectos para plantear alternativas de solución en el marco de las Agendas de Conocimiento de la Universidad, como se plasma en el documento, en el que también escribieron que la colaboración, el trabajo en equipo y el servicio los motivan a ser parte de estas comunidades de aprendizajes.

"Guían el pensamiento"

“Cuando terminamos este ejercicio, que fue muy motivador, nos escribieron desde varios semilleros diciéndonos que querían hacer sus propios mani - fiestos y esto también lo convierte en un documento vivo, puesto que amplía la reflexión y continúa alimentándose luego de su lectura”, afirma Sara Vélez.

Este fue el caso del semillero de Estefanía Barreneche, quien en repre - sentación de sus compañeros cuenta que les surgió la idea de declarar sus propios principios básicos, aquellos que los rigen, como la importancia de formarse como líderes, preocuparse o interesarse por el otro, mantener el diá - logo permanente, el trabajo en equipo y la búsqueda constante de propósitos.

“El manifiesto influyó en mi vida personal porque con esta palabra también me encontré en un curso del pregrado –concluye Barreneche–.

Entonces hice declaraciones para mi vida: la principal, no me permito hacer cosas que me hagan sentir frustrada… soy apasionada”.

 

Los integrantes de los semilleros se unen para identificar problemáticas y proponer alternativas de solución. Foto: Róbinson Henao.

 

Diez frases del manifiesto que dan esperanza
  1. Las ciencias y las artes son herramientas que le permiten al ser humano vislumbrar la realidad tal cual como es y son herramientas que disipan la incertidumbre.
  2. Ellas nos permiten concentrarnos en problemas más grandes que nosotros mismos y observar que hacemos parte de un todo.
  3. Las ciencias y las artes son motivo de inspiración y desarrollo y, en tiempos de incertidumbre, son la brújula que dan claridad y norte al camino.
  4. Descubrirnos cada día, a través de la investigación y la exploración, qué es importante para crecer personal, profesional y académicamente.
  5. Nos permiten soñar, crear e imaginar sin límites para encontrar otras posibilidades.
  6. La ciencia y el arte son fundamentales para la supervivencia porque nos permiten conocer, crear, construir, expresar, dar y compartir.
  7. Son importantes para reconocer las mejores maneras de conducir nuestras sociedades hacia un bienestar común, eficiente, sostenible y responsable.
  8. La ciencia le permite al ser humano modelar y predecir lo que sucede, y el arte expresar lo que percibe.
  9. Guían el pensamiento, a través de la razón y la curiosidad, y de la reflexión que permite el arte para sosegar el alma.
  10. El arte es la mejor herramienta para conectarnos y crear lazos con otros.
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Proyectos en Educación 4.0 para revolucionar las mentes

Marzo 22, 2021

Cuatro investigaciones de la Universidad EAFIT contribuyen al fortalecimiento de la formación virtual.
Al presentar los resultados, sus profesores líderes demuestran la importancia de unir pedagogía, tecnología y creatividad.

 

Paola Andrea Cardona Tobón, Colaboradora.

Hablan con pasión de sus proyectos y, aunque lo hagan en tono pausado, sus mentes van a mil revoluciones. Son profesores e investigadores que vienen trabajando en pensar cómo hacer del aprendizaje una experiencia cercana, amena, actual, que enamore a los estudiantes tanto como ellos lo están de las tecnologías al servicio de la educación.

Uno de ellos es el profesor Pedro Vicente Esteban Duarte, adscrito al Departamento de Ciencias Matemáticas, quien recuerda que sus primeros alumnos, hace más de tres décadas, le enseñaron a escuchar y a darse el tiempo para dialogar. Desde entonces, aseguró, los momentos más valiosos son aquellos en los que pueden “crear juntos”.

Y qué palabras más sugestivas: “crear juntos” en un mundo como el actual que vive en constante transformación, que ofrece tantas posibilidades, que invita a caminar por las rutas de la innovación, que plantea salones sin barreras, abiertos, que pueden generarse en el mundo virtual o real de un colegio, una universidad, una biblioteca o en casa.

Un período histórico que abre puertas físicas y digitales para generar conexiones inéditas entre maestros y estudiantes. Pero no se trata solo de avances tecnológicos, de capitalizar lo que puedan aportar las aplicaciones, las plataformas o los entornos colaborativos basados en la lúdica. La clave está en los modelos pedagógicos generados a partir de ellos. Así lo creen los investigadores de los proyectos de Educación 4.0 de EAFIT que, con sus desarrollos, están realizando aportes para una mejor educación virtual.

Procesos educativos sustentandos en datos

La llamada Cuarta Revolución Industrial llegó con transformaciones de la mano de tecnologías de la información, internet de las cosas, inteligencia artificial, impresión 3D, big data, realidad virtual y aumentada, y robótica, entre otros. Ese movimiento global impulsado desde los procesos industriales se ha expandido a otras áreas como la educación, donde está ayudando a mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Con Educación 4.0 se vive una revolución marcada por la forma de adquirir y difundir el conocimiento, con un aprendizaje flexible en función de las necesidades e intereses del entorno, personalizado, al ritmo de cada alumno; un aprendizaje con realimentación constante, a partir del análisis de datos e información.

Que los estudiantes interactúen de manera práctica con las herramientas tecnológicas es indispensable en este modelo, pero las tecnologías deben facilitar una transición pedagógica que, para Helmuth Trefftz Gómez, director del Laboratorio de Realidad Virtual de EAFIT, “es lo más importante, entendiendo que los estudiantes llegan hoy con grandes habilidades digitales con las cuales se sienten muy cómodos y que deben motivar a los docentes a evolucionar de la tiza y el tablero”.

Los investigadores líderes de esos proyectos explican a continuación el trabajo adelantado y sus logros. Tres iniciativas fueron financiadas por el Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación y promovidas por la Gobernación de Antioquia con fondos del Sistema General de Regalías. Se orientan al fortalecimiento de la educación virtual en la región, por lo que sus desarrollos apoyarán la labor de entidades educativas desde básica hasta superior, como la Institución Universitaria Digital de Antioquia.

Los desarrollos tecnológicos se hicieron en el Laboratorio de Realidad Virtual de la Universidad EAFIT. Foto Róbinson Henao

 

Procesos educativos sustentandos en datos

El profesor y sus alumnos se ponen sus visores de realidad virtual. De repente, ya no están en el salón ni en su casa, aparecen en un espacio virtual que comparten y en donde cada uno tiene un avatar o personaje que lo representa.

Cuando el profe introduce una ecuación, la superficie correspondiente toma forma, con un tamaño similar al de una cancha de baloncesto.

Pueden caminar por ella, verla desde diferentes ángulos y comprender el espacio en tres dimensiones, todo eso mientras reciben la explicación, de manera práctica, de conceptos que sin esta herramienta serían abstractos y posiblemente más complejos de entender.

Es la asignatura Cálculo de Varias Variables, de Pedro Vicente Esteban Duarte, profesor del Departamento de Ciencias Matemáticas.

Las primeras semillas de la investigación Realidad mixta para apoyo de la educación a distancia se sembraron hace 14 años.

Helmuth Trefftz Gómez, director del Laboratorio de Realidad Virtual y profesor del Departamento de Informática y Sistemas, comenzó a pensar en usar realidad virtual y realidad aumentada para enseñar esa materia que ofrecía Pedro Vicente.

Trefftz Gómez recuerda con humor que para lograr la realidad aumentada en 2006 usaban un visor de realidad virtual y con cinta de enmascarar le anexaban una cámara de computador, y así combinaban las dos imágenes, la real con la virtual: “Casi que cada uno se tenía que inventar su propia forma de hacer las cosas. La tecnología ha cambiado mucho en los últimos años, se ha vuelto más barata y mucho más poderosa. Entonces quisimos, con Pedro Vicente, revisitar la idea de trabajar estos temas en la materia, y realmente nos fue muy bien”.

Usan tecnologías de bajo costo, con respecto a otras, y gran potencial interactivo. En realidad aumentada emplean sus celulares para correr la aplicación. Cuando el profesor introduce una ecuación, la superficie correspondiente hace presencia en los móviles, proyectada encima de una superficie plana, más o menos del tamaño de un tablero grande de parqués. La recorren, se acercan o se alejan para verla desde cualquier punto de vista; para señalar, utilizan un “apuntador láser” virtual.

El piloto lo adelantaron con alumnos del profesor Pedro Vicente. “Llegábamos al salón con un montón de visores. Les hacíamos preguntas para ver qué tanta claridad tenían sobre algunos conceptos. Pedro les ponía unas experiencias diseñadas por él muy cuidadosamente, para que entendieran los conceptos. Después volvíamos a hacerles las preguntas para ver si habían mejorado su comprensión”, explica Trefftz Gómez. Efectivamente, el entendimiento de los conceptos había mejorado. El alto nivel de motivación de los estudiantes fue otro gran logro. Helmuth comenta que hay materias que pueden generar cierto temor, pero con estas herramientas se asumen diferente. “El aprendizaje se facilita cuando uno disfruta lo que está haciendo”, dice.

También en la enseñanza de la física

Además del proyecto, ejecutado con Minciencias, otro de los desarrollos que adelanta el Laboratorio de Realidad Virtual de EAFIT, y que ha sido probado de manera remota, es una aplicación de realidad virtual y realidad aumentada para la enseñanza de la física.

Para ello se unieron con Roberto Enrique Lorduy Gómez, profesor del Departamento de Ciencias Físicas. Y, de nuevo, resultó una clase para nada tradicional: esta vez, aplicando física, se busca enseñar el tiro parabólico de una manera más interactiva. Los alumnos usan las fórmulas que ven en clase con el docente para controlar un cañón y una diana, su objetivo es calcular dónde caerá cada bala.

Ambas aplicaciones se pueden usar de manera remota, un asunto que cobra importancia cuando la presencialidad es difícil. Aunque, “lo que hemos visto con Pedro en los quince o más años que llevamos trabajando juntos es que la tecnología sola no hace la diferencia: es la tecnología de la mano de un enfoque pedagógico apropiado”, concluye Trefftz Gómez.

La educación se enfrenta hoy más que nunca a retos en los cuales es fundamental reinventarse y proponer nuevas metodologías.

Sistema de recomendación para navegar en 30 millones de contenidos digitales

Un profesor de primaria no tendrá que invertir tantas horas de su tiempo buscando en Internet actividades y contenidos para sorprender a su grupo.

Un estudiante universitario no se perderá en un océano de temas, sin saber cuál es el más adecuado, actual y confiable.

Con una plataforma creada por ingenieros de EAFIT, los docentes seleccionarán los contenidos para cada curso académico y los alumnos recibirán sugerencias de acuerdo con las dinámicas de la clase.

El objetivo del proyecto Contenidos de aprendizaje inteligentes a través del uso de herramientas de big data, analítica avanzada e inteligencia artificial era desarrollar una plataforma que recogiera alrededor de 30 millones de contenidos para usarse en temas educativos.

Profesor explicando en clase y varios estudiantes con las gafas de realidad virtual.

Foto: Róbinson Henao

 

Edwin Montoya Múnera, profesor del Departamento de Ingeniería de Sistemas, líder de la investigación e integrante del grupo Giditic, explica que “con esos 30 millones de contenidos creamos un sistema de recomendación que permite a los estudiantes y profesores recibir sugerencias de contenidos similares o de contexto con base en lo que esté empleando en este momento en el curso”.

Por ejemplo, si están en una unidad académica llamada reino vegetal, en un nivel básico de ciencias naturales, con las palabras clave el sistema busca entre esos millones de contenidos y sugiere sus hallazgos, compartiéndolos en la misma plataforma de aprendizaje. Se creó una especie de mano derecha para profesores y alumnos.

Debido al volumen de información, las tecnologías claves para recoger contenidos y que los cursos se mantengan actualizados son big data, analítica avanzada e inteligencia artificial.

“Una de las características de la Educación 4.0 es que está centrada en el estudiante. Se busca adecuar los procesos de aprendizaje y este proyecto está en esa línea porque el poder recomendar recursos y contenido educativo a cada perfil y estilo de aprendizaje es fundamental”, manifiesta José Lisandro Aguilar Castro, docente coinvestigador, quien destaca que una de las ventajas de esta herramienta es la personalización del proceso de aprendizaje.

Los docentes realizaron una prueba piloto de la plataforma con sus propios estudiantes. Los comentarios fueron muy favorables, asegura Edwin Montoya, pues uno de los dilemas actuales es encontrar buena información abierta en internet: “Aún así, hay que destacar que es importante cómo los docentes motivan a que los alumnos usen estos materiales y fomentan el espíritu investigativo”.

Además, la propuesta es importante porque en tiempos de pandemia se requiere cada vez más de bibliotecas digitales con lo último que se ha publicado de las temáticas, pero fáciles de encontrar y utilizar por todos los actores del sistema educativo

Emociones, audio y video

Hay otro asunto que parece sacado de la ciencia ficción: cómo incorporar las emociones en el proceso de recomendación. Es decir, cómo recomendar recursos de aprendizaje explorando las emociones de los estudiantes para adecuar lo que se le ofrecerá en función del estímulo emocional. José Lisandro Aguilar dice que existen muy pocos de estos sistemas, en especial en el ámbito educativo.

Y adelantan otros desarrollos futuros que tienen que ver con sugerir contenidos en audio y video. “Son líneas de investigación en las cuales creamos diferentes prototipos que nos permiten una divulgación en ámbitos científicos”, afirma el profesor Edwin.

Montoya enfatiza en que “el estudiante lo que hace tradicionalmente es buscar en internet; ahora, con este sistema, le van a llegar recomendaciones relacionadas con lo que necesita. El principal beneficio es mantener actualizado cualquier curso que use el sistema, proceso que ya no va a depender de un humano pues el propio sistema empieza a aprender de los últimos desarrollos y se actualiza él mismo”.

Identificar las características del estudiante y del contexto que inciden en su proceso educativo da pistas para apoyarlo y sugerirle condiciones más favorables según su estilo de aprendizaje.

Resolver problemas y retos como una colonia de hormigas

Planeta Giant. La Colonia Hormicon, habitada por una comunidad de hormigas mutantes, los Formícidos, que tienen los secretos de la inteligencia colectiva para solucionar retos o problemas sociales, te guiará por un camino en el que podrás adquirir los poderes de su éxito como especie…

No es una película de dibujos animados, es la introducción del proyecto Desarrollo de un gestor de inteligencia colectiva y un marco de trabajo para el aprendizaje a través de la resolución colaborativa de problemas en entornos educativos transmediales. Su objetivo es fortalecer la educación virtual en Antioquia utilizando un campus virtual que se basa en inteligencia colectiva y que permite aprender, de forma lúdica, a resolver problemas de manera colaborativa.

“El asunto era cómo reconocer que todos tenemos habilidades y conocimientos que son útiles para que aprendamos y podamos darle solución a problemas de nuestro entorno, de tal forma que ese aprendizaje sea realmente significativo. Hablamos de un aprendizaje que resuelve problemas reales que tienen las personas que participan en el proceso educativo”, explica María Isabel Villa Montoya, investigadora principal, doctora en Contenidos de Comunicación en la era Digital y coordinadora del MediaLab EAFIT.

El proyecto trabajó con un equipo interdisciplinar que vinculó a ingenieros, sociólogos, diseñadores, educadores y comunicadores: “Esto es una gran opción para pensar la educación a futuro de manera muy ambiciosa, proyectando que podemos llegar muy lejos cuando trabajamos desde áreas tan variadas”.

“Diseñamos –continúa– un paso a paso en el cual los estudiantes, cumpliendo con una metodología, pueden resolver un problema y aportar desde su conocimiento y experiencia a esa resolución. Partimos de una corriente de aprendizaje fundamentada en retos. Esa es la base del aparato metodológico, pero fue concebida y diseñada por el equipo”.

Pensaron en interacciones o momentos de validación y testeo del software que utilizarían. Para revisar la metodología crearon un Mooc (Massive Online Open Courses o cursos online masivos y abiertos) llamado Inteligencia colectiva, conceptos, herramientas y aplicaciones para la educación virtual, al que asistieron docentes universitarios, de educación básica y secundaria, y se inscribieron 168 estudiantes de siete departamentos.

Esto fue fundamental para evaluar la manera en la que las herramientas se adaptaban a las necesidades de los usuarios y sus características demográficas, habilidades y competencias digitales. Con los resultados de esa prueba piloto empezaron el diseño del gestor de inteligencia colectiva con Único Digital, empresa aliada que aportó el conocimiento de desarrollo técnico de la plataforma. Con ella moldearon el software y crearon una micro certificación en Diseño Digital que tuvo 113 inscritos y que también funcionó como validación del trabajo.

Luis Alejandro Cárdenas Franco, uno de los coinvestigadores y jefe del pregrado en Comunicación Social, resalta el haber podido realizar un proyecto con evaluación directa de usuarios en una plataforma funcional. El trabajo se hizo con personas de diferentes regiones de Colombia; aunque remoto, les permitió acompañar a docentes y estudiantes, y establecer una metodología “que estamos trabajando con Giant, en la cual hemos identificado unos pasos que vamos a seguir desarrollando en relación con el tema de educación virtual”, concluye Cárdenas.

estudiantes en proceso educativo da pistas.

Identificar las características del estudiante y del contexto que inciden en su proceso educativo da pistas para apoyarlo y sugerirle condiciones más favorables según su estilo de aprendizaje.

Foto: Cortesía del proyecto

 

Resolver problemas y retos como una colonia de hormigas

¿Qué pasaría si un profesor pudiera tener a la mano información sobre cuánto tiempo permanece un estudiante en un contenido, desde qué dispositivo se conecta, a qué nivel de ruido está expuesto, cómo son sus condiciones de luz o si se desplaza físicamente cuando estudia un tema?

“Acceder a ciertos datos como esos, que permitan entenderlo a él y a su contexto, es una gran ayuda porque en la virtualidad se presentan situaciones que retan aún más que las que ocurren en un salón de clase”, asegura Marta Silvia Tabares Betancur, profesora investigadora del Departamento de Informática y Sistemas.

Durante el proceso de aprendizaje, todo docente se pregunta por qué falla el estudiante en las evaluaciones: “Entonces –continúa la profesora Marta Silvia–, el profesor entra a analizar y encuentra que hay afectaciones por el lugar donde estudia o descubre que se queda cinco horas en un contenido y ahí el resultado adquiere sentido. Así que lo realimenta, le hace comparaciones con otros contenidos o con otras estrategias para mejorar su entorno porque tiene diseñada la dinámica pedagógica para lograrlo, basada en lo que indican esos datos”.

Pensando en las potencialidades que ofrece la llamada Educación 4.0, un equipo de investigación liderado por la profesora Tabares Betancur, en conjunto con la empresa Lantia, se preguntó cómo podían aportar a una solución. Así surgió el proyecto Omnicanalidad para la educación, el cual lleva a una “pedagogía basada en la analítica”.

La profesora argumenta que “como maestros, no podemos pensar solamente en dar un tema. Hay que decir cómo podríamos evolucionar e impactar al estudiante y cómo a partir de los datos que me están entregando las aplicaciones se puede regenerar el conocimiento y el proceso de aprendizaje”.

Uso de analítica avanzada

¿Todos los días, las personas usan sus teléfonos celulares. El comercio capitaliza este hecho y facilita a sus usuarios experiencias de compra sin ir a una tienda física, abriendo múltiples canales. La educación también puede aprovechar esta tecnología para analizar cómo ciertas variables influyen en el desarrollo académico de una persona.

El asunto no es nuevo, aclara la profesora Marta Silvia, desde hace años una corriente de investigadores asiáticos viene trabajando en ello con dispositivos móviles para enseñar en colegios teniendo en cuenta los contextos de aprendizaje.

En el proyecto de Omnicanalidad pensaron en realimentar al estudiante desde un escenario de “micro aprendizaje”, el cual trata de crear una forma pedagógica de entender el proceso de aprendizaje en un contexto consciente; además, se aprende de un tema específico, con contenidos cortos y evaluaciones.

El piloto lo implementaron la profesora Marta y la también docente Paola Vallejo Correa con sus grupos del segundo semestre de 2020. Definieron que trabajarían con una forma de micro aprendizaje abierto. ¿Cómo actúa el estudiante en ese ambiente de micro aprendizaje? ¿Cuáles son las variables del contexto o los contenidos que tienen mayor incidencia en su nota? Esas fueron dos de las preguntas que se formularon para responder desde modelos de analítica avanzada.

Paola Vallejo Correa destaca que identificar cuáles son las características del estudiante y el contexto que influye en su proceso da pistas para apoyarlo o sugerirle cuáles son las condiciones más favorables en función de su estilo de aprendizaje o de los resultados que ha obtenido. Como parte del trabajo crearon una aplicación web a la que se puede ingresar desde un navegador para permitir a los estudiantes acceder a ciertos contenidos y evaluarse por medio de pruebas cortas.

Para el proyecto fue valioso poder captar información, analizarla y empezar a construir las conclusiones, con un módulo de realimentación que le informa al alumno cómo progresa. “Hay mucho por explorar en este sentido”, opina la profesora Tabares Betancur, quien afirma que “es posible aportar a diferentes asignaturas y temáticas, inclusive desde la primaria”.

Explica con emoción que hacerle ver al estudiante que donde está trabajando hay ruido que afecta su concentración o que cuando haga una evaluación automáticamente se le diga en qué ha avanzado y en qué debe reforzar para recuperarse, lo llevará a otro nivel y hará que se sienta acompañado en todo su proceso.

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